Una gran mayoría de espectadores —de un lado y otro de la grieta bipartidista que divide la Argentina— ha elogiado la gestión de Alejandro Tantanian en el Cervantes, sin embargo desde hace varias semanas no hay funciones. El teatro está parado. Es el caso de Adela duerme serena de Andrea Garrote y Testimonios para invocar a un viajante de Maruja Bustamante, pero también de Sagrado bosque de monstruos, con Marilú Marini, que aún no ha podido comenzar su nueva temporada.
Puertas adentro, los trabajadores del Cervantes se encuentran en asamblea permanente en reclamo por mejores condiciones laborales. Luego de una conciliación obligatoria, que se sostuvo hasta el 30 de octubre, las medidas de fuerza volvieron. Ni bien concluyó la asamblea de la tarde del jueves, Infobae Cultura pudo acceder al comunicado de la Junta Interna ATE del Teatro Nacional Cervantes y personal artístico técnico de los Organismos Estables de la Secretaria de Cultura de la Nación.
“Nuestros planteos no fueron atendidos. Como una metáfora del gobierno del que forman parte, las autoridades del Teatro Nacional Cervantes se han preocupado demasiado por su imagen pero no han resuelto las cuestiones sustanciales: la fachada del teatro está terminada, pero el tercer subsuelo está inundado de aguas servidas porque se han roto las bombas cloacales, espacios de trabajo sin reacondicionamiento y con riesgos para la salud y la seguridad de lxs trabajadorxs, como así también del público del único Teatro Nacional del país”, se lee en el texto.
Además, agrega el comunicado, “se han duplicado funciones de compañerxs de planta permanente concursados en los años 2013/15 con sueldos mucho mayores a los establecidos en nuestro Convenio Colectivo de Trabajo. No se han recategorizado a quienes con mismas tareas cobran diferentes salarios, la remuneración de algunxs companerxs no se corresponde a las responsabilidades que ejercen, está pendiente la renovación de contratos para 2020 con la amenaza de despidos, no hubo respuesta favorable para la problemática salarial, entre muchas otras”
Por último, aseguran que “la gestión de Alejandro Tantanián hizo enormes esfuerzos por no identificarse con la administración nacional que lo designó, no obstante, utilizó cada una de las herramientas disponibles desde la gestión macrista para evitar los controles de la administración pública. Durante estos tres años muchas decisiones se tomaron desde fuera del país. Tantanian llegó con un gabinete de 50 personas con salarios que duplican o triplican la de lxs trabajadorxs”.
Todo esto ocurre en un marco delicado: con el inminente cambio de gobierno, que se dará el 10 de diciembre cuando a Alberto Fernández le toque asumir la función presidencial, todo puede cambiar en el Cervantes... o no. Es un teatro nacional que depende de la Secretaría de Cultura, hoy a cargo de Pablo Avelluto. ¿Continuará o no Tantanian?
Es en ese sentido que un grupo notable de artistas e intelectuales escribió una solicitada en apoyo al actual director y su gestión. “En el marco del evidente retroceso en materia de desarrollo cultural durante la gestión de Cambiemos, los abajo firmantes queremos manifestar nuestra valorización y respaldo al trabajo desarrollado por las autoridades del Teatro Nacional Cervantes durante el período 2017-2019 y resaltar la profunda renovación que han llevado adelante”, comienza.
“Frente a un contexto de retracción de la presencia del Estado en el incentivo de las políticas culturales, el Teatro Cervantes es un oasis en el que la comunidad artística y el público encontraron un espacio de identidad y pertenencia, configurando un horizonte posible en la construcción de un proyecto cultural dinámico, diverso y democrático”, completan.
Entre los firmantes están Moria Casán, Rafael Spregerbuld, Marilú Marini, Julieta Venegas, Beatriz Sarlo, Maria Onetto, Enrique Pinti, León Gieco, Gabriel Goity, María O’Donell, Cristina Banegas, Marcelo Cohen y Tamara Tenenbaum, entre tantos otros.
Mientras tanto, la asamblea permanente continúa y el conflicto parece estar lejos de resolverse. Interna y externamente, las posiciones se complejizan. Sin embargo, las cartas siguen echadas sobre la mesa. Habrá que esperar.
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