Hay olor a obra en construcción en Casa Rosada y no es una metáfora de la hora política sino un perfume real e intenso, mezcla de cemento, arena húmeda y pintura que se explica en las diversas postales que el visitante encuentra ni bien llega al edificio donde se toman las decisiones centrales del país: cascos y herramientas, carretillas, un polvillo abrumador, ruido a sierras y a muebles que se arrastran en un coro que no cesa mientras hombres y mujeres -locales y visitantes- circulan de un lado a otro. La oficina de Alejandro Grimson es pequeña y cómoda; un paisaje serrano de Butler transmite serenidad a uno de los muros mientras en la pared de enfrente sorprende “El nacimiento político de Evita”, una pintura de Daniel Santoro en la que una Eva Perón sostenida por dos enfermeras grita tensión y dolor en blanco y negro.
Grimson -doctor en Antropología, investigador y académico, autor de bestsellers como la serie Mitomanías sobre la cultura, la educación o los temas de género o, más cerca en el tiempo, ¿Qué es el peronismo?-, viene a trabajar a este lugar desde diciembre en calidad de asesor del presidente Alberto Fernández y también como responsable del programa Argentina Futura, una usina de ideas y debates que se propone pensar el país. El luminoso despacho da hacia un balcón. Y ese balcón asoma a la Plaza de Mayo que no extraña las rejas.
Son las 3 de la tarde y el calor parece de ciencia ficción.
— ¿Qué es exactamente lo que está haciendo en Casa Rosada?
— Bueno, después del 27 de octubre tanto el presidente Alberto Fernández como Santiago Cafiero me invitaron a participar principalmente como director del programa Argentina Futura, que tiene un antecedente que era el programa Argentina 2030. Pero realmente va a tener otros contenidos. Vamos a estar muy focalizados en abrir un gran debate plural y federal sobre los futuros de la Argentina. Y, por el otro lado, el presidente de la nación ya después del 10 de diciembre conformó un consejo de asesores, donde está Dora Barrancos, Ricardo Forster, Cecilia Nicolini, el jefe de asesores es Juan Manuel Olmos, y también soy parte de ese grupo. Así que bueno, con muchos desafíos para tratar de articular el conocimiento de las ciencias sociales, de las humanidades, con la política en esta coyuntura de la Argentina.
— En algún momento se había mencionado su nombre para ocupar el cargo de ministro de Cultura. ¿Hay conexión entre lo que hace usted aquí en Casa Rosada, como asesor del presidente, con el Ministerio de Cultura?
— Bueno, vos sabés que en esas semanas previas a la designación del Gabinete hubo muchas especulaciones, nombres y tal. Yo la verdad que ya tenía una relación del 2018, tanto con Alberto Fernández como con Santiago Cafiero, y ya cuando se inició la campaña empecé a colaborar y la verdad que yo no estaba pensando en un cargo, en algo por el estilo, sino que estaba pensando en lo que estaba pasando en Argentina en ese momento, que era Macri y su plan económico. Entonces quiero aclarar eso. Y, en ese sentido, mi función acá no tiene nada que ver con la de ningún Ministerio. Hay ministros designados por el presidente que están a cargo integralmente de las áreas y que tienen plena autonomía en su relación con el presidente y soberanía para tomar sus decisiones.
Nosotros, por un lado, como consejo asesoramos al presidente en cualquier tema que podamos contribuir, y el programa Argentina Futura no es un programa que esté focalizado en un área de gobierno o en un tema, sino que es más bien de carácter interministerial. Por ejemplo, vamos a discutir el futuro del trabajo y las nuevas tecnologías. Vamos a discutir las tensiones que puede haber o no entre el desarrollo productivo y el medioambiente. Vamos a discutir las dimensiones de género en el futuro de la Argentina. Vamos a discutir la cuestión del racismo. Vamos a discutir qué entendemos por federalismo y cómo vamos a construir una Argentina más federal. Eso involucra conversar con muchísimos ministros, no sé si decir todos los ministros, por ahí es exagerado porque el programa no es un programa que pueda hoy abarcar tanta diversidad, o todas las áreas, pero sí algunos puntos estratégicos.
