Leer no es simplemente posar la mirada sobre un conjunto de letras que se apilan prolijamente en una hoja, una pantalla, una pared. Leer es una tarea que exige un esfuerzo intelectual que puede ser mayor que el resto de los consumos a los que un ciudadano de este siglo está acostumbrado. La literatura es un arte que trabaja con la imaginación y es por eso que el lector, en su propia subjetividad, imagina la historia que le cuentan de forma única e irrepetible: las imágenes que se van formando en la cabeza a medida que lee son un misterio, pero suceden, y están ahí, todo el tiempo, incluso cuando el libro ya está cerrado. Kafka decía que el libro —el buen libro, por supuesto— es el hacha que rompe el mar helado dentro de nosotros. ¿Acaso no leemos para sentir ese hachazo?
Infobae Cultura convocó a 25 escritores, periodistas y gestores culturales que, antes que todo eso, son lectores. Así se definen. Para ellos, la literatura no es solamente una zona del disfrute cotidiano sino también un prisma para mirar el mundo. Ellos no sólo leen mucho; leen bien. Les pedimos, entonces, que busquen en sus bibliotecas y en sus recuerdos las mejores lecturas. Es que termina el año y empiezan los balances; esa fue la excusa para pensar en los grandes libros de 2019. Elecciones personales, por supuesto, incluso arbitrarias, pero hay algo de cada selección que tuvo en cuenta, consciente o inconscientemente, ese hachazo en el mar helado.
La consigna fue tres libros, pero muchos decidieron extenderla. Algunos dejaron sus comentarios, otros no. ¿Y qué tipo de balance podemos hacer de estos microbalances individuales? En principio, dar cuenta del contexto. Por un lado, la crisis económica que, sumada a la falta de políticas públicas, afectó fuertemente a la industria editorial. Y por otro, confirmar que el auge de las escritoras mujeres de los últimos años tiene como resultado su mayor presencia entre las publicaciones destacadas, así como también en esta breve lista. Otra cuestión no menor es que no hay libros que sean elegidos por una gran mayoría. Hay una gran variedad que pinta muy bien los raros tiempos que corren.
Aún dentro de un panorama amplio de elecciones, algunos se repitieron: son Inundación de Eugenia Almeida (no ficción, Document/A), Historia de una investigación de Enriqueta Muñiz (no ficción, Planeta), La única historia de Julian Barnes (ficción, Anagrama), Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez (ficción, Anagrama) y Desierto sonoro de Valeria Luiselli (novela, Sigilo). Luego fueron nombrados por más de un lector: El fin del amor de Tamara Tenenbaum (no ficción, Ariel), Furia diamante de Valeria Tentoni (ficción, Leteo), Vikinga Bonsái de Ana Ojeda (novela, Eterna Cadencia), De piedad vine a sentir de Irene Gruss (poesía, Ediciones en Danza) y Novísimo de Juana Bignozzi (poesía, Adriana Hidalgo).
Hay de todo: mucha ficción, también no ficción, un espacio importante para la poesía y dos libros de arte. Aquí va la selección completa:
Flavia Pittella, periodista cultural
1) Claus y Lucas, de Agota Kristoff (ficción, Libros del Asteroide)
“Si bien la trilogía de la escritora húngara fue escrita entre los años 1986 y 1991, fue publicado este año por Libros del Asteroide y me parece sencillamente una obra de arte.
2) Inundación, de Eugenia Almeida (no ficción, Document/A)
“Almeida es maestra de la brevedad y la descripción”.
3) Nevada, de Claire Vaye Walkings (ficción, Laurel)
“Hacía años que no leía cuentos tan bien escritos”.
4) Nuestra parte de la noche, de Mariana Enriquez (ficción, Páginas de Espuma)
“Es una muestra de la maestría escritora de Enriquez que insiste siempre con éxito en crear un género de terror vernáculo. Espeluznante”.
5) Amor no Roma mi Amor, de Pablo Ramos (poesía, Hormigas Negras)
“Ramos vuelve con un libro que recopila poemas y extractos de reflexiones en tono de diario íntimo. Suma a esta recopilación nuevos poemas desgarradores y una sección de poemas a su hija Antonia. Ramos puro y profundo”.
