Un lugar para el cuerpo y la memoria trans de la Nación

El Archivo de la Memoria Trans muestra la vida cotidiana de las travestis durante el tiempo en el que las leyes las condenaban a la clandestinidad

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Imagen del fondo de Carla Pericles
Imagen del fondo de Carla Pericles

La memoria no es un sustantivo, sino un ejercicio (una acción) que debe ponerse en práctica para no caer en los abismos del olvido. Este axioma vale, claro, para los sectores de la sociedad perseguidos, expulsados, ocultados ya que el Estado determina el recuerdo, el monumento. Algo de esto saben generaciones de travestis argentinas que vivieron en la noche y los recovecos. Y algo de esto viene a reparar el Archivo de la Memoria Trans, que exhibe la muestra Esta se fue, esta murió, a esta la mataron, un título en el que reverberan las posibilidades de un destino.

Dos paneles enfrentados llenos de fotos, y fotos desperdigadas a lo largo de las paredes del Centro Cultural Pedro Morán, muestran un costado cotidiano de la vida trans anterior al año 2000, cuando cayeron los “edictos policiales” que penaban a las personas por vestir prendas “diferentes” a la de su sexo. Unos edictos que marcaron la vida de las mujeres trans, destinadas a la noche y la clandestinidad, la prostitución.

“Es una reivindicación de la comunidad trans que durante un montón de tiempo fue perseguida por ir vestida con ropas del sexo opuesto –cuenta a Infobae Lucila Penedo, miembro del Archivo de la Memoria Trans–. Para no estar en la clandestinidad o el riesgo de ser asesinadas en los ámbitos de la noche en los que se movían en la prostitución, muchas se exiliaron. La mayoría de las personas trans no terminó sus estudios de formación, algunas ni la primaria, pero la facultad y la universidad mucho menos, entonces la mayoría trabajó y trabaja como prostitutas, que es la salida laboral más fácil que tienen. Hacer visible estas historias forman parte de los objetivos de la muestra”.

La conformación del archivo también es una historia: María Belén Correa y Claudia Pía Baudracco, ambas mujeres trans activistas, habían imaginado tener un espacio donde reunir a las compañeras sobrevivientes, sus recuerdos y sus imágenes. Preservar la memoria de los cuerpos que sufrieron la violencia de la policía, el abandono y la punición del Estado y la complicidad de la sociedad fue uno de los principales impulsos para volver a reencontrarse. Sin embargo, Pía falleció en 2012 y María Belén había partido al exilio, desde donde funda el AMT Durante dos años, el AMT fue un espacio virtual donde se compartían anécdotas, fotos, testimonios, cartas y crónicas policiales de la comunidad travesti, transgénero y transexual.

Imagen del fondo de Claudia Pía Baudracco
Imagen del fondo de Claudia Pía Baudracco

El archivo es un arma poderosa: dice esto fue así, yo soy la prueba, yo fui así. Y entonces, a partir del archivo se escribe la historia.

Chicas trans en el Congreso festejando haberse puesto lolas, en la playa, posando frente a la cámara, diversas fotos en blanco y negro de mujeres trans señoriales, delante de una foto de Madonna. Cada pequeño rastro construye, lentamente, una historia. Y, a la vez, tiene valor propio: lo personal es político. Si el cuerpo trans es también una marca de lo político, no se observa solamente fotogramas de la intimidad. Foto a foto, dan forma a otro cuerpo de la nación.

Imagen del fondo de Carla Pericles
Imagen del fondo de Carla Pericles

*"Esta se fue, a ésta la mataron, ésta murió". Fotografías del Archivo de la Memoria Trans en el Centro Cultural Moran (Pedro Morán 2147, Agronomía. C.A.B.A.). La muestra podrá visitarse hasta el 19 de diciembre, de martes a domingo de 18 a 23 hs . Entrada libre y gratuita.

** Instagram: @archivotrans

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