A los 89 años, el mítico director de cine Jean-Luc Godard realizó un vivo en Instagram, en el que dialogó con Lionel Baier, responsable del departamento de cine de la Universidad de Arte y Diseño de Lausanne (ECAL).
Las apariciones mediáticas del cineasta franco-suizo son escasas, sino extrañas. A las orillas del lago Leman en Rolle, en Suiza, el director de Al final de la escapada (1960) y Alphaville (1965), fue seguido por una cantidad entre 3000 y 4000 personas durante casi una hora y media, bajo el lema “Imágenes en la época del coronavirus”.
Respetando la distancia social, en estos tiempos de pandemia, el intelectual se explayó sobre varios temas relacionados con la imagen, el cine y la filmografía del director insignia de la Nouvelle Vague, pero también sobre literatura, pintura, medios de comunicación y medicina.
Para empezar, aseguró “desconocer por completo el funcionamiento de las redes sociales”, por lo que planteó todo como si fuese una charla con un amigo o conocido.
Llevaba una camisa verde sin mangas y un suéter, y se mostraba cómodo mientras fumaba y encendía regularmente un gran habano. Reía cómplice.
Godard, uno de los máximos referentes de la vanguardia cinematográfica y el miembro más destacado de la Nouvelle Vague, desarrolló también a la largo de su carrera una mirada ácida y crítica, que pudo desarrollar en la legendaria revista Cahiers du Cinéma.
Habló de la “importancia de las letras como formas plásticas completas” en su lenguaje cinematográfico y que le resultaba muy atractivo “experimentar con nuevas formas de contar historias” en su cine.
“En el momento de la Nouvelle Vague, pensé que el cine debería enseñarse en las universidades”, dijo.
Sobre su método creativo, comentó: “Escribo a mano si es posible. Antes escribía a máquina, pero prefiero escribir a mano. Muy a menudo escribo muy pequeño. Después, no puedo leerme de nuevo. Entonces tengo que reescribirlo. Ya es algo”.
Dijo que la escritura a mano fue muy importante en todos sus proyectos artísticos, como el escenario de su último largometraje El libro de imágenes (2018) que se presentó en el Festival de Cine de Cannes. Contó que este filme se ofrecerá como parte del festival Vision du Réel en Nyon, donde los visitantes podrán rehacer la película. “Pueden detenerse en un mapa, separar la imagen del sonido, apropiarse de la película antes de revisar el original”.
También habló sobre el proyecto en el que está trabajando “si la pandemia se lo permite”, basado en la en la música de la ópera. "Me gustaría tener música creada para la ocasión, pero con un lado más titiritero, menos clásico” que las óperas tradicionales.
Con respecto a estos momentos de crisis sanitaria, el galardonado con el Premio Honorario del cine suizo resaltó su admiración por los científicos (el padre de Godard era médico) y recordó a otro director suizo, Francis Reusser, que actualmente está “muy, muy enfermo”: “Nunca salió de Suiza, con un pie en el agua y un pie en las montañas”.
Sobre qué hacer en estos momentos de encierro, fue determinante: “La televisión crea olvido. El cine hace recuerdos”.
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