— Recién mencionaba el programa Argentina 2030, que en el gobierno de Macri llevaba adelante Iván Petrella, y que organizó encuentros que contaban con la presencia de figuras internacionales en el campo de las ideas. ¿Está contemplada la posibilidad de armar jornadas abiertas al público con estas discusiones? ¿Incluso con visitas de intelectuales o expertos de otros países?
— Sí, nosotros vamos a hacer una redefinición porque, por supuesto, que va a haber visitas internacionales. También tenemos que tener cuidado de que no sean visitas internacionales solo a Buenos Aires, porque la Argentina es un país diverso y federal. Argentina Futura no está focalizada en conectar a un funcionario de gobierno en particular con un referente internacional, sino que está concentrada en promover un debate en la Argentina, no solo con intelectuales sino con referentes sociales, culturales, políticos, económicos, sobre el futuro que queremos construir en la Argentina. No creemos que se pueda hacer un debate sobre el futuro de la Argentina sin dialogar con referentes internacionales de primer nivel. Por eso va a haber referentes internacionales con los que vamos a dialogar de todas las maneras posibles, como lo hemos hecho, digamos, como lo hacen las universidades... Vamos a trabajar en conjunto con las universidades, donde siempre hay también visitas internacionales. Vamos a trabajar en conjunto con el mundo de la ciencia, por supuesto. Con el mundo de la producción. Con el mundo del trabajo. En ese sentido, es una convocatoria amplia y plural a construir colectivamente el futuro de la Argentina. Creemos que tiene que haber intercambios donde podamos saber en qué estamos de acuerdo. Tenemos que ir construyendo acuerdos en la Argentina. Acuerdos sociales de corto, mediano y largo plazo. Necesitamos construir un horizonte de un nuevo contrato social en la Argentina, y en ese sentido no puede ser una discusión exclusivamente de intelectuales. Por supuesto que, como parte del mundo intelectual argentino, me parece fundamental la contribución de todos los intelectuales comprometidos con el país, comprometidos con el debate público, pero creo que es fundamental que eso pueda estar en conversación con otros actores sociales.
— ¿Intelectuales comprometidos con...?
— Comprometidos con el debate público. Qué quiero decir: que participan del debate público.
— Claro, no necesariamente con las mismas ideas.
— No, no, es plural. Es plural. Digamos, no puede haber acuerdos si no hay pluralidad. No tiene sentido. Sería contradictorio. Un acuerdo entre los que ya están de acuerdo no es un acuerdo.
— Bueno, uno podría pensar que también es necesario que haya acuerdo a veces en determinadas alianzas como la que conforma el actual gobierno, donde no necesariamente todos piensan lo mismo.
— No, no, por supuesto. El Frente de Todos fue un frente que se organizó para disputar la elección en el 2019 y para gobernar la Argentina. El Frente de Todos ganó la elección y el presidente Alberto Fernández entiende, lo ha dicho en su discurso del 10 de diciembre, lo ha dicho en otras oportunidades, que uno de los desafíos de este gobierno es salir de la emergencia, y podemos ir al extremo temporal opuesto que es poder empezar a construir un camino acordado que trascienda las fronteras políticas actuales. ¿Quiere decir que el 100% de los argentinos vamos a pensar de la misma manera? No. En ninguna sociedad compleja la gente piensa de una sola forma. No hay uniformidad ni hay que pretender que haya uniformidad. Lo que hay que pretender es que haya convivencia en la diferencia. Que podamos tener muy claro en qué sí estamos de acuerdo. Cuáles son los distintos caminos que nos pueden llevar a ese objetivo. Por ejemplo, yo creo que hoy si uno abre el debate hacia toda la sociedad, la mayoría de los argentinos, inclusive de quienes perdieron las elecciones en octubre, no estarían de acuerdo con cómo se manejó la cuestión financiera en la Argentina en este tiempo. Bueno, listo, no estamos de acuerdo con eso, listo, pongamos por escrito que eso no va a volver a suceder en la Argentina porque no es que el Frente de Todos no está de acuerdo, sino que la gran mayoría de los actores sociales y políticos no está de acuerdo. Bueno, ¿cuáles son los otros acuerdos que podemos tener? ¿Estamos todos de acuerdo en que tiene que haber un país sin hambre? ¿Estamos todos de acuerdo en que las desigualdades no pueden pasar ciertos límites? ¿Estamos todos de acuerdo en que hay desigualdad de género en la Argentina y no puede seguir habiendo desigualdad de género y hay que tener un plan? Digamos, que implique una serie de leyes, pero que también implique una serie de políticas que se tienen que continuar en el tiempo.
