Con curaduría de la historiadora del arte María Elena Babino, se ha inaugurado la exposición “Imágenes de ida y vuelta” en el Museo de Arte Español Enrique Larreta, dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La muestra, que da cuenta de la influencia española en la renovación de los lenguajes pictóricos del arte argentino, forma parte del tópico de los “viajes estéticos”; en este caso, centrado en la relación entre Argentina y España y, dentro de ésta, específicamente en la isla de Mallorca.
La muestra, que estará en exhibición hasta el 11 de noviembre próximo, reúne 51 obras de pintores de ambos países procedentes de diversos museos y también de préstamos de particulares. Está enriquecida también por una cuidada documentación que incluye cartas, notas, primeras ediciones de libros célebres, así como ejemplares de las ya míticas revistas Proa y Martín Fierro. Este material explicativo y respaldatorio de las obras expuestas, sabiamente escogido, así como textos de sala y carteles, guían de manera clara y sintética el itinerario de la exposición.
La investigación y la propuesta curatorial de Babino atiende particularmente a la influencia que artistas peninsulares de renombre como Joaquín Sorolla, Santiago Rusiñol, Ignacio Zuloaga y, muy en especial, Anglada Camarasa, dejaron en pintores argentinos tales como Tito Cittadini, Gregorio López Naguil, Rodolfo Franco, Roberto Ramaugé, Francisco Bernareggi, Felipe Bellini, o, incluso, Ricardo Güiraldes que, si bien es conocido básicamente como escritor, también fue un eximio dibujante. Del mismo modo, Octavio Pinto y Norah Borges desarrollaron su obra en Mallorca, de una manera independiente de Anglada Camarasa.
Pero, como advierte la curadora, esa influencia no fue sólo de España a Argentina, sino que se dio también en sentido inverso. Vale decir que los artistas argentinos que viajaron y se radicaron en Mallorca a partir de 1914 -particularmente en la bahía de Puerto Pollensa en torno de un maestro indiscutido como lo fue el citado Anglada-, descubrieron con una intensidad hasta entonces inusitada el paisaje de la isla y, a partir de ese descubrimiento, renovaron el lenguaje plástico para adentrarse en la modernidad; de ese modo privilegiaron una nota colorista. Gracias a la mirada de los artistas argentinos, a los pintores mallorquines se les hicieron patentes aspectos del paisaje, en particular la luz y el color, en un contexto artístico que se desarrollaba entonces bajo la hegemónica vigencia del arte académico.
En cuanto a por qué poner foco en Mallorca y no en otro sitio cualquiera de España, destacamos que amén de su paisaje privilegiado, una suerte de Arcadia o ámbito ideal dado el clima benigno de la isla y la intensidad de la luz mediterránea, existe una circunstancia vital que lo explica. Muchos de estos artistas argentinos que habían consolidado su arte en París bajo la tutela del citado Anglada, cuando éste se estableció en Mallorca a causa del estallido de la “gran guerra”, fueron tras el maestro. De ese modo Mallorca se convirtió en un sitio clave a la hora de marcar una renovación estética en el campo de la pintura.
De ese grupo, como fue señalado, formaron parte Ricardo Güiraldes, cuyo magnífico torso de espaldas, obra del citado Anglada, se expone en la muestra, y también Norah Borges; esta última había viajado a Europa con su familia demorando su retorno a nuestro país debido también a la Primera Guerra Mundial. Durante su permanencia en el viejo continente Norah, junto a su hermano y sus padres, pasó una temporada en Mallorca, avanzando en la vanguardia ultraísta.
Entre otros aspectos sugestivos de la muestra, en ella es posible advertir -a través de documentación que los respalda- los ecos que provocaron tanto en la prensa argentina como en la balear esas “Imágenes de ida y vuelta”. Tales ecos, en muchos casos, fueron decisivos a la hora de la conformación del arte mallorquín y del argentino en las primeras décadas del siglo XX. La muestra destaca también lo significativo de este proceso en un momento clave de la historia cultural argentina como lo fue la “Exposición del Centenario”. Asimismo pone de relieve los ecos rubendarianos referidos a ese paisaje insular que el poeta nicaragüense había puesto de manifiesto en sus colaboraciones en el diario La Nación.
También las obras de artistas como Juan B. Tapia y José A. Merediz, desarrolladas en el ámbito peninsular, ocuparon páginas en la crítica del momento, tanto española como argentina, incluso en la óptica del pensamiento moderno que se promocionaba desde el periódico Martín Fierro.
Finalmente, como destaca Babino, los recorridos insulares en mayor medida, y peninsulares también, oficiaron como disparadores que llevaron a los artistas argentinos a reflexionar no solo sobre el paisaje español sino, en lo que compete a una suerte de estética en sentido lato, a iniciar un proceso de búsqueda acerca de cómo representar e identificar su propio entorno argentino.
Una muestra de calidad que amerita ser visitada.
Museo Larreta - Juramento 2291, CABA
Lunes, miércoles y viernes de 12 a 19
Martes cerrado al público - Entrada general: $ 50
Entrada gratuita para menores de doce años, jubilados y estudiantes con acreditación, así como personas discapacitadas más un acompañante.
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