A tono con los tiempos en que el coronavirus nos obliga a permanecer en casa y a evitar salir, se va reconfigurando el mapa del arte, de los espectáculos y también de la literatura. Ante la cancelación o postergación de eventos se trata de buscar maneras novedosas de seguir comunicando y es por eso que Claudia Piñeiro, una de las autoras más importantes de la Argentina y posiblemente la más conocida en el resto del mundo, decidió seguir en contacto con los lectores de la mano de la tecnología.
Por estos días, Piñeiro habla sobre su nueva novela Catedrales (Alfaguara) y lee fragmentos del libro, una historia que asoma al policial aunque estira los límites del género por medio de los temas que aborda y la trama que desarrolla. La aparición del cadáver mutilado e incinerado de una joven es el punto de partida de una novela que habla sobre la fe, la hipocresía, la traición, los dobles discursos, la memoria recortada y los vínculos.
El aborto como realidad social y discusión tiene un lugar central en la historia de las hermanas Sardá (una suerte de Mujercitas trash) y el argumento se despliega a través del relato de siete narradores diferentes, que por medio de diversos recursos (una carta, una conversación ¿telefónica? en la que solo se oye una voz, una confesión) van rearmando el puzzle de una vida y de una muerte y, a la vez, el de una sociedad.
Días atrás, cuando fueron los eventos por la celebración del 8M, Piñeiro -una autora que a su vez es muy influyente con sus lecturas- había subido a sus cuentas en las redes sociales decenas de portadas de libros escritos por mujeres. Ahora es el turno de hablar de su nuevo libro, aunque su idea es seguir con más lecturas.
“Creo que la crisis epidemiológica nos obliga a reinventar muchas formas de comunicarnos. Presentar un libro es una manera de comunicarnos. Muchas presentaciones se cancelaron, se están cancelando y se cancelarán. No tiene mayor importancia que no se presente un libro en medio de este problema sanitario en el que estamos, pero me interesa mantener esa comunicación. Leerles a otros. Ahora, Catedrales. Cuando termine quiero leer textos de otros. Me parece que la lectura es resistencia”, le dijo Claudia Piñeiro a Infobae Cultura, quien además es consciente de que este momento de resguardo también puede ser un momento de profunda soledad para muchos. “La voz y la imagen suma una compañía al otro”, asegura la autora de Una suerte pequeña.
Piñeiro parece estar de acuerdo con aquella consigna que señala que las crisis también son oportunidades y recuerda el modo en que el mundo del arte afrontó en el país la crisis que nos puso al borde del abismo en el comienzo del siglo XXI.
“En el 2001, una crisis de otro tipo, una crisis muy dura pero que comparada con esta resulta podría resultar mucho menor, distintas manifestaciones culturales tuvieron que reinventarse. Aparecieron obras de teatro en las mismas casas de los actores, editoriales independientes, libros extraordinarios hechos sobre cartón corrugado. La creatividad cultural nos acompañó en aquella crisis. Ahora estamos en problemas mayores. Me encantaría ver una obra de teatro que hacen dos actores frente a una cámara casera, a un cantante que canta a capela en la cocina de su casa, a un pintor que nos enseña el taller donde trabaja. Estoy segura de que en estos días irán apareciendo maneras de trasmitirnos lo que cada uno hacemos de manera novedosa, distinta, impensada. Y con un objetivo estar juntos, acompañarnos, darnos la mano virtualmente para salir de esto todos y todas”, concluyó
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