Por Mercedes De la Torre*
La versión de Mucho Ruido y Pocas Nueces que presentamos los martes 20.30 hs en el Teatro La comedia es el resultado de un trabajo mancomunado de artistas y técnicos profesionales, que aportan su talento y esfuerzo en busca de la excelencia. Estamos orgullosos de haber concebido este proyecto en el que se han involucrado en forma directa e indirecta alrededor de 60 personas del quehacer teatral.
Bajo la dirección artística de Jorge Azurmendi y con un elenco inclusivo conformado por 22 artistas en escena (cuatro de ellos músicos) y con el público cómplice y testigo (en la mejor tradición del teatro shakespeariano), se desarrolla la acción. Príncipes y doncellas, nobles y gentiles, una comparsa de personajes estrafalarios, el deseo, el amor, el rencor, el prejuicio, la hipocresía y el cinismo, todo al servicio de una historia atrapante de principio a fin.
Entre los muchos aspectos a destacar, la premisa fue la de poner en escena un Shakespeare desprovisto de ornamento, es decir fresco, directo, en castellano rioplatense. Una traducción ajustada al sentido del término utilizado en el original y sin eufemismos. Una escenografía sencilla pero no menos ingeniosa, una iluminación precisa que permite crear climas diversos como lo requiere la obra y a la vez destacar a los actores quienes lucen un vestuario impactante.
El montaje se completa con música original, coreografías y canciones (dos de ellas en el texto original) que convocan al espectador a sumarse a la fiesta. En suma, Mucho Ruido y Pocas Nueces sorprende al público con un ritmo permanente. Cada función es una celebración que el público agradece en cada escena y con un largo y cálido aplauso al finalizar el espectáculo.
El público argentino en general no está muy familiarizado con las comedias de Shakespeare ya que mayoritariamente lo identifica más por sus tragedias. Sus comedias nos devuelven el sentido lúdico y alegre de la vida, donde los personajes femeninos tienen una fuerza y una vitalidad arrolladoras que ciertamente nos inspiran y nos invitan a la reflexión sobre conceptos y cuestiones muy actuales.
Queremos desterrar el mito que Shakespeare es acartonado y aburrido ofreciendo versiones atractivas para todos, demostrando así que su teatro tiene plena vigencia y donde cada espectador/a puede sentirse reflejado/a. Shakespeare nos sigue iluminando y entreteniendo desde hace más de cuatrocientos años, y es sin duda una fuente de enorme placer que enriquece nuestras vidas.
*Presidente de la Fundación Shakespeare Argentina
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