Jean Jaurès 735. Esa era la inscripción grabada en la pulsera que llevaba el cantor de Buenos Aires y era, nada menos, que la dirección de la casa que le había comprado a su madre, Berta Gardès, en el barrio del Abasto. Allí compartieron sus días desde 1927 hasta el 7 de noviembre de 1933, día en que El Zorzal partió con destino a la gira de la que no regresó. Cuando sus restos calcinados —murió luego de que la avioneta en la que viajaba chocara con otra en el aeropuerto de Medellín, Colombia— se confundían con los demás, la dirección de la casona sirvió para identificar su cuerpo.
Así de importante fue para Carlos Gardel la casa que compró para su madre —la mujer lo crió sola, se ganaba la vida y pagaba los estudios de su hijo trabajando de sol a sol como planchadora— y que significó para ambos dejar de pagar un alquiler y tener, por fin, una casa propia.
Tras la muerte de Berta, el 7 de julio de 1943, muchas manos pasaron por la herencia gardeliana hasta que, finalmente, el 4 de marzo de 2003 fue convertida en el Museo Casa Carlos Gardel y depende del Gobierno de CABA.
La historia de la primera casa propia de Berta Gardès
Carlos Gardel compró la casona de la calle Jean Jaurès a su anterior propietario, Don Ramón Gorina, el 9 de junio de 1926, cinco días antes del cumpleaños número 61 de Doña Berta Gardès.
Gracias a la conservación de los planos que forman parte del archivo del museo se conoce cómo fue el progreso de construcción de la casa: en 1904 era una modesta vivienda de una planta, sin ventanas al frente, con una puerta que conducía a un patio que a su vez conectaba con las sencillas habitaciones, la pequeña cocina y el baño.
Las modificaciones realizadas en 1915 fueron tanto desde lo arquitectónico como en el uso de la propiedad: fue convertida en un prostíbulo de dos plantas. En la parte baja había nueve habitaciones estrechas que no se comunicaban entre sí y a ellas se accedían desde el patio. Al final de ese patio había un baño, subiendo la escalera una cocina y otras habitaciones que habrían ocupado las personas a cargo del lugar. Con esa modificación se incluyeron dos ventanas que daban a la calle y correspondían a otras habitaciones.
La última modificación antes de convertirse en la famosa casona, tal como la conoció y compró Gardel, fue realizada en 1921 por su entonces propietario, Ramón Gorina.
Así era: un zaguán característico de la época llevaba a un gran hall distribuidor que conducía a la sala principal en la que había dos grandes ventanas con vista al frente (más tarde, los vecinos se agolpaban sobre la vereda para escuchar a Gardel mientras componía y cantaba). Del otro lado, el hall comunicaba con una pequeña habitación (se estima que fue el escritorio de El Zorzal) y al patio que estaba cubierto en su primer tramo.
Al escritorio lo continuaba lo que se estima fue el comedor de la casa. Más adelante seguía una habitación, un gran baño interior y tres habitaciones más que se comunicaban entre sí y que tenían salida al patio.
El tramo de patio descubierto daba a la cocina, con una pequeña puerta y una ventanita que miraba directamente a la entrada. Al lado había una despensa y del otro lado otro baño. Una gran escalera llevaba a un cuartito, en el primer descanso, y más arriba a otros tres cuartos más. El lavadero con una pileta típica estaban sobre la gran terraza.
Esa fue la casa que compró en 1927 Gardel para regalarle a su madre. Según dejan entrever las cartas que le escribió a ella, Carlos tenía intenciones de modificarla, pero no hay indicios de que lo hiciera; sobre todo por sus compromisos laborales en el extranjero.
Al hacerse de ella la empapelaron (costumbre de la época), amueblaron y decoraron al gusto de ambos con hermosas cortinas bordadas a mano, entre otros detalles, según cuentan desde el museo.
Sabiendo que estaría poco y nada en la casa debido a sus largas giras y compromisos actorales, Gardel no quería que su madre se quedara sola por lo que en 1929 una pareja amiga de Berta, Anaïs Beaux y Fortunato Muñiz, se mudaron con ella.
El patio cubierto era el lugar en el que Gardel se reunía con sus amigos y familiares para disfrutar de los platos que preparaba Doña Berta. Luego de que él se fuera de gira, la mujer solía pasar largas temporadas en Francia junto a su familia, por lo que la casa quedaba al ciudado y disfrute de Doña Anaïx y Don Fortunato a quienes El Morocho del Abasto llamaba "tíos".
Luego de la trágica y triste muerte de Carlos, su madre regresó a Buenos Aires y fue consolada por Anaïs y Fortunato. Más tarde, se mudó con ella el matrimonio de Armando Defino (amigo y administrador de Gardel) y Adela Blasco. La pareja, que veía en Berta a su propia madre, la acompañó hasta el día de su muerte, el 7 de julio de 1943.
