Por Christian Forteza
Pavlovsky marcó mi manera de hacer teatro. La primera vez que lo vi actuar a Tato, fue en Potestad haya por los noventa, en el mítico teatro Babilonia, en el Abasto. Una experiencia fundadora para mí. Pero en ese momento, más que el relato de la obra, me habían quedado sensaciones corporales que no podía definir. Con el tiempo me di cuenta que había quedado afectado, por su manera de actuar. Una actuación no del todo realista. Un "teatro de estados", un "realismo exasperante", eso era lo que lo diferenciaba de otros actores: una estética propia.
Ahí comenzaron mis ganas de hacer una obra de él. Mucho tiempo pasó hasta que hice una versión de Potestad en que dirigí a Jorge Lorenzo. Esta versión nació como homenaje a Tato en vida, en el año 2013, en el teatro el Ópalo. Lo invité a la función de prensa y quedaron en mí dos sucesos extraordinarios. Para acceder al teatro se sube por una escalera alta de las antiguas, entonces le pedí a mi asistente que estuviera atento para que yo pueda recibirlo y acompañarlo arriba. Cuando me viene a avisar que estaba bajando del taxi, alguien que tenía cerca también escuchó y le dijo a un grupo que tenía al lado: "Llegó Tato, llegó Tato".
En el vestíbulo del teatro había bastante gente entre invitados y prensa. En ese momento sucede el primer hecho que me descoloca, porque yo estaba contentísimo y lejos de contagiar mi estado a los demás, se generó en el resto un silencio absoluto. Todos los que habían estado hablando hasta ese momento, enmudecieron. Fui a buscarlo, y lo ayudé a subir lentamente por la escalera, mientras escuchaba en susurros cuando estábamos llegando al final de la escalera "ahí viene, ahí viene". Nadie lo saludó. Todos lo miraron pasar, hasta que lo ayudé a sentarse para que estuviera más cómodo. Era tal el respeto, que nadie se animó a saludarlo ni hablarle, hasta después de un buen rato.
El otro hecho fue cuando Tato me pide que antes de dar sala lo acompañe hasta el baño. Entonces lo llevo y lo espero en la puerta. Por la disposición del espacio, para pasar del camarín a la sala, el actor tenía una puerta de costado que daba directamente al escenario, pero sí o sí había que pasar por delante de la puerta del baño. En ese momento baja el actor porque mi asistente le dijo que ya dábamos sala. Obviamente como marca el "timing" en una comedia de enredos, Tato sale del baño en el preciso momento que el actor pasa por la puerta, y quedan frente a frente. No me quedó otra opción que presentarlos, ya que no se conocían. Y acá Tato nos sorprendió con algo maravilloso.
Le dice al actor que se quedara tranquilo que él antes que psiquiatra, antes que autor, era sobre todo actor y "sé que estás cagado en las patas pero quédate tranquilo, salí a escena y hacé lo que sabés hacer". No sé si se tranquilizó, pero nos quedó una linda lección de humildad de parte del maestro. Después vinieron Cámara Lenta, La muerte de Marguerite Duras y Rojos Globos Rojos…
Mis otras puestas de las obras de Tato fueron sólo adaptaciones. En el caso de Rojos Globos Rojos, la obra está enriquecida por otros textos, escenas, incluso por fragmentos tomados de declaraciones en entrevistas al autor. También está jerarquizado por el hermoso vestuario de Mario Pera, la música original de Elena Avena y el diseño de luces de Horacio Novelle. Fue un proceso muy complejo, ya que tuve que profundizar en la obra del autor para encontrar aquellos textos que me sirvieran para intercalar luego en el entramado de Rojos Globos Rojos.
No fue una tarea fácil. Una vez encontrados, cada texto que se sumaba, dependiendo del lugar en que se ponía, cambiaba el ritmo y la intensidad de la obra original. Fue un largo proceso con el actor y las actrices, hasta que sentimos que los nuevos textos, se incorporaban naturalmente sin tergiversar la esencia de la obra original. Los protagonistas son artistas de varieté: el personaje que llaman "El Cardenal" (Jorge Lorenzo) y "Las Popis" (Lorena Penón y Gabriela Perera) que son dos actrices que en principio aparecen como partenaires. Mi primera intención fue agregarles más textos a "Las Popis" ya que en la versión original, si bien participaban en escena durante toda la obra, sus textos eran escasos. En esta versión se resignifica el lugar de la mujer, y a la vez se redimensiona otros aspectos de "El Cardenal".
El tema que atraviesa toda la obra Rojos Globos Rojos es el inminente cierre del espacio teatral de los protagonistas, por no poder pagar los gastos fijos. Pero lo interesante, que esta situación límite los empuja a reflexionar sobre otras cosas. El miedo a la muerte, a la vejez, al deterioro, las relaciones matrimoniales, el sexo, son preocupaciones que aparecen pensadas, con mucho humor e ironía. La obra es una metáfora sobre la resistencia de los protagonistas, ante una coyuntura desfavorable. Actuar les permite seguir viviendo…
*Rojos Globos Rojos
Sábados 20.30 horas
Centro Cultural de la Cooperación
Av. Corrientes 1543
Entradas: 300 pesos
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