Bajo el nombre de Roberto Godofredo Christophersen Arlt, un día como hoy, el 26 de abril, pero de 1900, nació quien, años más tarde, se convertiría en el gran escritor de su época. Hijo de Karl Arlt, nacido en el Reino de Prusia, y Ekatherine Lostraibitzer, en el Imperio Austrohúngaro, Roberto Arlt fue un porteño con sangre inmigrante. Así se crió, en un clima de mezcla que tenía que ver con el contexto: la Buenos Aires de principios del siglo XX y su ebullición y mestizaje cultural.
Escribió mucho y de todo. Crónicas, cuentos, novelas, obras de teatro. Murió joven, a los 42 años, de un paro cardíaco. Sus restos fueron incinerados en el Cementerio de la Chacarita y sus cenizas arrojadas en el río Paraná. Fue respetado y admirado, pero también ninguneado: lo acusaban de escribir mal. El tiempo lo puso en su lugar. Hoy es un nombre clave en la historia de la literatura. “Quería ser feliz, y no pudo. Tuvo que conformarse con ser un genio”, escribió sobre él Abelardo Castillo.
Sí, Roberto Arlt fue un genio, y en estos cinco libros —apenas una pequeña muestra de su enorme y prolífica obra— queda demostrado.
El juguete rabioso
Es la primera novela de Arlt y el delito ya es un tema. Se publicó en 1926 por la Editorial Latina. Los manuscritos de esta obra datan de la década de 1920, cuando tenía veinte años, y fueron bosquejados en las Sierras de Córdoba. El nombre original era “La vida puerca” pero el editor le recomendó un nombre menos violento para no espantar lectores.
En esta novela, su alter ego es Silvio Astier, quien dice: “En realidad soy un locoide con ciertas mezclas de pillo; pero Rocambole no era menos: asesinaba, yo no asesino”. No hay dudas, esa definición le calza perfecto A Arlt. Ya sea porque es o porque quiere serlo, ficción y realidad son elementos atados con doble nudo por su escritura.
Los siete locos
Segunda novela de Arlt. Se publicó en 1929. Podría decirse que es su obra existencialista. Para muchos éste es el gran libro de Roberto Arlt, su mejor obra y la más importante. Allí narra una sociedad secreta que se reúne para pergeñar un plan maestro que los lleve a voltear el orden social existente para instalar otro, totalmente nuevo.
“Los siete locos es una pintura perfecta de la Argentina irigoyenista, la del caos inmigratorio, la de la democracia inaugurada, la de la mescolanza política suprema, el radicalismo”, dijo Rosana López Rodriguez. Los siete locos culmina con Los lanzallamas, novela que se publicaría en 1931.
El jorobadito
El jorobadito es un cuento pero también un libro de cuentos publicado en 1933 donde se incluyen los relatos “Ester Primavera”, “Las fieras”, “El traje del fantasma” y, por supuesto, “El jorobadito”. En las cuatro obras los narradores están en situación semejante: se encuentran encerrados y aislados. En el caso de “El jorobadito”, quien narra está en un calabozo a consecuencia de algún acto delictivo, lo que lo lleva a confesar sus peores actos. Si bien se trabaja la ideal del mal, el delito y la traición, hay una sutil crítica a la moral burguesa.
La isla desierta
Además de cuentos, novelas y crónicas, Arlt fue un destacado dramaturgo. La isla desierta es una de sus obras dramáticas. Se estrenó en el Teatro del Pueblo el 30 de diciembre de 1937. “Burlería en un acto”: así la definió el propio Arlt.
Todo ocurre en una oficina portuaria, en la que los oficinistas, agobiados por la labor rutinaria que desempeñan desde hace años, comienzan a soñar con un futuro viaje a una isla desierta y soñada. La ensoñación, que por momentos se vuelve vívida, es interrumpida por el jefe y el director de la oficina. Al verlos, ambos deciden echar a todos los oficinistas. La opresión y la libertad son los temas que aquí más se desarrollan.
Aguafuertes porteñas
Esta obra es una antología de artículos periodísticos y crónicas de Arlt que fueron publicados periódicamente en el diario El Mundo entre 1928 y 1933. Luego, estos textos fueron publicadas como libro. ¿Por qué este libro es imprescindible? Porque se narra una época, las calles, las casas, las costumbres, las fiestas, las comunidades, las tristezas, la vida y la muerte.
Artlt es el flâneur latinoamericano y el gran cronista de su tiempo. En su obra se ve la llegada de la Modernidad a América Latina, las migraciones del campo a la ciudad y de Europa a América y la transformación de Buenos Aires en una gran metrópolis. “Comienzo por declarar que creo que para vagabundear se necesitan excepcionales condiciones de soñador”, escribe en una de sus aguafuertes más icónicas: “El arte de vagabundear”. Un verdadero manifiesto periodístico, literario y humano.
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