La edición especial online de la feria arteBA en la plataforma Artsy se prepara para concluir este jueves con el récord de 185.000 visitantes y un “balance positivo” en ventas, según varios galeristas consultados, quienes destacaron además la necesidad de reinventarse frente a lo virtual y la certeza de que esta modalidad llegó para quedarse.
“Unas 185.000 personas pasaron hasta hoy por la edición especial de arteBA en Artsy”, confirmaron desde la feria que no solo dejó recaudaciones a los galeristas sino también un aprendizaje forzoso y veloz de cómo adaptarse a lo virtual, en tiempos de pandemia.
Este mediodía, mediante una conferencia por Zoom, el Malba anunció la compra de una fotografía y una máscara de la artista mexicana Maris Bustamante, por un millón de pesos, gracias al aporte de ICBC, “una obra icónica del feminismo latinoamericano”, según Andrea Giunta, integrante del Comité Científico Artístico del museo.
“La situación única que estamos viviendo nos pide reinventar la manera en que nos relacionamos con los diferentes agentes del arte. Estamos frente a una coyuntura histórica y tendremos que ser muy creativos y adaptarnos a este nuevo formato virtual”, dice Nahuel Ortiz Vidal, director de la galería Barro, mientras prepara su participación en el Online Viewing Room de Frieze, New York, con obras de Agustina Woodgate.
“Nuestro balance es muy positivo -asegura Ortiz Vidal-: hemos vendido obras de Gabriel Chaile, Martín Legón, Alejandra Seeber, Agustina Woodgate, Matias Duville, Nicanor Aráoz y Amalia Ulman. Publicar las obras con sus precios facilitó el acercamiento de un nuevo público, ya que transmite transparencia y confianza”, considera.
Vale la pena recordar que, desde hace semanas, las galerías de arte de todo el país -y de casi todo el mundo- están cerradas por las medidas sanitarias emitidas por las autoridades, mientras que Artsy es, en estos momentos, una de las más destacadas plataformas de comercialización, con dos millones de visitas mensuales.
“Veo un gran futuro en todo lo que implica tecnología asociado al comercio y a las artes. Tengo la certeza de que será sumamente importante y necesario acostumbrarnos hasta que sea algo habitual”, reflexiona Néstor Zonana, director de Pabellón 4, donde vendió obras de Paula Otegui, Dino Bruzzone y Alejandro Thornton. Pero aclara: “Las ventas no llegan a representar un 20 por ciento de la edición tradicional del 2019”.
"Todos nos enfrentamos a dificultades similares. Hay que ser muy creativo y aprovechar estas transformaciones. Hoy ya no te sentís una hormiga porque la galería vecina triplica tus metros cuadrados… La clave está en tu habilidad para asociar acciones que logren mayor visibilidad e impacto, lo que se traducirá en ganancias", agrega Zonana.
“Lo virtual forma parte del trabajo diario de la galería -dice Rafael Beltrán, uno de los directores de Piedras-. La venta más cara que recuerdo la cerré en Instagram y no cara a cara. Yo no termino de considerar que éste formato sea una feria; es una instancia distinta a la que deberíamos encontrarle un nombre”, opina, mientras se prepara para la edición virtual de PArC, Lima, y con el aprendizaje de haber impulsado cuatro ferias virtuales, entre 2016 y 2018, en la plataforma Tiendanube.
Beltrán cerró hasta ahora ocho ventas: "Presentamos a once artistas de los cuales seis de ellos se vendieron y tengo conversaciones pendientes por obras de los cinco que falta vender. Un coleccionista chileno muy joven adquirió un políptico de 24 tintas de Constanza Giuliani y se transformó en la compra más cara de su colección”, cuenta con orgullo.
La directora de Rolf Art, Florencia Giordana Braun, participa en paralelo de las ferias digitales SP-Arte y Paris Photo, además de arteBA, por lo que da cuenta de la carga de imágenes de altísima calidad que puedan dar cuenta de las múltiples dimensiones de una obra: “Al tener que reunir los contenidos para este tipo de plataforma, uno obtiene por default un diagnóstico de lo que falta”, observa Giordana Braun.
Fue en su stand, dedicado exclusivamente a fotografía, donde se vendió la obra de Milagros de la Torre (Lima, 1965), "Sin título. De la serie Bajo el sol negro", que gracias al aporte de privados pasará a formar parte de la colección del Malba.
“Logré concretar ventas y tenemos varias consultas, e interesados, que espero poder cerrar esta semana. Necesitamos seguir apoyando a nuestros artistas argentinos vivos, hoy más que nunca, porque son el eslabón más vulnerable de esta gran cadena de valor patrimonial y cultural”, señala Gachi Prieto, directora de la galería que lleva su nombre.
"Esta es una instancia de reactivación del mercado, dentro de esta crisis abrupta. Las galerías argentinas somos medianas y pequeñas empresas que sostenemos a toda una red de trabajadores autónomos, no solamente artistas sino productores, curadores, fotógrafos, diseñadores, teóricos y montajistas. Todos ellos dependen del mercado de arte, si no hay ventas toda esa estructura se cae", advierte Prieto.
El director de la galería Quimera, Gabriel Bitterman, relata: “Vendimos dos obras de artistas emergentes, una a un cliente nuevo. En mi caso, cambié la idea que tenía sobre lo imposible de vender obras de arte contemporáneo de forma virtual, sin que el comprador pueda verla en vivo. Seguramente con el paso del tiempo cada vez más personas se animen a la compra virtual”.
“El balance es positivo: pudimos concretar algunas ventas y recibimos consultas -relata Pablo de Sousa, de la galería Aldo de Sousa-. De todas maneras, la plataforma digital supone una diferencia a la experiencia corporal que implica enfrentarse a las obras, y no la remplaza. Esperamos que se pueda concretar la feria porque es muy importante para la escena”, opina.
Según Melisa Jenik, de Roldán, en esa galería “los artistas más consultados fueron Juan Del Prete, Antonio Seguí y Roberto Aizenberg. Estamos contentos. Recibimos muchas consultas y varias de ellas concluyeron en ventas. El balance es positivo”, concluye.
Fuente: Télam.
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