El Museo Nacional de Bellas Artes cierra su temporada 2019 con la muestra Norah Borges. Una mujer en la vanguardia, que se compone por más de 200 obras, que recorren sus inicios en el grabado, sus ilustraciones en revistas y libros, como también su obra pictórica y hasta su experiencia como crítica de arte bajo el seudónimo Manuel Pinedo.
En ese sentido, la exposición propone un recorrido por 11 etapas: “Infancia”, “Norah, una artista ultraísta”, “Norah Borges en la vanguardia” I y II, “Cartografías”, “Quintas y viaje a España”, “Norah ilustradora”, “Españoles de tres mundos”, “Salas de pintura y dibujo”, “Norah por Jorge Luis Borges” y “Manuel Pinedo: Norah Borges crítica de arte en los Anales de Buenos Aires”.
“Esta es la muestra más exhaustiva jamás realizada sobre la obra de Norah Borges y la primera que se realiza en el Bellas Artes. Norah es una artista que ha recorrido el siglo XX de una manera silenciosa y discreta, como su forma de ser, que tuvo la fortuna y la desgracia de ser hermana de unos de los grandes escritores de la historia, algo que la ha eclipsado de alguna manera, aunque ella siempre se sintió cómoda con ese lugar”, explicó el director del Bellas Artes, Andrés Duprat.
En ese sentido, Sergio Baur -historiador, diplomático y curador de la muestra- agregó: “Creo que esta muestra nos invita a reflexionar sobre el rol de la mujer artista en el siglo XX. El caso de Norah es absolutamente emblemático, porque es el de una artista con amplia vocación, comprometida en muchísimos sentidos”.
Una de las pruebas fácticas con respecto al eclipsamiento y, a la vez, la poca valoración de la obra de artistas mujeres en el país surge de un dato revelador. "Norah Borges es una artista muy poco representada en museos públicos argentinos. Es más, hay más obras de ella en España que aquí”, comentó Baur.
El recorrido comienza con una gigantografía de una foto clásica sacada por Gisèle Freund, mientras que a la izquierda se encuentran sus primeros años relacionados a la labor artística, con las xilografías y linóleos que realizó entre 1918 y 1924.
Norah Borges (Buenos Aires, 1901-1998), seudónimo de Leonor Fanny Borges Acevedo, vivió en Europa entre 1912 y 1921, cuando regresó junto a su hermano y descubrieron que los movimientos artístico de Buenos Aires estaba lejos de las experiencias transatlánticas. Así, comenzó a divulgar el ultraísmo en Argentina, el único movimiento literario con raíces en español de la historia. En España publicó en revistas como Mural, Proa o Martín Fierro, experiencia que replicó en el país en la emblemática -pero de cortísima duración- Prisma, entre otras.
“Norah es una rara excepción dentro de la historia del arte argentino, debido a que su presencia en las décadas de auge de las vanguardias internacionales le permitió acompañar a personajes de la relevancia de Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Gabriela Mistral, a los jóvenes poetas de la renovación de España y Argentina”, comentó Baur.
Perteneciente al Grupo de Florida, Norah no solo iIustró obras de su hermano, sino también de Victoria y Silvina Ocampo, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares, Eduardo Mallea, Ricardo Molinari, Carmen Conde y Rafael Alberti, entre otros. Además, su matrimonio con el ensayista, poeta futurista y crítico literario y de arte español perteneciente a la generación del 27, Guillermo de Torre, enriqueció su relación con las diferentes vertientes artísticas.
El espacio con mayor extensión está dedicado a sus pinturas. En uno de los sectores se destaca su serie de quintas de Buenos Aires, construcciones ficcionales -no eran reproducciones per se, sino edificaciones creadas a partir de ciertos patrones, como maceteros o balaustradas, que se repiten como en una suerte de fetiche.
En otro, salvo la acuarela sobre papel Bodegón con figura, que trabaja sobre el expresionismo alemán (solo se conservan dos de esta serie y la otra se encuentra en el Reina Sofía de Madrid), el resto de las pinturas poseen una paleta y una perspectiva más naíf, en la que las figuras -aún siendo adultos- son representados con rasgos aniñados porque, en palabras de Baur, ella “solía decir que los cuadros debían dar felicidad y los niños eran eso, felicidad”.
Otro punto importante de su trabajo pictórico es su relación con lo religioso, a partir de una serie de cuadros relativos a la anunciación, en los que se reconoce “su admiración por Fra Angélico”, explicó Baur. Ahí en la muestra una gigantografía de una fotografía de la casa de Jorge Luis Borges, en el que se destaca la obra La anunciación, un óleo de 1945, que acompañó al escritor a lo largo de su vida.
Una serie cartográfica se revela como uno de los rincones más curiosos de la muestra. Los mapas, algunos con sentido del humor, fueron realizados para mostrar a los visitantes cómo llegar a su casa desde el puerto, en una especie de croquis turístico con recomendaciones, mientras que otros -de mayor envergadura- son obras de territorios más extensos, como Argentina o un mapa de Asia, que decoró la oficina de Victoria Ocampo en la revista Sur.
En el final del recorrido, una sala revela su interés por el arte en general y su trabajo como crítica en particular, bajo el seudónimo Manuel Pinedo. En el espacio se destacan frases de la artista con su visión sobre trabajos de Guillermo Butler, Antonio Berni, Raquel Forner y Ramón Gómez Cornet, entre otros, en los que también se pueden ver las obras reseñadas in situ.
*Norah Borges. Una mujer en la vanguardia, en el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473, de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20. La entrada es gratuita para argentinos y residentes, y cuesta $200 para los turistas. Hasta el 1.° de marzo de 2020
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