Gabriela Adamo, gestora cultural
1) Vikinga Bonsái, de Ana Ojeda (novela, Eterna Cadencia)
“Como lo viene haciendo en sus libros anteriores, Ana juega con el lenguaje de una manera fresca, original y creativa. Toma riesgos que van mucho más allá del uso del inclusivo; los sortea con éxito y para disfrute del lector. Más allá del inclusivo pero poniendo la lupa sobre estos años de #niunamenos está, también, lo que la novela cuenta: una situación muy intensa que permite retratar, condensada, la vida cotidiana de muchas mujeres en la Argentina con todas sus cargas, dudas, exigencias y posibilidades”.
2) Degüello, de Gabriela Massuh (ficción, Adriana Hidalgo)
“Un relato de peripecias que recorre con mucha angustia la realidad actual de la Argentina y el mundo, con un personaje principal -nuevo y entrañable- que será difícil de olvidar”.
3) El fin del amor, de Tamara Tenenbaum (no ficción, Ariel)
“El intento serio y honesto de entender los cambios profundos que se vienen dando en las relaciones sexoafectivas actuales, inmersas en libertades nuevas y ataduras viejas. Tamara combina un marco teórico amplio con todo tipo de observaciones de la realidad, se hace preguntas necesarias, hilvana respuestas generosas y no le quita ni un poco de complejidad al asunto”.
Nicolás Mavrakis, periodista cultural y escritor
1) Sinceramente, de Cristina Fernández de Kirchner (no ficción, Sudamericana)
“El ensayo autobiográfico de Cristina Fernández de Kirchner es la actualización más notable en décadas de la tradición del ensayo político argentino. Y además de representar en cada página la voz y el tono de CFK, lo cual entraría entre sus méritos estéticos, también reaviva algo que suele estar bastante devaluado: la antigua fe positiva en que ciertos libros sirven para entender la realidad. Es una lectura para hacer más allá de las preferencias ideológicas”.
2) Jellyfish. Diario de un aborto, de Carlos Godoy (ficción, Tusquets)
“Esta es la novela que mejor representó la discusión ideológica y moral alrededor del aborto en Argentina. Donde la gran mayoría optó por el oportunismo sensible o la explotación comercial del asunto, Godoy en cambio escribió una novela política y divertida a la altura de una discusión sobre la vida y la muerte”.
3) Serotonina, de Michel Houellebecq (ficción, Anagrama)
“Es más fácil entender cómo y por qué surge el descontento europeo contra la Unión Europea leyendo cualquier página de esta novela”.
Ana Correa, periodista y escritora
1) Historia de una investigación, de Enriqueta Muñiz (no ficción, Planeta)
“Enorme trabajo de Diego Igal que reconstruye no sólo gran parte de la investigación de Operación Masacre, sino que visibiliza a la periodista que hizo ese trabajo y fue parte fundamental de ese gran libro en el que muchos creíamos era sólo de Rodolfo Walsh”.
2) Eclosión, de Vera Spinetta (poesía, Espasa)
“Descubrí a una poeta exquisita y sensible, y al mismo tiempo el más bello homenaje en muchos de sus versos a Luis Alberto Spinetta”.
3) Los testamentos, de Margaret Atwood (ficción, Salamandra)
“Margaret Atwood no deja de sorprender con con sus novelas. Una nueva proeza litararia y un nuevo manifiesto feminista. Placer volver a leerla”
Claudia Piñeiro, escritora
1) Desierto sonoro, de Valeria Luiselli (ficción, Sigilo)
2) Inundación, de Eugenia Almeida (no ficción, Document/A)
3) Vikinga Bonsai, de Ana Ojeda (ficción, Eterna Cadencia)
Julián López, escritor
1) Inundación, de Eugenia Almeida (no ficción, Document/A)
“Es el libro de alguien que aceptó que es necesario rendirse y salirse de la idea de la voluntad, es un libro sobre la moral, una ética del oficio de la escritura, un libro contra los afeites y contra la pose del medio. Hondo, conmovedor, valiente, dadivoso”.