La casa después de la muerte de los Gardel y el destino de sus objetos
Tras la muerte de Berta, Armando Defino donó los objetos que pertenecieron a Carlos Gardel a dos instituciones relacionadas con sus actividades, La Casa del Teatro y el Instituto Nacional de Estudios de Teatro (INET).
"La mayor parte de las pertenencias de Carlos Gardel fueron donadas por su madre a La Casa del Teatro. Sin embargo, el Museo cuenta con fotografías, partituras y discos, algunos de los cuales están exhibidos y otros se encuentran en reserva en el propio edificio", aseguraron a Infobae Cultura desde la Gerencia Operativa de Museos.
En 1949, Defino vendió la casa. Desde entonces pasó por diversos propietarios de los que poco se conoce. En la década de 1970 funcionó una tanguería y habría sido allí donde el aspecto de la casa cambió rotundamente: demolieron las paredes que separaban las habitaciones entre sí y con el patio, dejando un gran espacio libre.
En 1996, la empresa Proden S.A. compró la propiedad con la intención de donarla a la Ciudad de Buenos Aires. "En el 2000 la Ciudad de Buenos Aires recibió en donación la casa que Carlos Gardel le comprara a su madre, en la calle Jean Jaurès, y se encontraba en un grave estado de deterioro; por eso el Gobierno de la Ciudad inició las primeras rehabilitaciones necesarias para transformarla en un museo, cuya apertura al público fue en 2003. Entonces, los trabajos estuvieron orientados a difundir la figura de Gardel", aseguraron a Infobae Cultura desde la Gerencia Operativa de Museos.
El Museo Casa Carlos Gardel fue inaugurado el 4 de marzo de 2003. Entonces se buscó una recreación escenográfica que sugiriera la vida en una casa sencilla de aquellos años. "No fue una reconstrucción fiel sino de una ambientación libre y poética, recurriendo a materiales de demolición para pisos y carpinterías, y a mobiliario y objetos de época. Se conservó el espacio de la cocina original, reemplazando el de la despensa por una fantasiosa sala de planchado, para recordar el noble oficio que le había permitido a la joven madre procurar los medios para cuidar de su pequeño hijo. También existía el espacio de un mínimo baño de servicio y el cuarto en el rellano de la escalera en el que Gardel solía pasar horas escuchando música", aseguran en el sitio web.
La casa después de la reforma de 2016
En el 2016, la Dirección General de Museos de la Ciudad de Buenos Aires —bajo la gestión de Ángel Malher— decidió afrontar una nueva modificación.
"En 2016 se realizó un diagnóstico edilicio puesto que habían surgido deterioros como humedad en muros y filtraciones, y era necesaria una nueva mejora. Tras ocho meses de obra (entre noviembre de 2016 y junio de 2017) se realizaron trabajos que implicaron puesta a punto y regularización de accesibilidad", detalló la Gerencia Operativa de Museos.
En el actual museo, aseguran, se guardan y exhiben algunas de las pertenencias que formaban parte de la anterior modificación y se muestran documentos obtenidos antes de la re inauguración como la partida de nacimiento y el testamento ológrafo, ambos son copias autenticadas cedidas por la Municipalidad de Toulouse y el Museo Notarial del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires.
"Antes de la restauración de 2017 se exhibían objetos que reflejaban el estilo de vida de Buenos Aires durante los años 20's y 30's, pero que no pertenecían al artista", aseveraron desde la entidad gubernamental.
Pero la reforma no dejó contentos a todos: los gardelianos expresaron su dolor por considerar que se quitó la esencia del lugar y que no se cumple con el que debería ser el concepto de un "museo casa".
"Considero que todas las innovaciones, el modernismo y lo que ofrecen hoy debiera hacerse en otro lado, en algún espacio cultural, pero no en la única casa que con muchísimo esfuerzo compró Gardel para su madre, para que por fin deje de vivir de inquilinato", aseguró a Infobae Cultura Edith Beraldi, gardeliana y a cargo del mantenimiento del Mausoleo de Carlos Gardel.
En ese sentido, lamentó: "Las autoridades anteriores pasaron por alto lo que implica la designación de 'museo casa' y por eso somos culturalmente la vergüenza mundial. Converso con cientos de turistas que no pueden entender lo que hicieron en la casa ya que la finalidad de un lugar bajo esa denominación es mostrar cómo vivía la celebridad en su época y con la reforma han aniquilado la esencia del hogar de Carlos Gardel".
Al respecto, desde el organismo de la Ciudad sostuvieron que "este espacio cultural es un 'Museo Casa' (conforme el decreto 705/003 BO 1710, publicado 11/06/2003) cuyo perfil museográfico es distinto al de una 'Casa Museo'".
