Si el cine es más grande que la vida, unos documentales sobre cine serían la versión realista y gigantesca de la vida. Una afirmación que se puede percibir al ver las series sobre películas que emiten actualmente Netflix y HBO (que reproduce una producción de la CNN). Se trata de la primera temporada de Las películas que nos formaron y The movies. Porque, ¿a quién no le gusta saber cómo se hicieron aquellas películas que nos perturbaron, nos divirtieron, nos emocionaron, e incluso nos cambiaron? Bien, de eso se tratan estas series.
Las películas que nos formaron es una obra maestra de los documentales sobre películas. Cada capítulo refiere a un film en particular. En esta primera temporada, de los años ochenta y principios de los noventa: Baile caliente (Dirty Dancing), con Patrick Swayze y Jennifer Gray; Mi pobre angelito (Home Alone), con Macaulay Culkin, Joe Pesci y Daniel Stern; Los cazafantasmas, con Bill Murray, Dan Ackroyd y Sigourney Weaver y Duro de matar, con Bruce Willis y Alan Rickman. Todas producciones que dejaron un rastro profundo en las generaciones que las vieron -y que dieron forma al espíritu pop de finales del siglo XX-.
El mérito de cada episodio de la serie radica en cómo produce que los films sean protagonistas de una narración en la que intervienen directores, actores, guionistas, productores, ¡locaciones! y, también, el vil dinero que permite su realización. De este modo, las películas cobran vida cinematográfica, cuentan su propia historia -ya sea más o menos dramática, feliz, divertida, pero que emociona finalmente al espectador- y acercan esas leyendas del séptimo arte a quienes las vieron en una butaca o a quienes las verán en las pantallas de sus dispositivos más actuales. Porque después de cada episodio, cómo no volver a ver (o descubrir) esas realizaciones que han revelado sus secretos.
Baile caliente -recordarán los cinéfilos que no olvidaron la década del ochenta- muestra la historia de un hotel all inclusive en el que su personal, a espaldas de los huéspedes, danza con erotismo en el edificio de empleados. Hasta allí llega Baby (Grey) con su familia, un verano que se transformará en inolvidable: la bailarina principal debe realizarse un aborto (ojo: estamos hablando de los años ochenta y nadie se escandalizaba por la situación) y la joven protagonista debe aprender a bailar con Johny (el gran Patrick Swayze, en el rol que lo catapultaría a la fama).
Sin embargo, es poco conocido que una película que sería un éxito fenomenal estaba, en un principio, destinada a ser distribuida en VHS como un producto menor, que la obstinación de la guionista Eleanor Bergstein (en cuya vida se basa la historia) y de la productora Linda Gottlieb logró una película con una música espectacular, un romance de -valga la redundancia- de película, unas coreografías que hasta se reproducían en el programa argentino Domingos para la juventud como una prenda por un viaje a Bariloche y también hablaba sobre las diferencias de clase, los conflictos de la juventud y la aceptación familiar de una hija que crecía. La visita al lugar donde se filmó con la directora y la filmación de la placa que homenajea al fallecido Swayze brinda el cénit de emotividad para el visitante de la cinta. Que, claro, pasó de largo del VHS hasta la pantalla grande.
¿Mi pobre angelito? ¡Pero quién no conoce a Mi pobre angelito! El film protagonizado por un Macaulay Culkin de 9 años, a quien su familia olvida en su casa al llegar tarde al aeropuerto para tomar un vuelo a Europa, es un clásico navideño. El niño debe enfrentar a un dúo de ladrones que piensa que su hogar está solo interpretados por Joe Pesci y Daniel Stern, con artilugios que son emulados de los dibujos animados, con un equipo de dobles de riesgo que lo daban todo para las caídas y golpes que el ingenio infantil les propinaba y que produce en la escena de la iglesia un momento conmovedor, tanto como el momento del reencuentro con la madre, que recorre medio país con una banda de polka liderada por el gran John Goodman para reencontrar a su hijo. Los pormenores de la espera de la nieve, la locación construida en una escuela, la cancelación de la producción y el hecho de ser obra de la prolífica máquina de escribir del guionista John Hughes y el debut como director de Chris Columbus hacen un combo irresistible. El documental revela cómo Joe Pesci se portaba peor que Culkin. Ahhhh: risas para ver cómo se hizo una gran comedia.
Los cazafantasmas revela que la familia de Dan Ackroyd, actor y guionista de la primera versión, pertenecían al culto espiritista -obvio, piensa el espectador al conocer el dato-. Se trata de un éxito que marcó la primera mitad de los ochenta a través de un guión imposible con seres caricaturescos del inframundo y una compañía de expertos en combatirlos en la mejor ciudad para que algo así ocurra: Nueva York. La película iba a ser protagonizada por el legendario John Belushi, pero los excesos provocaron su muerte justo antes de comenzar el rodaje. Así y todo, Bill Murray, Rick Moranis, Sigourney Weaver, Ackroyd y un gran elenco de comediantes, muchos habitués de The Saturday Night Live Show, lograron hacer un hit, tal como la canción que aún hoy es recordada. Ivan Reitman, el director, lograría una genial realización y cuenta sus secretos. Perduró tanto en el tiempo que hace poco tiempo se actualizó la película con un elenco femenino. De los noventa a estos años, en un solo paso.
Y Duro de matar, ¿cómo no querer conocer los secretos de esa película que hizo de Bruce Willis un duro de la pantalla grande, que era recordada por las miríadas de muertos entre los terroristas que tomaban un edificio entre los que su esposa se encontraba y que tuvo versiones posteriores para todos los gustos? En el documental, John McTiernan se muestra como una persona hosca y ruda y hasta disconforme con que se filme sobre él y logra un paso de comedia que se combina con la historia que esconde en el fondo una pelea en una pareja y lo que hace Willis por resolverla. También es la historia de una amistad a la distancia, mediante un walkie talkie, con un policía negro interpretado por un actor que cuenta la emoción de su madre al verlo desde su butaca. Éxito total, queda en la memoria colectiva como una película que redefinió las películas de acción. Una memoria colectiva que no se equivoca.
¿Y The movies? La docuserie que emite HBO es un compendio de las películas que no pueden dejar de verse. Si existen búsquedas en Google sobre qué ver el fin de semana o durante el insomnio de la noche, esta producción que divide en décadas las mejores películas es un catálogo imprescindible.
Producida por Tom Hanks, la serie estrenada el 14 de enero incluye entrevistas a un dream team que cualquiera querría conocer opinando y contando las historias de su cine: Paul Thomas Anderson, Alec Baldwin, Ellen Burstyn, Tim Burton, Cameron Crowe, Billy Crystal, Robert De Niro, Jon Favreau, Antoine Fuqua, Morgan Freeman, Bill Hader, Tom Hanks, Amy Heckerling, Ron Howard, Holly Hunter, Anjelica Huston, Baz Luhrmann, Julianne Moore, Ed Norton, Rob Reiner, Molly Ringwald, Maya Rudolph, Ridley Scott, John Singleton, Sharon Stone, Robert Zemeckis y muchos más.
Sus seis capítulos se detienen no sólo en las películas, sino en el contexto en el que se produjeron, los cambios sociales que reflejaron y muestra escenas de grandes actores improvisando en tomas que luego quedarían impresas en los films.
Bien, entonces: no sólo de películas vive el hombre, sino que el postre que merece se encuentra en conocer cómo fueron hechas. Quién se pierda de ver estas docuseries se quedará con la intriga, opción respetable. (Pero qué placer satisfacer la curiosidad).
SIGA LEYENDO