2) Lobo de mar, de Olivia Milberg (ficción, Añosluz)
“Una piedrita que encalla en medio del río incesante de lo que se publica. Lobo de mar dice, no hace cabriolas, encuentra al poema con naturalidad y sencillez, con sensibilidad; eso lo hace una rareza”.
3) La causa de las cosidas, Carina Rita Medina (poesía, Tanta ceniza)
“Es un poemario secreto y sacrificial, de musicalidad potente. Los textos juegan a la paradoja, se muestran livianos y hasta juegan con el perfil de lo ingenioso, pero siempre llega un retrogusto, un contrapoema oscuro y liberador”.
4) Bajo lluvia, relámpago o trueno, Fermín Eloy Acosta (ficción, Entropía)
“La escritura de Acosta parece la de un dandy con intereses culturales y telúricos, un exquisito que se aventura a una geografía narrativa que demanda coraje. Una primera novela deslumbrante”.
Lala Toutonian, periodista cultural y editora
1) La distorsión, de Rafael Toriz (ficción, Literatura Random House)
2) Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (ficción, Anagrama)
3) Furia diamante, Valeria Tentoni (ficción, Leteo)
“Apenas una muestra de lo que disfruté este año editorial y soy injusta con otros títulos. De todos modos, encuentro que hay mucho contenido semántico sin sustentar y un apuro emergente que atenta contra la estética de la brevedad. Esto es, todos quieren publicar para recibirse de escritores y así se pierde calidad y cualidad narrativa. Pero no dejo de celebrar cada texto de ficción y ensayo agudo, contracultural, si se quiere, que corra de manera marginal. Marginal entendido como algo que va por el margen, la periferia”.
Patricio Zunini, periodista y escritor
1) Una casa llena de gente, de Mariana Sández (ficción, Cía Naviera)
“Una novela bellísima, llena de humor y con una narración muy cálida. Tras la muerte de su madre, la protagonista recibe unas cajas con fotos, videos y textos, y con esa “herencia” empieza a reconstruir la vida entre ambas. El libro es una invitación a pensar cómo se sostienen los lazos familiares, a la vez que un gran homenaje a la literatura, la verdadera casa llena de gente”.
2) El amigo, de Sigrid Nunez (ficción, Anagrama)
“Hay dos clases de libros sobre escritores: los que son para escritores y los que son para lectores. Yo siempre prefiero de los segundos, y, entre estos, el de Sigrid Nunez es perfecto. Un escritor se suicida y la narradora, su amante resignada, también escritora, tiene que hacerse cargo del gran danés de aquel. Es como una anécdota menor, pero pensemos que de anécdotas menores hay grandes libros (Stoner, por ejemplo). La manera en que Nunez borda la relación entre literatura, amor y duelo es conmovedora”.
3) ¿Qué es el peronismo?, de Alejandro Grimson (no ficción, Siglo XXI)
Grimson tiene la ambición de responder la gran pregunta de la Argentina. No lo logra, por supuesto, pero creo que en ese "fracaso" está la fuerza del libro. Alejandro Grimson escribe un libro increíblemente lúcido que rompe con la lógica binaria para abordar los diferentes avatares del peronismo, o, mejor dicho, los peronismos. Un gran trabajo que toma diferentes técnicas para el análisis: de la investigación al ensayo político, de la lectura histórica a la ficción: el peronismo, parece decir, es todo eso.
Luis Chitarroni, escritor
1) El anacronismo interminable, de Jorge Jinkis (ficción, 17 grises)
“Este libro detecta el crucigrama de la memoria y el deseo y agrega de paso, como involuntariamente, el peso de la historia”.
2) M, de Eric Schierloh (ficción, Eterna cadencia)
“Se trata de una de excavación a la vez banal y decisiva, a partir de una bitácora precedente, en la vida de un escritor inevitable del siglo diecinueve, Herman Melville”.
3) Odio y amo: 20 poemas de amor y desamor, de Catulo (edición, prólogo y notas de Pablo Ingberg) (poesía, Ediciones Winograd)
“La respetuosa infidelidad con que el traductor trata a Catulo como a un contemporáneo, bien vale leerlo o releerlo”.
