Diario de la peste 52: Una fe que se transporta

Día a día, el gran escritor portugués y maestro del texto breve busca poesía en el sombrío mar de la cuarentena. Infobae reproduce sus columnas, que son originalmente publicadas por Expresso y que, traducidas por Paula Abramo, tomarán forma de libro en Interzona

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Una mujer con tapabocas camina junto a una ventana en la que se ve una virgen María en Dublin, Irlanda. (REUTERS/Clodagh Kilcoyn)
Una mujer con tapabocas camina junto a una ventana en la que se ve una virgen María en Dublin, Irlanda. (REUTERS/Clodagh Kilcoyn)

13 de mayo de 2020

Nuestra Señora transportada en pickups.

Día religioso para muchos.

Una fe que se transporta. Una fe nómada.

En los pueblos, la gente se acerca a las encrucijadas para ver pasar la imagen de Nuestra Señora.

Algunas personas mayores se arrodillan en la encrucijada.

Hace tiempo, el artista Santiago Sierra puso desempleados a sostener una pared a un ángulo de 60 grados.

Un trabajo inútil, una provocación.

Trabajaban por turnos para soportar una pared con esa precisa inclinación.

¿Qué cosas aceptas hacer cuando estás desempleado?

Escribir una lista.

Las encrucijadas siempre son problemas, a no ser que salgas de casa ya con una respuesta.

El Parlamento europeo cedió hace una semana "uno de sus edificios en Bruselas para acoger decenas de mujeres sin hogar".

Se apartan mesas y sillas para hacer cuartos.

Las oficinas se convierten en dormitorios. Hay comida y médicos.

La OMS dice que los seres humanos quizá "tengan que vivir con el covid-19 para siempre, como se vive con VIH".

Una amiga que está en el campo me dice que alguien allí cerca cortó una araucaria.

Tenía que ser, dice.

Es un árbol que crece demasiado.

"La decapitaron", añade.

Hay un discurso que asegura que los árboles no pueden crecer más allá de cierto tamaño sin poner en peligro la vida del dueño de la casa.

La altura de la naturaleza, el largo y ancho del miedo.

La palabra decapitar introduce un temblor en cualquier frase.

Aun estando cerca del jardín.

Lavoisier fue guillotinado en la Revolución Francesa, el 8 de mayo de 1794.

Días atrás. No se registró la fecha.

Fundamental para la química y la biología.

Identificó el oxígeno (1778) y el hidrógeno (1783), etc.

Nombrar y dominar las pequeñas cosas. La misma ciencia en 2020.

Fue ejecutado en cuarto lugar, dentro de un total de veintiocho ciudadanos que acabaron sin cabeza ese día.

Lagrange, un matemático: "ni un siglo será capaz de producir una cabeza igual a la que hicieron caer en un segundo".

Un siglo, un segundo.

Dos medidas. Todo es tiempo.

Cambiar el ritmo de las cosas.

Una guillotina que tarde un siglo en caer. O sólo un año y medio, hasta que haya una vacuna.

Una fábrica con nuevos ritmos.

Libros escolares viejos. Desempacar cosas, polvo, alergia.

Casi en la misma página, la ley de Lavoisier y la hermosa Revolución Francesa.

Volver a hacer viejos libros hasta que los viejos libros se vuelvan otra vez nuevos.

"Presidente de Madagascar rechaza críticas al té 'curativo', denunciando una actitud condescendiente para con la medicina africana."

La planta que se usa para el té se llama artemisia.

Algunos efectos terapéuticos comprobados para otras enfermedades.

Los nombres de plantas y árboles son nombres de diosas, o podrían serlo.

Parecen curar el cuerpo sólo por la vibración del nombre en el aire.

Pero a veces la vibración no basta. Los seres vivos exigen otras cosas.

Noto que pocos animales tienen nombres de dioses; comprender por qué. Pero no ahora.

A los griegos les gustaba más la melancolía de las plantas.

Mareos, tengo que ver de qué se trata. Demasiados días así.

Acostado, me siento bien, pero a veces es bueno estar sobre dos pies.

No parecen días, sino días en medio de algo.

Como si el día, ni aun terminado, estuviera completo.

Está siempre entre una cosa y otra.

Estos días son siempre el hermano de en medio.

Necesidad de ligereza; darles comida a las perras organiza mi tiempo. Sin su hambre, seguramente sentiría más vértigo.

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