— ¿Y cómo se articula este tipo de debates con la discusión parlamentaria de estos mismos temas?
— Bueno, digamos, no hay una relación mecánica. Por un lado, se va a proponer la creación por ley, eso lo anunció el presidente el 10 de diciembre, del Consejo Económico Social. Donde ahí sí va a haber una dinámica, o se espera que haya una dinámica más directa, donde puedan generarse acuerdos que se eleven como propuestas al Congreso de la Nación.
En este caso estamos trabajando con otros horizontes temporales que implican 10, 20, 30 años. Entonces, en estos primeros dos años de Argentina Futura lo que vamos a hacer es construir criterios y lineamientos de ese horizonte temporal de mediano y largo plazo. Como vamos a estar trabajando constantemente también con ministerios, con gobernadores, con parlamentarios, etcétera, o con actores sociales y económicos, algunos de ellos podrán devenir en el futuro en leyes. Pero eso en este caso es un camino más indirecto porque primero necesitamos abrir un gran debate. Necesitamos que sea federal, que ese debate se realice en todas las regiones del país. Que puedan ser registradas las voces de las ciudadanas, de los ciudadanos, de los referentes. Que haya textos escritos que disparen debates. O sea, es un proceso plural de conversación sobre un horizonte futuro.
— Hace un año había publicado un libro sobre el peronismo, cuando todavía no había fórmula electoral, parecía incluso muchísimo más lejano el regreso del peronismo, o cualquier suerte de peronismo, al poder. ¿Qué capítulo escribiría, qué capítulo le añadiría ahora a ese libro?
— Bueno, hay algo que está muy claro en el libro y que un poco con eso puedo responder tu pregunta, son ocho fotografías por decirlo, o pequeñas películas, sobre distintos momentos de la historia argentina, y hay algunas constantes. Una de esas constantes es que el peronismo siempre fue diverso. Siempre uno podría decir “los peronismos”. En 1946 estaba el Partido Laborista, estaba la Junta Renovadora Radical, estaban los conservadurismos populares de provincias, o sea, había heterogeneidad en el peronismo. Y en otros momentos de la historia más cercana, creo que todo el mundo lo ha visto con sus propios ojos. En algunos momentos el peronismo logró construir una síntesis, por ejemplo, Perón 45/46, o lo que sucedió en el año 2003, donde hubo tres candidaturas del peronismo, no había síntesis, Néstor Kirchner llega con muy pocos votos, pero los años posteriores son años de construcción de síntesis. Que incluso cuando el peronismo logra construir esa síntesis siempre desborda las fronteras del propio peronismo y se incorporan algunas otras fuerzas de raigambre popular.