Sonia Budassi, escritora y periodista
1) La única historia, de Julian Barnes (ficción, Anagrama)
Escrita de manera exquisita y con una tensión dramática que impide dejar el libro, resulta provocadora por lo menos en dos aspectos. Si la historia de literatura –y de la cultura - está repleta de relatos donde el varón se relaciona con una mujer menor, a veces demasiado menor –Lolita como caso paradigmático, y en nuestros días la obra del francés Michel Houellebecq- Barnes cuenta, lejos del prejuicio y del lugar común la relación –que dura una década- entre Paul, de 19 años y Susan, de 48, casada y con dos hijas. Y expone un planteo que podría resultar anacrónico por sus vínculos con el amor romántico, tan puesto en cuestión por el feminismo. “¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos?” se pregunta en la primera oración. Y enseguida afirma que esa no es una opción porque “si se puede controlar, entonces no es amor”. A sus sutiles observaciones sobre la clase media inglesa, Barnes suma la indagación no sólo de lo más extraño y complejo de las relaciones –sus tesis sobre el “sexo triste” son de una belleza perturbadora- sino también en el modo en cómo nos narramos lo vivido a nosotros mismos. Quizá en esos pasajes alcanza sus mejores momentos porque la novela en sí es un artefacto que funciona como un laboratorio de versiones sobre una “única historia”, desde el tono que oscila entre una ácida comedia británica hasta una tragedia griega contemporánea.
2) Aguafuertes silvestres. Arlt desde Sierra de la Ventana, de Roberto Arlt (compilador: Lucas Ruppel) (no ficción, Hemisferio Derecho Ediciones)
Siempre es un placer leer a Arlt y este libro es un verdadero hallazgo; nos divierte, nos sorprende con el humor de su lengua incisiva e inteligente, nos hace pensar en la siempre tensa y vigente relación entre el ocio, el trabajo y la escritura. Escribiendo sobre las sierras, el autor nos hace pensar y repensar la ciudad y nuestras rutinas diarias, con una sonrisa amarga y un guiño que identifica tanto al artista como al bancario y al oficinista.
3) Biografía y ficción, de Damián Huergo (ficción, Notanpuán)
Primer premio del Fondo nacional de las artes; en honor al género cuento y a la mixtura entre ficción y no ficción siempre que, como en este caso, se haga con plena conciencia y calibre de la modulación del lenguaje en historias sobre el paso del tiempo y la nostalgia nada inocente sobre los últimos momentos del siglo pasado.
Osvaldo Aguirre, periodista y escritor
1) Historia de una investigación, de Enriqueta Muñiz (no ficción, Planeta)
“Porque reabre la lectura de un clásico de la literatura argentina, como Operación Masacre. El hallazgo del año”.
2) De piedad vine a sentir, de Irene Gruss (poesía, Ediciones en Danza)
“Porque corona una de las grandes obras de la poesía argentina contemporánea”.
3) Ballard, el tiempo desolado, de Pablo Capanna (no ficción, Letra Sudaca Ediciones)
“Un gran ensayo sobre la obra de J. G. Ballard, para leer con la reedición de La sequía que publicó Fiordo este año, en la hermosa traducción de Francisco Porrúa”.
4) Patricia, de la lucha armada a la seguridad, de Ricardo Ragendorfer (no ficción, Planeta)
“Porque redescubre desde muchos ángulos la figura de su protagonista y a través de ella describe también un capítulo oscuro de la historia política reciente, el que va de los años 70 a la actualidad”.
Juan Pablo Correa, publicista
1) Tres cuentos espirituales, de Pablo Katchadjian (ficción, Blatt & Ríos)
En la nota del autor, Katchadjian se pregunta por qué "Tres", por qué "Cuentos" y por qué "Espirituales". Y responde: "Tengo que decir que el título, como casi todo lo que me gusta, se me ocurrió antes de pensarlo". No estoy seguro de que sea una buena clave para entrar en la lectura, en cualquier caso no tiene mayor importancia. Los tres "cuentos" son un prodigio de imaginación y claroscuros, nadie escribe como él. Se parece a sus libros anteriores pero este es el mejor.
