Con una de las colecciones de arte latinoamericano más grandes de Estados Unidos, el Museo de Bellas Artes de Houston relanzó su archivo gratuito on line (ICAA), que dispone de ocho mil documentos digitalizados, “un corpus monumental que posee el potencial de reescribir la historia del arte de la región”, dijo su directora Mari Carmen Ramírez.
El Centro Internacional de las Artes de las Américas (ICAA) supone una suerte de brazo de investigación del museo estadounidense, específicamente del Departamento de Arte Latinoamericano, cuya curadora es a su vez Ramírez.
Si bien este sitio web para investigadores registrados existe desde hace ocho años, fue recientemente rediseñado y ampliado, por lo que los miles de manuscritos son ahora de acceso global y gratuito.
Un poema caligráfico que Diego Rivera realizó en 1923 para la primera revista estridentista; el Manifiesto de Arte Concreto, de Gyula Kosice, que surgió a raíz de dos exposiciones realizadas en las casas de Pichón-Rivière y Grete Stern; una carta del poeta Rafael Alberti, enviada desde Roma a León Ferrari (1965) o la declaración mecanografiada del movimiento Tucumán Arde (1968) son sólo algunos de los miles de documentos que se pueden encontrar en la web.
“En términos de arte latinoamericano está todo por hacerse. Hay ciertas áreas que han sido más estudiadas pero otras completamente inéditas. Lo importante aquí es que tienes acceso a las fuentes originales entonces, la historia, tal como se ha escrito, cambia, porque consigues nuevos datos, nuevas apreciaciones, que muchas veces no se han contado en la historiografía oficial, sencillamente porque no había acceso a estos documentos”, explica la puertorriqueña Mari Carmen Ramírez.
Con una extensa carrera dedicada a ubicar el arte latinoamericano en espacios de máximo prestigio, Ramírez ha curado decenas de exhibiciones, recibió varios galardones y la revista Time la incluyó en una de sus listas de “Los 25 hispanos más influyentes en Estados Unidos”.
“Este proyecto puede incentivar exposiciones sobre temas inéditos; tiene la capacidad de deconstruir y volver a construir el canon. Es un archivo limitado pero tiene una capacidad infinita de crecimiento”, se entusiasma la mujer nacida en San Juan de Puerto Rico.
La idea de la plataforma fue concebida por hace ya veinte años por Ramírez, cuando reconoció que la falta de acceso a las fuentes primarias era una barrera fundamental para comprender generaciones enteras de artistas que hicieron importantes contribuciones al arte del siglo XX y XXI.
Por entonces, 16 equipos de investigación ubicados en diferentes ciudades de América latina comenzaron el proceso de recuperación y digitalización de estos documentos -cartas, manifiestos, artículos de periódicos y revistas, reseñas de exposiciones, textos teóricos- de artistas de América Central, América del Sur, Caribe y de comunidades latinas en Estados Unidos.
Al navegar se encuentra, por ejemplo, una revista de 1965 que da cuenta de espectadores “azorados” al ver una pareja en paños menores en La Menesunda, emblemática obra de Marta Minujin en el Di Tella; o una misiva del escritor Mario Andrade enviada a la brasileña Tarsila do Amaral, diciéndole que abandonde París y regrese a sus raíces “rancheritas”, o los 23 mandamientos del genial Federico Peralta Ramos al inventar una nueva religión en 1968, para “hacer siempre lo que uno tiene ganas”.
Este material digitalizado y bilingüe, que se puede navegar por autor, título, fecha o tema, reúne la efervescencia de la cultura, ideas y personalidades de las comunidades latinas del siglo XX y XXI al tiempo que establece bases para una historia comparativa del arte de la región.
“Si bien el archivo tiene que seguir aumentando, el objetivo del proyecto es poder articular una historia comparativa del arte latinoamericano que no existe, es decir, la historia de todos los países. Yo veo al proyecto como una super autopista que permite conectar tendencias y movimientos, contrastarlos y compararlos de un país a otro y viceversa”, explicó.
“Existen áreas que no se han descubierto aun y que pueden tener un impacto muy fuerte. Hay un potencial para crear y generar nuevas historias, nuevas narrativas, y que la puedes hacer desde el principio”, acotó.
Según Ramírez, la primera fase contó con equipos de investigadores en diferentes países -un sistema muy complejo y costoso- por lo que ahora el archivo se sigue alimentando al generar acuerdos con artistas, instituciones fundaciones, herederos que pongan a disposición los documentos.
Si bien en América latina existen archivos de fuentes documentales que son fundamentales, no están accesibles por diferentes motivos, en cambio “esta plataforma no es un archivo como tal”, explica.
Y prosigue: “Cuando identificamos un documento lo pedimos prestado y lo digitalizamos acá en Houston pero jamas nos quedamos con un papel; no tenemos la capacidad de mantener archivos de papel y el objetivo de este proyecto es que sea accesible justamente mediante la tecnología”.
Entre los puntos fuertes, destaca también la colección más completa de documentos relacionados con un significativo trabajo de la artista venezolana Gego, Reticularea, de 1969. Además, hay manuscritos, cuadernos y diarios de obras paradigmáticas de artistas como Carlos Mérida, Abraham Palatnik, León Ferrari, Antonio Berni, Carlos Cruz-Diez y Beatriz González.
También resaltan la correspondencia y los artículos seminales de colectivos de artistas Latinx, como La raza, Chicago Artist’s Coalition y MARCH (Movimiento Artístico Chicano).
“Esta mejora del archivo on line estaba en desarrollo mucho antes de la pandemia del Coronavirus pero, por supuesto, es más importante que nunca que estos materiales estén disponibles en formato digital”, señala.
Será cuestión de recorrer los miles de documentos on line y aguardar los hallazgos de estudiantes, académicos, investigadores, coleccionistas o entusiastas del arte.
Fuente: Télam
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