La belleza del día: “La toilette", de Henri de Toulouse-Lautrec

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

"La toilette" (1889) de Henri de Toulouse-Lautrec

Una mujer pelirroja, desnuda hasta la cintura, sentada en el suelo, de espaldas a nosotros. También está de espaldas al artista que la está pintando, Henri de Toulouse-Lautrec. La obra es de 1889, un momento que en Francia es conocido como la Bella Époque: el período entre el final de la Guerra franco-prusiana en 1871 y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.

¿Quién es la mujer? Hay versiones que dicen que se trata de una de las modelos favoritas de este pintor francés: Carmen Gaudin, una joven trabajadora que posó para varias de sus obras. También están los que sugieren que es Suzanne Valadon, también pintora y musa de artistas como Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir y Pierre Puvis de Chavannes,

Para el momento en que Tolouse-Lautrec pinta esta obra, que tituló como La toilette, ya era un artista de renombre. No sólo como pintor, también como cartelista francés. Todos lo conocían de la noche parisina. Y también eso era lo que representaba en sus obras. Es, en palabras de la crítica Laura Isola, el artista que hizo de la vida nocturna y los cabarets su teatro de operaciones.

Se lo enmarca en el movimiento postimpresionista, aunque su todos dicen que esa categoría le queda chica. En su técnica está la chispa de un genio, pero también en sus representaciones, porque supo construir postales de una París nueva, brillante, embriagadora, donde la mezcla entre clases no solo se aceptó sino que también se puso de moda.

Caminaba de smoking, sombrero y bastón, entre prostitutas, borrachos, burgueses y artistas. Ese era su mundo. Así lo pintó. Murió joven, a los 36 años. Contrajo sífilis y era alcohólico. Su salud estaba muy deteriorada y todo se agravaba con las manías, depresiones y neurosis que comenzó a padecer.

En 1897 se desplomó en la calle por la borrachera. Al poco tiempo tuvo delirium tremens: cuentan que llegó a disparar a las paredes de su casa creyendo que estaban llenas de arañas. Siguió pintando. Ni siquiera eso lo detuvo. Pasó un tiempo internado en un sanatorio para enfermos mentales. Murió el 9 de septiembre de 1901, mientras dormía.

La pintura fue donada al estado francés por Pierre Goujon a su muerte en 1914. Se exhibió en el Musée du Luxembourg, luego en el Museo de arte moderno, hoy en el centro Pompidou, y más tarde en el Louvre. Desde 1983 está en el Museo de Orsay, a orillas del Sena, en el centro de París.

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