La curiosa historia del Monte Rushmore, el monumento donde resurgió el Ku Klux Klan

Pensado para homenajear a cuatro presidentes y realizado por el escultor Gutzon Borglum, en la faraónica obra trabajaron 400 hombres que debieron remover 400 mil toneladas de roca a lo largo de 14 años

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George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln en el Mount Rushmore (Shuttertock)
George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln en el Mount Rushmore (Shuttertock)

En Estados Unidos existe un cerro en las Black Hills de Dakota que ha sido tallado con la cara de cuatro presidentes norteamericanos, George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. Este enorme monumento es visitado cada año por tres millones de turistas y se ha convertido en un emblema. Este monumental conjunto escultórico fue posible gracias a la enérgica actividad de un hombre, el escultor Gutzon Borglum.

Para cuando se inició la construcción de este monumento, en el verano de 1927, Borglum tenía 61 años y un pasado tormentoso y confuso. Este hombre, nacido en Idaho en 1867, tenía fama de fabulador ya que frecuentemente cambiaba la historia de su vida a punto tal de citar a dos mujeres distintas como su progenitora desafiando el conocido apotegma de que madre hay una sola. Sin embargo, en el caso de Gutzon había una buena razón para esta confusión. Resulta que su padre era un mormón de origen danés que se casó con dos hermanas, una era su madre biológica, pero se fue del hogar a poco de dar a luz y la otra hermana lo crió. De allí que Gutzon hablase de dos madres.

Borglum creció en Nevada donde trabajó de litógrafo hasta que decidió que su verdadera vocación era el arte. Tomó lecciones de escultura con Lisa Putnam, una mujer que le llevaba 18 años. La diferencia etaria no fue obstáculo para casarse y juntos se fueron a vivir a París donde Borglum continuó su formación como escultor (uno de sus maestros fue nada más y nada menos que Auguste Rodin). El matrimonio vivió 11 años en Europa hasta que un día Borglum decidió abandonar a su esposa y volver a Estados Unidos.

Gutzon Borglum
Gutzon Borglum

Durante la Primera Guerra Mundial, Borglum se obsesionó con la industria aeronáutica y comenzó a visitar fábricas de aviones, en las que halló distintas fallas en la construcción y diseño. Tan insistente fue, que sus observaciones llegaron al presidente Woodrow Wilson. Éste le pidió que redacte las impresiones y a tal fin le concedió un despacho en el Ministerio de Guerra de Washington. La personalidad de este hombre era tan beligerante (“Mi vida ha sido la guerra de un solo hombre”, solía decir) que pronto se convirtió en un estorbo para los funcionarios. Conclusión: Wilson le pidió que se retire.

Cuando la guerra terminó, Borglum convenció a un grupo de damas llamadas “Las hijas de la Confederación” que le permitiesen hacer una escultura para celebrar el heroísmo de los soldados sureños. Con su anuencia comenzó a tallar en la Stone Mountain (cerca de Atlanta), un bajo relieve de 120 mts. de altura por 400 de largo.

Obviamente el monumento encendió el orgullo sureño a tal punto de que al pie de esta montaña resurgió el Ku Klux Klan, en 1915. Originalmente, el grupo supremacista había sido fundado por excombatientes liderados por el general George Gordon y el coronel Nathan Bedford Forrest; pero el presidente Ulysses S.Grant prohibió esta agrupación, que se reinició en el año 1915.

En esta obra trabajaron 400 hombre que debieron remover 400.000 toneladas de roca (Shutterstock)
En esta obra trabajaron 400 hombre que debieron remover 400.000 toneladas de roca (Shutterstock)

Los frecuentes conflictos con “Las hijas de la Confederación” y la subsecuente querella civil que iniciaron contra Borglum dejó la obra inconclusa, ya que en 1925 este decidió aceptar la propuesta de un abogado e historiador llamado Doane Robinson para esculpir la cara de los presidentes en Mount Rushmore.

