Eduardo Abel Giménez: "En época de crisis económica es cuando más florecen las editoriales chicas"

El escritor y editor de la pequeña editorial Dábale Arroz habló con Infobae Cultura sobre los desafíos de la publicación independiente, el rol de las redes sociales y su última colección de novelas. “Es urgente crear un instituto del libro para promover la literatura argentina y no quedé en mano de los privados”, dijo

Eduardo Giménez en la última Feria de Editores

En los últimos años, han surgido muchas pequeñas editoriales que, con bajas tiradas, han revolucionado la industria permitiendo que nuevos autores puedan darse a conocer y darle una mirada más artesanal a las creaciones.

Entre las novedades literarias de agosto se destaca la nueva colección de la editorial Dábale Arroz. Este año, el emprendimiento de libros artesanales de Natalia Méndez y Eduardo Abel Giménez decidió ampliar la producción a libros de formato tradicional e impresión industrial. Los primeros tres títulos son La vida láctea, de Cris Zurutuza; Fantasmas, de Marina Berri; y Juicio a las diez, del propio Giménez, que dialogó con Inbfobae Cultura sobre el proyecto.

La nueva colección de Dábale arroz

-¿Cómo nació este ambicioso proyecto editorial en medio de la crisis de la industria?

– Creo que hay una corriente de regreso al papel con respecto al libro digital. Algo pasa con el libro en papel que no desaparece, no es lo mismo que con los diarios y las revistas donde se nota una decadencia del papel. El diseño de lo que uno lee parece que sigue siendo importante para ser un lector feliz. Muchas veces he pensado en hacerlo de manera independiente y autogestionada. Vengo editando libros hace treinta años en diferentes editoriales, pero por las mías hice otro tipo de cosas como revistas de crucigramas o fanzines. En época de crisis económica es cuando más florecen las editoriales chicas ya que los grandes y medianas empiezan a cerrar puertas porque se dedican principalmente a los autores que ya tienen y a otros que tienen pinta de bestseller como los políticos o de personajes públicos. Son libros tan efímeros que en pocos meses pasan a la mesa de saldos. Son como fósforos que se queman rápido. En los últimos años, aparecieron muchas editoriales nuevas de tiradas bajas, de buena calidad a precios accesibles. La tecnología nos juega a favor ya que con la impresión digital se pueden hacer tiradas bajas relativamente baratas. En su mayoría, tienen nombres divertidos que sorprenden, se parecen a los de las bandas de rock. Es un panorama distinto de lo clásico.

-¿Qué papel juegan las ferias de libros independientes y las redes sociales?

– La tecnología vuelve a favorecer algo tan antiguo como el libro en papel. En las redes sociales la difusión es inmediata y uno tiene acceso a una cantidad de gente que antes no era tan sencilla. Antes nos teníamos que encontrar en el Parque Rivadavia los domingos a esperar a que alguien se acerque e intercambiar discos o fanzines. No sustituyen el contacto personal pero permiten estar en comunicación con muchísima gente y hasta tener el recurso de venderlos online. Hacen que circulen con más facilidad. Esto demuestra que, a diferencia de lo que dicen muchos, la gente sigue leyendo. Capaz este tipo de literatura sea más de nicho pero hay muchos lectores. Esto quedó demostrado en la última Feria de Editores que fue sumamente exitosa. Es un lugar extraordinario para este tipo de publicaciones. El ambiente, el clima y las editoriales que participamos tienen poca relación con la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Reunió algo así como 14 mil personas. Estoy muy feliz con la repercusión que tuvo, hay una relación muy estrecha entre los colegas, nos conocemos y conocemos el catálogo de los otros. Me hizo reafirmar la decisión de haber sacado esta colección.

Eduardo Abel Giménez trabajando en sus producciones artesanales

– ¿Por qué autoeditarse?

– Por qué es garantía de protección para el producto. Lo manejás de otra manera y lo hacés como a vos te gusta. Además, personalmente me gusta mucho trabajar en la parte gráfica de mis libros. No soy diseñador pero aprendí cómo es el proceso. En el caso de esta colección, realicé solo todo el diseño interior, el armado y plantado del texto. Es algo que sé hacer sin dificultad. Para el diseño de la portada pedí ayuda. Hice un concepto general de tapa y llamé a Luciano Andujar que tiene mucha experiencia. Tomó mi idea y le puso un buen diseño. Estamos muy contentos con el producto final. A fines de los 90, tuve una pequeña editorial de revistas de crucigramas ahí aprendí el costado administrativo, la distribución, el trato con las imprentas. Producir libros es un desafío distinto al que tuve con mis otras publicaciones. Es más trabajoso lograr que no haya ningún error. Como estuve en todos los lados del mostrador, que son muchos, tengo la ventaja de haber hecho muchos contactos.

– ¿Cómo nace la relación con las otras autoras?