Me parece que es muy claro que, a partir del 18 de mayo del 2019, que es cuando Cristina Fernández de Kirchner anuncia la fórmula presidencial, se empieza a producir un proceso de síntesis de esa diversidad. Y me parece que esa síntesis se sigue construyendo en este momento. Yo posteriormente, o sea, a fines del año pasado, publiqué un texto donde planteaba que a mi juicio hay una posibilidad que está abierta hoy en la Argentina que es la de dar un giro copernicano en la política. ¿Por qué? Porque en vez de discutir como en las últimas décadas si sos peronista o antiperonista yo creo que la gran discusión, de la cual los peronismos hoy son protagonistas, es si estás a favor o no de las políticas neoliberales dominadas por el capital financiero, que dejan y excluyen a millones y millones de argentinos. Si uno está en contra de esas políticas entonces hay que conformar la unidad más amplia que se pueda conformar poniendo el foco en que esas políticas, que, digamos la verdad, dominan muchísimos países del mundo hoy en día, no es que ha sucedido en Argentina en el gobierno anterior exclusivamente, sino que están presentes en muchísimos países del mundo, ese es el problema de la Argentina y de muchísimos países del mundo.
— Escucho y pienso en el mapa latinoamericano de hoy, que es bien diferente a lo que era diez años atrás. Y en donde además hay liderazgos complicadísimos como puede ser el liderazgo en Brasil de Jair Bolsonaro. Y me pregunto cómo armar y cómo entretejer un universo de ideas en común en Latinoamérica con estas diferencias.
— Bueno, yo por el hecho de estar acá en la Casa Rosada no voy a hablar de un país en particular o de alguien en particular porque podría comprometer otras cuestiones que no son de mi interés. Ahora, creo que hay una pregunta en el mundo, en América Latina, que es la pregunta de este momento histórico, que es si las derechas que han vuelto en algunos países son derechas largas o cortas. ¿Qué quiero decir? En 1990, año más, año menos, en el mundo y en América Latina, hubo un gran triunfo de las derechas neoliberales. Y fueron derechas largas. En América Latina, como fueron tan voraces en algunos países hubo seis o siete países donde hubo una interrupción de esos ciclos neoliberales. Pero si uno mira el mundo fue un ciclo que duró aproximadamente un cuarto de siglo, hasta 2015, donde empezó a trastabillar, a haber crisis de distintos tipos, polarización política en distintos países, etcétera. No está claro que las derechas que han vuelto o que han triunfado en los últimos años sean derechas largas en el sentido que tengan un plan de construcción de una mayoría social electoral consistente, o que pueda sostenerse a través de golpes de Estado y perpetuarse a través de golpes de Estado como si estuviéramos en los años 60 o 70. Entonces creo que eso es lo que le da una enorme inestabilidad a la región y al mundo y una enorme complejidad. Porque son situaciones muy, muy dinámicas. O sea, no estamos viendo un mapa donde se instale un discurso único como fueron los años 90, donde decir algunas palabras era ridículo, sonaba demodé, estaba clausurado de alguna manera o se intentaba clausurar el debate cultural. Creo que hoy tenemos otra realidad y se va a dirimir obviamente esta situación que estamos viviendo de inestabilidad en muchos países, no se va a perpetuar probablemente, y bueno, alguna de las fuerzas en pugna se va a termina imponiendo.
— Hablaba de federalismo y por eso hablé de Latinoamérica. ¿Cómo se imagina la inserción en el mundo de las ideas de Argentina, en lo que tiene que ver con su responsabilidad, con el resto de Latinoamérica?
— Bueno, hoy por supuesto hay un diálogo muy estrecho con México. Pero también hay diálogos maduros con todos los países, ¿no? Creo que en ese sentido hay una definición del presidente Alberto Fernández que es que la Argentina está orgullosa de su democracia, que quisiera que sea mejor y que quisiera profundizar y mejorar en muchísimos aspectos, pero al mismo tiempo está orgullosa de estar viviendo el período más largo de democracia de nuestra propia historia. Y está orgullosa de ser un país abanderado de los derechos humanos en América Latina y en el mundo. Eso es un orgullo de la Argentina. Y la Argentina tiene ese lugar, tiene una decisión económica, política redistributiva en el contexto de la emergencia, que tiene que ver con concepciones profundas de la justicia social.
