El masivo movimiento de la mujer produjo un auge del feminismo, al que adscriben muchas mujeres públicamente y también de manera masiva. Esta adscripción política produjo la pregunta acerca de "qué es el feminismo", pregunta que obtuvo infinidad de respuestas. Y que produjo también debates, por ejemplo, el realizado por Alexandra Kohan, a quien le interesa discutir una "euforia identitaria" y las prácticas de algunas mujeres que se definen así.
Kohan, psicoanalista y profesora en la UBA, escribió el libro Psicoanálisis: por una erótica contra natura (editado por IndieLibros y que se puede obtener en bajalibros.com) y que pronto se ubicó entre los libros digitales más leídos en la Argentina, a la vez que sus conclusiones también fueron discutidas. La polémica, que es una de las formas más interesantes de la discusión, tiene en la intervención de Kohan un exponente interesante y algunos de cuyos tópicos fueron conversados con Infobae Cultura.
–¿Por qué intenta discutir a cierto feminismo?
–Me interesa leer los sentidos comunes de varios sentidos distintos. En el caso de cierto discurso que se plantea como el feminismo, como cualquier otro sentido común, termina siendo bastante estéril y no produce las consecuencias políticas que quizás ande buscando, lo torna inocuo, y en el peor de los casos produce sufrimiento más padecimiento con el que convivimos.
–¿Cómo podría producir más padecimiento?
–Hubo ciertas consignas que se pusieron en circulación que, lejos de producir una emancipación, producen alienación porque son consignas que conciben un sujeto de la voluntad y entonces terminan bastante cercanos a los discursos de autoayuda, como si fueran una especie de "poder es querer". Pero querer no es poder, no alcanza con querer, y no funciona porque no somos sujetos de la voluntad y terminan produciendo más sufrimiento, alienación, angustia.
–¿Usted se considera feminista?
–No me desvela definirme feminista. Lo que me interesa pensar en mi vida y en la vida de otras mujeres es qué tipo de prácticas se llevan a cabo, porque definirse feminista es muy fácil. Después, lo importante es ver qué tipo de reivindicaciones y de prácticas nos interesan. Pensémoslo por la contraria: yo digo que soy feminista, después maltrato a alguien que considero que es mi subalterno. No es un feminismo que me represente. Hablo de un montón de mujeres que se dicen feministas que en sus vidas no llevan prácticas feministas. Vos me preguntás si soy feminista, por el lado del ser me cuesta un poco la definición, pero sí me interesan las reivindicaciones: la legalización del aborto, la equidad en los salarios, el acceso que hasta ahora para las mujeres estaba vedado, cuestiones que llevan a pensar cómo emanciparse de la opresión de la que la mujer es víctima muchas veces. En el libro indago la euforia identitaria, porque todo el mundo se define feminista, pero luego cuando revisás las prácticas no se comprueba, muchas veces.
–En la cuestión de las prácticas, Alexandra Kollontai había escrito un libro llamado: Memorias de una mujer liberada.
–Me parece bien el término "liberada" y no "libre" en función de liberarme de ciertas ataduras en la medida de lo posible, me gusta más que "feminista".
–Esta entrevista se la está realizando un varón. Lo digo por los debates que se dieron en torno a la movilización del 8 de marzo, algunas de cuyas posturas dicen que un hombre no debería haber participado. ¿Qué opina sobre esto?
–Mi posición es que los varones deben ser parte de la lucha contra el patriarcado y la opresión de la mujer. La genitilización de las reivindicaciones me parece un pensamiento bastante corto. Por un lado sacriliza a la mujer y demoniza al varón. Luego, se esencializa y la esencialización es una atadura más. Que una mujer debe ser madre es una esencialización, y no se debe cambiar una esencialización por otra.
–La movilización de las mujeres, la marea verde, es el movimiento político más potente de los últimos años. ¿Qué piensa?
–Es para celebrar. No sé si en los últimos tiempos hubo un movimiento político tan masivo como este en lo que significa una movilización y erigir un poder que pueda tener consecuencias. Al interior del movimiento hay muchas posturas y me interesa dar algunos debates. El aspecto masivo del movimiento y el ingreso de las jóvenes y los jóvenes también es para celebrar.
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