– Tanto Cris Zurutuza como Marina Berri iban al taller literario de Alberto Laiseca y en cierto momento dejaron para buscar otra alternativa y ambas vinieron a mi taller que estaba arrancando, esto fue en principios de 2013. Hace seis años y medio que vienen y a esta altura ya somos amigos. Las dos son excelentes escritoras. Les conté de la idea que tenía de publicar y ambas aceptaron de inmediato. Marina tiene cuatro novelas terminadas y varios libros de cuentos sin publicar. El caso de Cris es distinto. Ésta es la primera novela que termina, ella viene de la comunicación y la prensa en cine. Pongo las manos en el fuego por las novelas de ellas porque son excelentes. Es un privilegio publicarlas. Son muy diferentes entre sí con métodos distintos. Cris es una gran cronista, ella cuenta cosas que vivió o le contaron y le suma ficción. Es muy divertida y te enganchás desde las primeras páginas haciendo todo muy pintoresco. Marina tiene un estilo y una calidad de escritura única que te vuela la cabeza, escribe como los dioses. Tiene una particularidad, ella escribe algo todos los días, no para nunca. Eso fue un consejo que les dí cuando arrancamos el taller y ella lo incorporó como parte de su vida cotidiana. Hablamos de lo útil que es sostener una práctica de escritura como un instrumento. Ese es un eje de cada taller. Ella lo tomó literalmente. Eso se ve en su capacidad y en su nivel de producción. Es muy original lo que escribe, es una novela fantástica y su personaje principal es una nena de siete años y el mundo que ella observa pero con un discurso adulto. Combina un estilo complejo de adulto muy trabajado con mucha riqueza de imagen y metafórica eso con el punto de vista inocente y muy peculiar de esta nena. A mí, me resulta irresistible publicarla.

Los tres autores de la nueva colección presentes en la Feria de Editores

-¿Qué podés adelantar de tu novela?

– La mía es una novela que escribí en el año ´88 y la tuve guardada. En ese momento, no la quise publicar. Años más tarde, la mandé a un concurso de letras del Fondo Nacional de las Artes. Me registré y subí mi novela y me dieron el segundo premio sin embargo no encontré una editorial que encaje con mi novela y volví a guardarla hasta que me di cuenta que tenía que ser yo el que la edite. Está contada en primera persona, describe el recorrido del narrador por las calles de su barrio mientras imagina escenarios catastróficos.

– ¿Por qué sacarlos en una colección?

-La idea de sacarlos juntos es para que se realimentan mutuamente. Un libro solo se pierde mucho. Así es más fácil de defenderlo. Además, a mí me encantan las colecciones. Les da una gracia especial. Como ocurría con Robin Hood. De chico me quedaba horas mirando la enormidad de la colección Austral que tenía mi viejo en su biblioteca, el cambio de color según el género. Es otra relación que creás con los libros. Me encantaría tener suscriptores a nuestra colección de libros que confíen en lo que publicamos y se animen a leer distintos autores diferentes entre sí confiando en el equipo que forma la editorial.

-Al estar muy relacionado con la literatura infantil y juvenil, ¿cómo te llevás con las etiquetas?

– Es algo malo y estoy con ganas de salirme de esa etiqueta. En especial ahora en que lo que vengo haciendo no tiene nada que ver con la literatura juvenil y entonces necesito salirme de ese territorio. Dentro de la literatura para adultos siento que se cerró en los años ochenta cuando saqué un libro en El Minotauro y otro en una editorial más chica. Después básicamente me borré del ambiente y no hice más nada. Por años, solo escribía para mí y me dediqué a mi blog y en el medio escribí libros para chicos. Ahora me encuentro con esta novela que tenía inédita treinta años atrás, tres novelas más que escribí y las tengo guardadas en mi computadora y algunas descatalogadas que también me gustaría publicar, entre ellas, El fondo del pozo, Un paseo por Camarjali y otra que se llama Vania y los planetas que salió en 2013 también como juvenil pero quiero rescatarla como novela adulta.

Las publicaciones de Dábale arroz

– ¿Cuál es tu postura acerca de la necesidad de la creación del Instituto del Libro?

Es urgente la creación de un instituto del libro que pueda promover la literatura argentina y no quedé en mano de los privados. Promovería el libro argentino en nuestro país y en el mundo de muchas maneras posibles. Para los autores, distribuidores, editores sería un organismo de asesoramiento, de consulta y contención, desde cuestiones legales hasta una cantidad de temas relacionado con el hacer del libro: registrarse como escritor o editor y tener una contención, planes de estímulo, subsidios a baja tasa, como hace el Fondo Nacional de las Artes, como pasa con el cine o la música. Sería la cara del libro en el exterior, promover la traducción de autores argentinos en otras lenguas, con subsidios de intercambios culturales de toda clase, participación del libro argentino en otros países de manera institucional que hoy están en manos de las editoriales grandes, podría ser más orgánico todo.

– ¿Cómo fue tu experiencia como editor artesanal?

Es paradójico que las editoriales más chicas podemos poner precios más bajos en comparación de las grandes. Si bien no tenemos el costo fijo de las grandes no apuntamos a la venta inmediata en grandes cantidades es algo totalmente distinto en cuanto al pensamiento financiero y económico. Hace años que venimos haciendo este tipo de producto más artesanal con Natalia Méndez, desde fanzines hasta cuentos en frascos. En nuestro puestito en la feria, a la mayoría de la gente se el iban los ojos con lo artesanal. Son cosas que hacemos en casa. Los imprimo en mi impresora con tanque de tinta, con buenos papeles, una impresión cuidada y un lindo diseño y salen cosas buenas. Hay mucha gente haciendo materiales de ese estilo. También, vamos a seguir haciendo libros de manera tradicional y publicando textos en mi blog Magicaweb.com.

*Presentación: Viernes 23 de Agosto – 19.30 hs
Auditorio Fm La Tribu (Lambaré 873)
Conversando con los autores estará Leonardo Oyola

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