Doane Robinson había concebido esta obra como un atractivo turístico y a tal fin eligió esta montaña en las Blacks Hills, un santuario de los indios Sioux. Esta elevación era así llamada por quien la descubrió en 1885, el Sr. Charles Rushmore, un abogado oriundo de Nueva York. En una visita a las minas de estaño en Dakota del Sur, Rushmore conoció esta montaña hasta entonces innominada y las bautizó con su apellido.

Robinson, que también era abogado, se inspiró en la obra de Borglum cerca de Atlanta y concibió este monumento como “la mayor escultura realizada en la Era Cristiana, una reedición en las 7 maravillas de la antigüedad”.

Borglum se enamoró del proyecto inmediatamente, la masa de ese granito era un enorme desafío y una inmejorable oportunidad para mostrar su talento. El presupuesto inicial fue de 400.000 dólares, incluyendo los honorarios de Borglum que ascendían a 78.000 dólares. Esculpir la montaña era una obra de ingeniería más que un tallado. Todo se hizo con martillos neumáticos y dinamita. Casi no se usaron cinceles.

(Shutterstock)
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Cada cara de los presidentes mide 18 metros de alto, las rocas tienen un ancho de 6 metros y las narices de 7 metros. El peligro de un derrumbe lo tenía a Borglum en constante tensión, lo que, sumado a su personalidad, lo tenía al punto de la locura. Cuando la nariz de Jefferson se desprendió, todo su rostro debió redimensionarse, a fin de encontrar roca firme para esculpir. En esta obra trabajaron 400 hombres que debieron remover 400.000 toneladas de roca.

Como siempre ocurre en estos proyectos faraónicos, el problema mayor fue el financiero. La legislatura de Dakota del Sur se hizo la distraída. Los privados fueron algo más desprendidos. Entre los más dadivosos estaba el mismo Rushmore que donó 5.000 dólares (una cifra importante para la época pero nada extraordinaria para alguien que, de esta forma, accedía a la inmortalidad). Al final, el mayor peso cayó sobre el gobierno federal, que hizo entregas parciales y a destiempo prolongando la obra por 14 años. Desde 1933 el servicio de Parques Nacionales tomó al Monte Rushmore bajo su jurisdicción.

Si bien existía coincidencia con que Washington, Jefferson y Lincoln estuviesen presentes, no todos creían que Roosevelt fuese el indicado. La presencia de este último se debió a la insistencia de Borglum ya que había sido amigo de Roosevelt… y Theodore Roosevelt quedó grabado en la roca.

(Shutterstock)
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El día de la inauguración llegó, pero aun no estaba terminado el camino de acceso, razón por la cual 1.500 personas debieron caminar los últimos 3 km, a excepción del presidente Calvin Coolidge que lo hizo a caballo luciendo su sombrero de cowboy y botas tejanas. El presidente fue recibido con una salva de 21 explosiones de dinamita. Después de los discursos, se izó la bandera y Borglum dio inicio a la obra con un martillo neumático.

Después de la ceremonia, Borglum y Coolidge confraternizaron y el escultor le ofreció al presidente redactar un texto de 500 palabras para ser grabada al pie del monumento a fin de sintetizar la historia de EEUU. Coolidge se fue encantado con la idea, aunque al final la falta de inspiración o la poca capacidad de síntesis, dejó el proyecto trunco. Recién en 1973 se colocó una placa de bronce con el texto escrito por William Andrew Burkett, un joven estudiante de Nevada, ganador del concurso para redactar el texto que Coolidge no había escrito.

Inaugurado el monumento, al presidente Coolidge le fue entregado el pedido de clemencia para Sacco y Vanzetti. La condena de ejecución había despertado el rechazo de muchísima gente a todo lo largo del mundo. Coolidge lo leyó, pensó por unos instantes y arrojó el papel a la basura.

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