Ahora, a partir de ahí dialoga y establece relación con todos los gobiernos y bueno, creo que también en estos días, con el presidente después de su viaje a Israel, yendo al Vaticano, a Alemania, a España, hablando con las máximas autoridades de Italia, con Macron, Merkel, etcétera, todas las fantasías y todos los discursos sobre el aislamiento del mundo que se iba a producir con este gobierno han quedado al desnudo como pronósticos totalmente interesados y totalmente falaces, ¿no?
— Está trabajando para el futuro, está conduciendo un área que piensa en el futuro y estamos hablando de la democracia. Hay algo de astillado en el concepto de democracia en este momento en general en el mundo. ¿Cómo se imagina el sistema de acá a diez años? ¿Cómo imagina que va a evolucionar esta discusión entre los ciudadanos que no se sienten del todo representados y el sistema político que hasta ahora, digamos, era el que todos coincidíamos que era el mejor posible?
— Sí, yo creo que hay períodos y períodos. Hay crisis de las democracias en muchos casos. No hay una línea recta de baja en los niveles de representación. O sea, si uno mira los distintos países de América Latina hay momentos donde hubo, en el siglo 21 me refiero, hubo mayor adhesión o mayor identificación con los gobernantes, otros donde hubo menos. Pero en términos más estructurales, que creo que ahí apunta tu pregunta, yo creo que es clave construir formas por un lado de participación ciudadana mucho más directa, que trascienda, digamos, que no sea solamente un proceso de elecciones cada dos años o cada cuatro años, o lo que fuera, tiene que haber muchas otras formas de participación ciudadana en la toma de decisiones, en estar presentes en las mesas, en el diálogo entre la ciudadanía, los movimientos sociales, las organizaciones y la política. Creo que también las nuevas tecnologías ofrecen otras posibilidades, que no tienen por qué sustituir el foro clásico, la plaza, la calle, que no es ajena a la vida política argentina, pero que sí pueden potenciar a muchos que no tienen la oportunidad de dar su voz a conocer y sus puntos de vista. Y en ese sentido creo que es muy importante profundizar la democracia y la participación democrática para que realmente sintamos que incluso allí donde nos equivocamos, nos equivocamos por decisiones que tomamos nosotros, pero no que toman otros en nuestro lugar.
— ¿Puede adelantar algo de los programas que están pensando y el modo en que eso se va a llevar adelante, el tipo de acceso que va a poder tener la gente a esas discusiones de las que habló antes?
— Sí. Nosotros vamos a hacer un evento importante el año próximo y durante este año vamos a recorrer las seis regiones del país, NEA, NOA, Cuyo, Centro, Patagonia, etcétera, y bueno, la mayor cantidad de lugares que podamos dentro de que estamos en un momento donde obviamente vamos haciendo las cosas relativamente a pulmón, ¿no?
— ¿Cuando dice nosotros, a quiénes se refiere?
— A los integrantes de Agenda Argentina, que hay profesionales y técnicos y técnicas que me están acompañando en el equipo. Nosotros vamos a hacer un evento grande el año que viene y este año vamos a recorrer, por lo menos en las seis regiones de Argentina, con foros preparatorios de este evento. Vamos a elaborar textos con expertas, expertos, sobre cada uno de los ejes temáticos. Vamos a abrir incluso los ejes temáticos a la discusión. Puede ser que surjan otros ejes también. Y en cada una de las regiones donde vayamos o en cada una de las ciudades o provincias donde vayamos no vamos a caer como un OVNI, sino que vamos a estar trabajando varios meses antes con las instituciones públicas, con las organizaciones, con los gobiernos, con todas las instituciones privadas también…
— Eso iba a preguntar, la idea es que haya articulación con el sector privado.