2) T.R.I.P.A. trabajo de registro e investigación sobre paisaje argentino: tomo 1, de Maximiliano Masuelli (arte, Ivan Rosado)
“Este libro excéntrico postula una teoría del paisaje argentino mediante una acumulación caótica, arbitraria, deslumbrante de cuadros que el autor fue encontrando a lo largo de los años. Se suceden campos, arroyos, terrazas, árboles, zaguanes, jardines, esquinas. No hay casi explicaciones. Pero al cerrar el libro, el pensamiento se demora en esos paisajes, recuerda alguno que podría estar, y se alegra por el tomo 2 que vendrá”.
3) Un ejemplar de prueba, de Alfredo Novelli (ficción, Mansalva)
“Cuentos muy breves y unos pocos poemas, este primer libro de Novelli, muerto en 2014, se convirtió en contraseña entre lectores atentos. La lectura es muy placentera y se entra en un vértigo de imágenes y situaciones que resultan sorprendentes. Son muy pocos quienes sabían algo de él, traducía artículos de Wilcock, escribía libros de matemáticas, y mientras tanto pulía esos cuentos kafkianos. El adjetivo se usa a menudo y mal, creo que eso este caso corresponde. Un kafkiano criollo”.
Mariana Sández, escritora
1) Marionetas, de Alex Pheby (ficción, Compañía Naviera Ilimitada)
“Más allá del interés por un caso histórico real de demencia que atrajo a pensadores como Freud, Jung, Elías Canetti y otros, lo fascinante de esta novela es el modo en que se sumerge en lo hondo de la mente y transcurre desde su mirada atormentada con un magnetismo literario único y muy poderoso”.
2) El club de los mentirosos, de Mary Karr (ficción, editorial Periférica)
“Me atrapó el desparpajo de la voz narradora que, totalmente ácida y visceral, va contando su autobiografía: una infancia en una localidad texana durante los años 60, con una familia caótica donde la madre es el centro. Publicada en Estados Unidos en 1995, se convirtió en modelo de la narrativa memorialística y leerla es un viaje extraordinario”.
3) Las interrupciones, de Nicolás Schuff y Mariana Ruiz Johnson (libro infantil, Galería editorial)
“En un gesto oulipiano que rinde homenaje a la literatura como juego, este libro es originalísimo para todas las edades. Demuestra cómo, para escribir, más que las consignas funcionan los impedimentos, los restricciones, los obstáculos. Partiendo de una supuesta imposibilidad, termina construyendo un poco de cada género literario: romántico, fantástico, policial, etc”.
4) En otras palabras, de Jhumpa Lahiri (no ficción, editorial Salamandra)
“Para los enamorados de la literatura y los idiomas, este libro tiene un encanto muy particular. Sin pretensiones de revelar grandes verdades, repasa desde un lugar personal, discreto y sincero los motivos muchas veces irracionales que llevan a un escritor a escribir, a un lector a necesitar leer, a enamorarse de un idioma, a buscar su identidad a través de las palabras”.
Walter Lezcano, periodista y escritor
1) Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez (ficción, Anagrama)
“Una novela que será la historia fantástica de esta generación: resignificación de hechos políticos, abordaje del Mal como parte de este plano de la realidad y además una inquisición acerca de la importancia de traer (o no) más seres a este mundo”.
2) Historia de una investigación, de Enriqueta Muñiz (no ficción, Planeta)
“El diario que siempre habíamos querido leer sobre la historia que siempre nos interesó del libro que nos sigue hablando en presente: Operación masacre de Rodolfo Walsh”.
3) Novísimos, de Juana Bignozzi (poesía, Adriana Hidalgo)
“De cómo una despedida puede estar a la altura de toda una obra. Imprescindible”.
Virginia Cosin, escritora y periodista
1) A ver qué se puede hacer, de Lorrie Moore (no ficción, Eterna Cadencia)
“La edición de este libro de ensayos, junto con la reedición próxima y reciente de algunas de las obras de narrativa de esta autora cuyas imágenes son singularmente tristes y graciosas a la vez, me parece uno de los acontecimientos del 2019. Este año leí el prólogo de A ver qué se puede hacer a mis alumnos de taller varias veces -porque creo que cualquiera que quiera escribir debería leer este libro, que es un libro sobre la lectura y, por lo tanto, sobre la escritura- y cada vez, indefectiblemente, que llegué al punto final, sentí esa punzada de emoción que te quiebra la voz cuando un texto te habla y te atraviesa”.
