Diario de la peste 29: Nuestra Señora de las Ventanas

Día a día, el gran escritor portugués y maestro del texto breve busca poesía en el sombrío mar de la cuarentena. Infobae reproduce sus columnas, que son originalmente publicadas por Expresso y que, traducidas por Paula Abramo, tomarán forma de libro en Interzona

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Un mujer lee sentada en la ventana en Atenas (REUTERS/Goran Tomasevic)
Un mujer lee sentada en la ventana en Atenas (REUTERS/Goran Tomasevic)

20 de abril de 2020

Nuestra Señora de las Ventanas, sí.

Todos en espera de que el vacío se vuelva aún más vacío.

Vaciado de aquello que da miedo.

Cubrebocas Louis Vuitton, 199 dólares.

En una caja amarillenta, muy elegante.

Ahí adentro, una bolsa, el mismo nombre: Luis Vuitton.

Anuncia una joya, pero es un cubrebocas café, tamaño M.

¿Tamaño M de mediano, o de miedo?

Imaginar el tamaño M.

El tamaño del miedo.

Que nuestra Señora de las Ventanas nos permita salir, rezan algunos sin mover la boca.

Sólo con los ojos.

"Torcidos van los grandes hombres y los ríos,

torcidos, pero hacia su destino."

Nietzsche se volvió loco y martillaba con la cabeza las paredes para ver si se curaba.

Esto no es biográfico, es un invento.

Me imagino abrir las paredes con la cabeza para ver finalmente al vecino.

En portugués, la M en la ropa ha dejado de significar mediano y se ha convertido en miedo.

Ropa tamaño miedo.

"Ése es su mejor valor,

no le dan miedo los caminos torcidos."

No sentir miedo de los caminos torcidos.

Aníbal Ruão, 93 años.

Ha ido varias veces al hospital últimamente: una caída e infecciones urinarias.

En una de esas idas le detectaron covid-19.

Estuvo 15 días en el hospital.

Sobrevivió, volvió.

Cuando volvió a casa, los vecinos estaban en los balcones.

Lo recibieron con aplausos.

¿Es posible, por el camino torcido, llegar al destino? Sí.

¿Es posible caminar en línea recta hacia el lugar equivocado? Claro.

Aplauso estético y aplauso al que sobrevive.

Pienso en los aplausos del teatro.

Aplaudo porque es hermoso, aplaudo porque es fuerte, aplaudo porque me hizo pensar, aplaudo porque sobreviviste.

Cubrebocas que tienen, también, baños de plata y de oro.

Cubrebocas que tienen piedras preciosas: el precio de un auto.

Una tarjeta escrita a mano con la frase: "estoy agradecido por el aire fresco, por las ideas frescas."

Un movimiento: la gente agradece.

Una mujer con una tarjeta frente a las piernas: estoy agradecida por mi vagina.

Un hombre con sombrero de cowboy, torso desnudo, tatuajes por todas partes.

Sostiene una cartulina en la que escribió: estoy agradecido por el porno gratis en internet.

Una cartulina al cuello de un perro con tres pelotas enfrente.

La cartulina dice: estoy agradecido por tener tres pelotas con que jugar.

Un joven oriental: estoy agradecido porque todos los enfermos siguen vivos en Vietnam.

Veo que el blanco del muro sigue blanco.

Una tarea diaria, cuando llueve: ver si el agua borra el blanco.

"Las autoridades de la 'Big Apple' han liberado a más de 1,400 detenidos desde principios de marzo."

En una provincia de Ecuador se registraron cientos de muertes durante las primeras dos semanas de abril.

Ayer, un concierto: cada músico en su casa.

Mick Jagger canta "You Can't Always Get What You Want".

No siempre puedes lograr lo que quieres. Buena síntesis.

Otra síntesis posible: estás vivo, a veces puedes lograr lo que quieres.

El baterista de los Rolling Stones, Charlie Watts, en casa sin batería.

Toca con las baquetas maletas puestas frente a él.

Y en el sofá.

"You Can't Always Get What You Want".

Cerca de un hospital en São Paulo hay sirenas de ambulancias.

Y también cláxones de autos que no dejan pasar a las ambulancias.

Los enfermos se quedan atascados, en espera, en medio del tránsito político.

Cláxones y sirenas compiten por ocupar el centro del aire.

No puedes tener siempre lo que quieres, querido.

En Estados Unidos imágenes de indigentes en un estacionamiento.

Acostados sobre números y letras.

Mick Jagger grita; y Charlie Whatts, ya viejito, parece un loco haciendo de sus maletas una batería.

¿Cómo aplaudirle a quien no es un sobreviviente?

Llueve mucho y luego no. Lluvia intermitente y algo de luz.

Le preguntaron por qué seguía escribiendo en yiddish.

Todos los que podían leer en esa lengua habían sido eliminados en los campos de exterminio.

Isaac Singer respondió que escribía para las sombras de los que habían muerto.

Tatatatatatatatatatatatata

¿Qué es ese ruido en medio del aburrimiento?

Algo se rompió en el mundo del vecino.

Miro hacia afuera: árboles, tierra, muro blanco y piedra informe; muchas sombras y dos perros.

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