— Sí, sí, porque en realidad va a estar abierto a la participación de todos los referentes y de toda la ciudadanía… Es como si te dijera, lo estoy inventando un poco ahora, pero es como si fueran audiencias públicas sobre el futuro de la Argentina. ¿Cómo es eso? Bueno, qué tenés para aportar. Qué tenés para decir. Cuál es tu punto. Cuál es tu contribución específica. Qué es lo que vos no querés que no esté en esa agenda. Vení y decilo. Van a estar las puertas abiertas, va a ser un Estado que esté escuchando la multiplicidad de voces de la ciudadanía, que va a tener por supuesto en nuestra página web online, todo a disposición.
— ¿Hay página web?
— No, se está por abrir próximamente, ya se está terminando de preparar. Y a partir de eso vamos a armar una red federal de Argentina Futura donde vamos a buscar otras formas de participación también a través de los mecanismos electrónicos. Y bueno, eso va a ir confluyendo en que podamos construir ya como me preguntabas al inicio, un diálogo también con referentes internacionales, distintos trazos y cuáles son las opciones argentinas y los caminos argentinos para recorrer este tramo del siglo 21.
— Usted es una persona muy vinculada a lo que tiene que ver con la universidad y con la investigación. En la Argentina -esto se ve en muchos foros y redes sociales-, hay gente que cree que los investigadores en este país pierden el tiempo. Sobre todo hay personas que insisten en señalar que los cientistas sociales pierden el tiempo. Me gustaría que me dijera por qué, en un país en emergencia, el mundo de las ideas y de las investigaciones a largo plazo, es importante.
— Mirá, yo siempre digo que si lo que uno quiere es un país que crezca, solamente que crezca, vos podés apoyar exclusivamente ciencias duras, desarrollos tecnológicos específicos, etcétera. Ahora, si vos además de un país que crezca querés un país que sea justo, querés un país que sea democrático, querés un país que sea plural, querés un Estado que sea más eficiente, sí, está bien, la informática te va a ayudar a que sea más eficiente, pero hay un problema social, político, institucional, es un problema histórico sociológico. El problema de la justicia, el problema del Poder Judicial, el problema del Estado, son todos problemas, obviamente el problema de los derechos humanos, obvio que se puede articular y se articula con todas las disciplinas, pero yo creo que es muy evidente que un país sin ciencias sociales es un país que renuncia a su futuro. Es un país que renuncia a conocerse a sí mismo. Porque el despliegue de las humanidades y de las ciencias sociales en un país está vinculado a la reflexividad que tiene ese país sobre sí mismo. ¿Cuál es la capacidad de reflexión crítica? Por supuesto que hay otras formas de reflexión, no estoy diciendo que sean las únicas. El cine es una reflexión. Las artes. La literatura. La filosofía. El periodismo, etcétera. Hay muchas formas de reflexión ¿no? Las ciencias sociales y las humanidades lo que tienen es que son formas específicas de reflexión y son formas cruciales. ¿A algún país se le ocurriría renunciar a tener censo nacional?
— Claro.
— El censo no lo hacen los biólogos, o, digamos, otras disciplinas maravillosas, sino que tienen que ser ciencias sociales. Cuando discutimos el tema de las estadísticas estamos hablando de ciencias sociales. Cuando discutimos el tema de la descripción de nuestras diversidades, de nuestras culturas, de las lenguas que se hablan en la Argentina, de las religiones que hay en la Argentina, de las migraciones en la Argentina. Y, en fin, así sucesivamente, de las opciones políticas, o de la forma de la disputa política que se ha ido instituyendo en distintos momentos de la Argentina. Bueno, estamos hablando de conocimiento histórico, de conocimiento sociológico, antropológico, etcétera, etcétera.
En ese sentido, a mi juicio, es decisivo. Hoy la Argentina cuenta con un stock de información de las ciencias sociales muy consistente. Por supuesto que eso tiene que seguir actualizándose y además abriéndose a otras temáticas que van surgiendo, que son temáticas emergentes. Pero yo creo que hoy cualquier decisión que se quiera tomar sobre la Argentina, una ley, una medida, una política de un tipo, de otro tipo, va a ser mucho mejor en todos los sentidos, mucho más adecuada, mucho más eficaz, partiendo del conocimiento de la propia sociedad.