Por su parte, Marina Cañardo, directora del Museo Casa Carlos Gardel, sostuvo que la misión del lugar es "preservar y difundir tanto a Carlos Gardel como a su época y las industrias culturales de las que participó". Y agregó: "Nuestro objetivo es también que cada vez sean más los que se encuentren o reencuentren con Gardel".
Consultada sobre la respuesta de los visitantes que observa en el museo aseguró: "Estamos muy contentos con lo que está ocurriendo. Están viniendo muchos colegios y estamos haciendo muchas actividades que son convocantes para un público distinto al que en algún momento tenía el museo. Estamos pensando a Gardel en el aquí y ahora".
En ese sentido agregó que "las nuevas generaciones a veces se encuentran con algo desconocido para ellos" y aseguró que "hay gardelianos que están muy contentos (con el nuevo museo) porque entienden que esto es una forma de acercar a Gardel a otros públicos… Gardel es un ídolo y eso despierta pasiones".
La directora del museo contó que lo más la emociona es el contacto con las visitas, pero sobre todo con los más chicos. "Verlos señalando la foto de Gardel o reconociendo alguna canción que les pasamos ¡lo paga todo! ¡Conseguir esa emoción dentro de un museo es fantástico!", finalizó.
Carlos Gardel fue un innovador, en todo sentido. "Fue el creador de los videoclips en 1930 y debido a esto la televisión británica utiliza unos de sus temas, El carretero, como cortina del primer teleteatro emitido ese mismo año —recordó Beraldi— Fue admirado por reyes, príncipes, por personalidades como Charles Chaplin, Rodolfo Valentino y Enrico Caruso de la misma manera que fue admirado por los presidentes de todos los países que visitó. ¿Las autoridades anteriores no sabían que en el exterior conocieron nuestra cultura e idiosincrasia gracias a él, cuando llevó nuestras costumbres a Europa y a los Estados Unidos?".
En el mismo sentido, siguió: "Llegó a grabar cuatro álbumes por año y además de tangos cantó zamba, rumba, foxtrot, paso doble, canzonettas, valses, cifras, vidalitas… y en 1934 hizo algo asombroso, inédito e impensado, toda una hazaña para la época: desde una emisora radial de Nueva York cantó a capella mientras en Buenos Aires lo acompañaban sus guitarristas y la gente podía escucharlos al unísono".
"¡Hay tanto para agradecerle a este ser excepcional que lo mínimo que se puede hacer es reconstruir su casa de manera urgente! No pierdo la esperanza de que alguien recapacite y entienda que no es correcto ni acertado el estado actual del Museo Casa de Gardel", sostuvo la gardeliana.
"Hoy en día en el Museo Casa Carlos Gardel también se exhiben objetos del Museo de la Ciudad y el Museo del Cine (conforme al Inciso A del Artículo 3 de la mencionada norma) y de coleccionistas privados, en carácter de préstamo. Desde la reapertura del museo también se exhiben fotografías, documentos, discografía (la más completa hasta ahora) y películas digitalizadas. De esta manera el público puede reconocer el legado de Carlos Gardel".
Walter Santoro, el coleccionista más importante de Argentina, posee objetos y pertenencias de Gardel y de su madre.
El cuidado del ídolo: el mantenimiento del mausoleo de Gardel
Desde noviembre de 2018, la bóveda en la que descansan los cuerpos de Carlos y Berta Gardel quedó a cargo de las hermanas Nuria y Marís Inés Fortuny, únicas familiares.
Las hermanas convocaron a Edith Beraldi para que se hiciera cargo del mantenimiento del lugar en el cementerio de la Chacarita.
Si bien como gardeliana, Beraldi se permite criticar a la gestión Malher por lo que siente significó la destrucción de la esencia de la casa del Morocho, admitió mantiene buenas relaciones con las nuevas autoridades con las que se comunica por cuestiones del mausoleo.
"Las autoridades de Espacios Verdes y Espacios Públicos son muy atentos, atienden siempre nuestras inquietudes y han estado a disposición cuando les pedí que abrieran la bóveda para ir a limpiarla luego de haberla restaurado tras el tiempo de abandono que padeció".
Además, dijo esperanzada:"Tengo la esperanza de que las nuevas autoridades de la Dirección General Patrimonio, Museos y Casco Histórico Museos apliquen el sentido común y reconstruyan la casa para resarcir el error cometido por otras personas".
El 24 de junio de 1935 a las 15:05 la aeronave que trasportaba a Carlos Gardel y a Alfredo Le Pera, el incomparable poeta que puso letra a las películas que protagonizó el gran cantor de Buenos Aires, chocó contra otra en el Campo de Aviación Las Playas.
Además murieron los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol, quien falleció a causa de las heridas dos días después.
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