Fue hace cuatro años cuando escribimos En casa de Nora. La idea surgió a raíz de un ciclo de policiales argentinos que queríamos desarrollar, cruzándolo con los clásicos del teatro. El teatro que nos había propuesto hacerla, tenía un proyecto que se nos hacía muy cuesta arriba como autoras pero que a su vez implicaba un desafío muy tentador: contar una historia por semana. Finalmente, no pudo ser. El proyecto entró en un impasse y al poco tiempo el teatro cambió de firma. Conservamos la historia con nosotras con mucho amor, porque sabíamos bien de quién hablábamos a través de la Nora Helmer que imaginó Ibsen y cuánto nos dolía esa Nora.
Hay pocos femicidios en la historia del teatro; o bien fueron llamados con otro nombre, como crimen pasional, ataque de locura, y limpiar la honra. Desdémona es un caso de femicidio, como lo es Carmen -la de la historia de Prosper Merimeé, que tan célebre se volvió en la ópera de Bizet- o María, la esposa de Woyzeck -el texto es de Büchner-. Por eso y porque somos mujeres, consideramos que teníamos una deuda con el tema y decidimos afrontarlo en esta versión ibseniana.
La pregunta por excelencia que nos hicimos -y que se hacen todas las excelentes versionistas del texto, como Griselda Gambaro o Elfriede Jelinek- es si verdaderamente Nora pudo irse de su casa tras el portazo. Nosotras llegamos a la conclusión que Nora no pudo seguir un camino triunfante y a partir de allí trabajamos con un caso de femicidio en la Argentina que aún está sin resolver. Un crimen suele ser la consecuencia que sufre una víctima que no pudo marcharse a tiempo.
También partimos de una evidencia, hoy para muchas mujeres salir al encuentro de su propia identidad y realizarse como mujeres, implica perder la vida. Nora puede ser esa mujer en la provincia de Córdoba, como la planteamos, pero también la de un country en la provincia de Buenos Aires o en un departamento en Mar del Plata. Estamos seguras que como espectadoras, las mujeres argentinas se encontrarán en nuestra obra con aquellas historias silenciadas de las páginas policiales de los diarios y que deben de una vez, decirse en voz alta.
Para nosotras escribir juntas es un placer y tenemos muy claro cuáles son los fuertes de cada una y la modalidad para hacerlo. Por eso, no nos trajo dificultades la escritura en sí, todo lo contrario: fue la mezcla de la Navidad blanca escandinava con el cuarteto cordobés lo que más disfrutamos. Lo mismo nos sucedió cuando introdujimos una pasión vernácula -en el original el conflicto está supeditado al deber que tiene que cumplir Nora en su rol de esposa-. Por eso pensamos en el suegro de Nora, en un amor incestuoso propio de las grandes tragedias y del melodrama y no por eso menos real en muchos casos.
Cuando finalmente pensamos en llevarla a escena, consideramos que la directora debía ser una mujer, alguien que tuviera sensibilidad especial para entender la opresión y la violencia, de aquí que llamamos a Herminia Jensezian que se animó gustosa a llevarla a su teatro Tadrón.
*Adriana Tursi y Patricia Suárez, autoras de En casa de Nora. Funciones los sábados a las 21.30 hs en Tadron Teatro de Niceto Vega 4802.
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