— ¿Hay o hubo algún modelo en el mundo de un área similar a la que está conduciendo y a la que le preste atención o tome como modelo?
— Sí, no quiero mencionar ningún país en particular porque ha habido desarrollos diversos. Pero creo que hay algo interesante que es que el tema del futuro, la cuestión del futuro crecientemente en países europeos, y en menor medida también latinoamericanos, pero crecientemente, es un tema de orden presidencial. Un tema de Estado cada vez más relevante.
— Que no tiene que ver con las áreas de Asuntos Estratégicos…
— No, puede haber articulaciones. Puede haber articulaciones por supuesto. Por supuesto depende de cómo cada gobierno conciba los temas estratégicos. Nosotros de hecho dialogamos también con el secretario de gobierno de Asuntos Estratégicos (Gustavo Béliz) y creo que es importante tener agendas en común. Por supuesto que generalmente se trabajan con plazos diferentes y con horizontes temporales distintos. Pero creo que sí hay un tema, que es que vivimos en un mundo con creciente incertidumbre, donde la propia incertidumbre es un problema que afecta a las ciudadanas y a los ciudadanos en términos de su calidad de vida porque implica estrés, nervios, afectación de la vida. Y, en ese sentido, tratar de construir horizontes de sentido y horizontes de futuro compartidos implica también construir un mínimo de certidumbres que convierten al futuro también en un derecho. El futuro es un derecho. Y tener una noción de futuro, una cierta previsibilidad, a sabiendas de que habitamos un mundo complejo, también es un derecho que necesitamos construir.
— ¿Cuál es su idea de desarrollo, qué piensa del desarrollo de un país como Argentina?
— Bueno, la palabra desarrollo es una de esas palabras polisémicas que tienen muchos significados y que es más bien casi un terreno de disputa, digamos. En algunos casos algunos asemejan el desarrollo estrictamente a crecimiento. Y vos podés tener crecimiento sin desarrollo. Vos podés tener incluso crecimiento industrial sin desarrollo industrial. Porque el desarrollo industrial no implica solo producir más en industria sino desarrollar otras capacidades, otras infraestructuras, etcétera, etcétera. Otras capacitaciones, otros conocimientos. Ahí estaríamos hablando ya de desarrollo productivo, ¿no?
Ahora, también hay otra acepción del término que tiene que ver con el desarrollo humano integral. Y obviamente que yo creo que este último punto nunca puede ser perdido de vista. Yo entiendo, es imposible encontrar un solo gobierno en el mundo que no tenga tensiones entre el desarrollo humano integral y los problemas del crecimiento. Porque hay tensiones. Y cuando las coyunturas son complicadas esas tensiones pueden incrementarse. Y puede haber debates y tal. Yo lo que pienso es que no hay que perder de vista que la única razón por la que nos involucramos en política, nos comprometemos con nuestra sociedad quienes pensamos en este desarrollo con justicia social, es que la sociedad tenga una vida mejor de una manera integral. Y ese vivir mejor implica que haya equidad en todos los parámetros ¿no? Y cuando te digo en todos los parámetros te digo, yo insisto mucho con que hay cinco grandes desigualdades en la Argentina y el desarrollo sería reducir esas desigualdades. La desigualdad territorial, la desigualdad de género, la desigualdad de ingresos o de clases, la desigualdad étnico racial y las desigualdades de edad, que tienen que ver tanto con los más jóvenes como con los mayores, mayores, en los momentos de crisis se agudiza. Entonces desarrollo quiere decir con todos, con todas, con todes, y generar todas las condiciones para que realmente cada ser humano pueda desplegar toda su vida en comunidad.
*Fotos y video: Lihueel Althabe
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