2) Elogio del riesgo, de Anne Dofourmantelle (no ficción, Nocturna editores)
“Anne Dufourmantelle fue doctora en filosofía y practicó el psicoanálisis, coescribió La hospitalidad, con Jacques Derrida y es autora de ensayos, relatos y novelas. Cinco años después de escribir este libro que nos habla al oído sobre todas esas cosas que nos dan miedo -el amor, el deseo, la traición, lo desconocido, lo incalculable de estar vivos- con un sustrato teórico pero también arrojada a la turbulencia de la poesía, Anne arriesgó su vida para salvar a dos niños de morir ahogados en el mar de la Riviera francesa. Los niños sobrevivieron, ella no, pero nos queda este libro para intentar descifrar el misterio”.
3) El texto encuentra un cuerpo, de Margo Glantz (no ficción, Ampersand)
“El comienzo de este libro está precedido de una advertencia de la autora. Lo que advierte Margo Glantz es que su mirada privilegia el fragmento y que esa mirada fragmentaria es una mirada femenina. Advertencia pero también gancho, imán, poder de convocatoria -al menos para mí, que comparto con Margo esa forma de mirar: a través de las rasgaduras, los quiebres, los intervalos, los lapsus-. En el espejo quebrado de los libros que leyó ella lee y se lee, se palpa, ubica heridas, cicatrices, goces y nos ofrece, a su vez, esas experiencias para que podamos, a través suyo, leernos a nosotros mismos”.
Florencia Scarpatti, periodista
1) Desierto sonoro, de Valeria Luiselli (ficción, Sigilo)
“Porque contiene todo lo que espero de la literatura, retrato íntimo, social, poesía y rock de fondo. Una novela conmovedora”.
2) La única historia, de Julian Barnes (ficción, Anagrama)
“Porque el amor, como dice Julian Barnes, no puede encerrarse en una definición pero sí en un relato”.
3) El fin del amor: querer y coger, de Tamara Tenenbaum (no ficción, Ariel)
“Porque no es tan frecuente que un libro se convierta en la voz de una generación”.
Juan José Becerra, escritor
1) La conquista, Iris y Construcción, de Sergio Bizzio (ficción, Literatura Random House)
2) La pirámide, de Sergio Bizzio (ficción, Blatt & Ríos)
3) Esta bruma insensata, de Enrique Vila Matas (ficción, Seix Barral)
4) El presidente, de César Aira (ficción, Mansalva)
Agustina Larrea, periodista y escritora
1) El sol mueve la sombra de las cosas quietas, de Alejandra Kamiya (ficción, Bajo la luna)
2) Cometierra, de Dolores Reyes (ficción, Sigilo)
3) Me aburro rápido, de Alexis Moyano (arte, Wai Comics)
“Destaco tres libros locales e independientes que me fascinaron: El sol mueve la sombra de las cosas quietas, de Alejandra Kamiya (Bajo la luna); Cometierra, de Dolores Reyes (Sigilo) y Me aburro rápido, de Alexis Moyano (Wai Comics). Aunque pertenecen a rubros muy distintos (un libro de cuentos, una novela y un paseo por la cocina de la obra de uno de los dibujantes y humoristas gráficos más interesantes del país), en todos hay una pulsión que me atrajo: son libros que, como una correntada, te tironean y te llevan a vivir dentro de ellos. El primero, a fuerza de una sutileza en las imágenes que me resultó encantadora; el segundo por una prosa diáfana, a la que se le nota un trabajo serio, sin el apuro de la edición express; y el tercero por el desparpajo de una voz, de una generación”.
Tamara Tenenbaum, escritora y periodista
1) Mi año de descanso y relajación, Ottessa Moshfegh (ficción, Alfaguara)
2) Los errantes, Olga Tokarczuk (ficción, Anagrama)
3) Las confesiones de la carne, Foucault (no ficción, Siglo XXI)
Valeria Tentoni, escritora
1) De piedad vine a sentir, de Irene Gruss (poesía, Ediciones en Danza)
2) Carga, adelante, vamos, de David Wapner (poesía, Neutrinos)
3) Novísimos, de Juana Bignozzi (poesía, Adriana Hidalgo)
Amalia Sanz, gestora cultural
1) Las malas, Camila Sosa Villada (ficción, Tusquets)
“Un relato de iniciación, amor y terror, que -como la figura de su autora- no para de crecer para colocarse en el lugar de clásico contemporáneo de la literatura”.
2) Felicidades, de Juan José Becerra (ficción, Seix Barral)
3) Desierto sonoro, de Valeria Luiselli (ficción, Sigilo)
Hernán Vanoli, escritor y editor
1) 50 Estados: 13 poetas contemporáneos de Estados Unidos, de Ezequiel Zaidenwerg (selección, traducción y prólogo) (poesía, Bajo la Luna)
2) Un hombre con suerte, de Jamel Brinkley (ficción, Chai)
3) Noche en la playa encendida, de Matías Amoedo (ficción, Metalúcida)
Silvia Hopenhayn: escritora y periodista cultural
1) La media sombra, Ariel Schettini (poesía, Eloísa Cartonera)
“Empiezo por lo más tangible, una edición de Eloísa Cartonera, donde los dedos se tiñen del color del libro, porque la tapa es única y pintada, ejemplar por ejemplar. En este caso lo único también es su contenido ya que se trata de los nuevos poemas de Ariel Schettini, siempre originales, arriesgados y de una erudición exploradora. Humor, dolor, gusto por lo leído, donde la experiencia se convierte en paleta del escritor. Título de la obra: La media sombra que incluye los poemas “El retorno al origen”, “La evolución de la creencia”, “La salud del Papa” o “El metereólogo”. Y hay más.
2) El ojo y la flor, de Claudia Aboaf (ficción, Alfaguara)
“Una novela disruptiva, distópica, acuática… Historia de hermanas, donde los lazos se entretejen con pasión, muerte y una poética de lo que fluye a pesar del acabose… La belleza es poder en medio de lo apocalíptico; el erotismo, manotazo de ahogado. Novela fuerte y con estilo”.
3) La condesa sangrienta, de Valentine Penrose (ficción, Interzona)
“¡Bienvenida Valentine! Hace tiempo que no tenía en mis manos una nueva edición de La condesa sangrienta (Interzona), voluptuosa y terrible novela de la escritora francesa Valentine Penrose, preferida de Buñuel y Bataille, que inspiró a Alejandra Pizarnik para crear su propia condesa, voraz y fatal. En tiempos del neogótico, este libro es precursor, y de lo mejorcito”.
Sebastián Lidijover, promotor de libros
1) Mi abandono, de Peter Rock (ficción, Godot)
“Una novela perfecta en la que se entra como si fuera un canto a la vida en el bosque, para terminar leyendo lo más oscuro de la condición humana”.
2) El río de la conciencia, de Oliver Sacks (no ficción, Anagrama)
“Porque siempre hay que leer al gran divulgador Oliver Sacks. Te hace una mejor persona, o por lo menos una persona que al leer sobre la prosopagnosia de Brad Pitt sabe exactamente de qué se trata esa enfermedad”.
3) Furia diamante, Valeria Tentoni (ficción, Leteo)
“Ocho cuentos luminosamente oscuros. Tentoni tiene la capacidad de materializar las emociones y sentimientos en una presencia física que perturba”.
Raquel San Martín, escritora y editora
1) La única historia, de Julian Barnes (ficción, Anagrama)
“Es una historia de (des)amor y es de Julian Barnes. No hace falta nada más”.
2) El libro de la locura, de Anne Sexton (poesía, Caleta Olivia, traducción de Noelia Torres)
Poemas desgarrados e intensos, que incomodan pero devuelven siempre alguna belleza.
3) Ol de pritty jorses, de Andrés Hax (ficción, 17 Grises)
“Conmovedora primera novela. Literatura del yo en su mejor versión”.
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