Vuelve el teatro. Aunque nunca se fue. Mañana, sábado 22 de junio, reabre la sala del Piano Bar en el Hotel Bauen, esa mole gigante en la orilla de la Avenida Callao, por donde suele pasar rodando la luna, como escribió alguna vez el poeta uruguayo Horacio Ferrer. Vuelve a abrir tras 16 años, rebautizada Osvaldo "Chacho" Dragún, en homenaje a una de las figuras de ese movimiento contracultural de los ochenta llamado Teatro Abierto.
La obra que se presenta no es cualquier obra. Se llama iYo, Feuerbach/i y el autor es Tankred Dorst, un dramaturgo alemán fallecido hace dos años atrás que exigió expresamente que no fuera exhibida en teatros comerciales. La lleva adelante la cooperativa teatral El Descubridor en esta nueva sala, con capacidad para setenta espectadores.
"Nos preguntamos permanentemente para qué sirve hacer teatro o televisión o cine en una sociedad como la nuestra. Y la respuesta que encontramos es una alternativa: una herramienta que nos permita adueñarnos del proceso de producción, diseñar un programa, una propuesta que va desde los contenidos, hasta la estética y a cómo la ofrecemos al espectador", dice Manuel Callau, actor de la obra, en diálogo telefónico con Infobae Cultura.
La pregunta por el sentido. Eso es lo que le interesa a Callau y a todos los integrantes de El Descubridor. Piensan el arte de una forma cooperativa, colectiva y fundamentalmente social. Así también ven el mundo los trabajadores del Hotel Bauen, que son quienes volvieron a hacer andar este establecimiento de forma autogestiva luego de su quiebra en 2001.
Breve historia de la autogestión
Ya todos lo saben: la mole espejada que rompe los vientos en la cima de Corrientes y Callao se llama Hotel Bauen. Tiene 19 plantas y 222 habitaciones. Permanece firme y sólida desde 1978, cuando se construyó en menos de dos años, a las apuradas, con importantes subsidios del Banco Nacional de Desarrollo, con el objetivo de alojar a los miles y miles de turistas que llegaban al país para ver el Mundial de Fútbol Argentina '78.
Los ochenta fueron su época de oro pero la década siguiente, con el desembarco de cadenas hoteleras internacionales —Hyatt, Caesar Park, Hilton, Four Seasons— marcó el fin de un ciclo. Entonces su dueño, Marcelo Iurcovich, vendió el hotel en 1997 al empresario chileno Félix Solari. Tal vez no había mucho por hacer: en el 2000 se presentó en convocatoria de acreedores y al año siguiente, ya quebrado, mientras el país ardía al calor de la gran rebelión que los historiadores definieron como Argentinazo, cerró definitivamente dejando a todos sus empleados en la calle.
En marzo de 2003 la historia cambiaría de rumbo. Con la ayuda del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, un grupo de trabajadores ocuparon el edificio y lo volvieron a poner en funcionamiento de manera cooperativa —dirección asamblearia y reparto equitativo de salarios— forjando un caso exitoso de autogestión. Claro que no fue fácil: la Justicia ha emitido órdenes de desalojo en varias oportunidades. Y aún hoy persisten.
"Mirá lo que son las cosas", dice Federico Tonarelli, vicepresidente del Bauen, en una breve conversación con Infobae Cultura, "hay una audiencia el 25 de junio, y la inauguración de la sala es el 22". "Sí, nos informaron que tenemos que dejar el hotel, pero encontraremos la alternativa. No queremos dejar el hotel. Vamos a sortear este problema", agrega sin perder la motivación.
"Un decreto del actual Presidente vetó la ley del Congreso", dice Manuel Callau. Se refiere al Decreto 1302/2016: Mauricio Macri, en diciembre de 2016 y desde Villa La Angostura, Neuquén, en una de sus vacaciones en familia, decidió rechazar el proyecto de ley aprobado en la Cámara de Diputados. Aquella decisión presidencial no fue aislada. Por esos días, impartió una camada de vetos relevantes: la ley antidespidos, la ley de salario mínimo profesional, la ley de prevención de la trombofilia y, aunque de manera parcial, el régimen previsional especial para los ex combatientes de Malvinas.
"Nosotros, por supuesto, vamos a luchar para que esto no ocurra", sostiene Callau. "Nosotros somos de la idea de defender los puestos de trabajo. Se está llevando adelante el hotel, desde hace 16 años, con muchísimo sacrificio. Consideramos que hay derechos adquiridos y tenemos que hablar de eso".
Gema radiante para el emteatro off/em
"Cuando empezamos a trabajar, la sala estaba muy abandonada. Creo que hemos hecho un gran trabajo", dice Callau, con orgullo. Este espacio llevará el nombre de Osvaldo "Chacho" Dragún, un recuerdo a "aquel que reunía a toda la gente del teatro para enfrentar a la dictadura".
El Hotel Bauen tiene dos salas de teatro. Una es el auditorio, que se usa para diversos eventos. Está en remodelación desde hace más de un año y esperan inaugurarlo dentro de dos meses. Funciona en el primer piso y en 2012 se rebautizó Auditorio Abuelas de Plaza de Mayo. La otra sala, la que está en el Piano Bar, el café del Bauen de la calle Callao, funcionó durante su gestión privada. Ahora, con esta reapertura, resucita luego de 16 años.
"Cambió el formato, era un viejo pub en la época de oro del hotel, y ahora se reconvirtió en un espacio nuevo", cuenta Tonarelli. Tiene capacidad para setenta espectadores y promete transformarse en una gema radiante para el teatro off.
"Para nosotros es un hecho muy importante y una gran alegría, porque seguimos construyendo el movimiento cooperativo en acuerdos con otras cooperativas. Brindamos servicios de hotelería y gastronomía, y nos va muy bien, pero nos faltaba una pata cultural y teatral. Y el acuerdo con El Descubridor significa eso. Para nosotros es histórico", agrega.
Hubo varias ofertas para tercerizar la sala, pero "todas estaban orientadas al teatro comercial, sin tener en cuenta la mirada cooperativa y solidaria del Bauen, entonces las rechazamos". Entonces llegó la propuesta de la cooperativa El Descubridor y no tuvieron dudas: eran los indicados.
Una obra para reinventar el mundo
Googleando, así encontró Manuel Callau esta pieza teatral. Y quedó cautivado. "Es una obra sumamente interesante. Plantea el encuentro de dos generaciones. Un viejo actor que hace siete años que no trabaja y va a un casting para un director muy importante. Y lo atiende un asistente, un joven, que desde hace unos años está vinculado a la actuación pero que no lo conoce. En este encuentro hay una suerte de intercambio, de debate, de mirada muy distintas respecto al teatro e incluso de la vida", explica.
iYo, Feuerbach/i fue escrita por Tankred Dorst y en esta ocasión cuenta con la traducción del alemán del reconocido periodista Juan Garff, ex trabajador del Bauen. La dirección es de Manuel González Gil y el dúo protagponista está compuesto por el propio Callau y Francisco González Gil, con escenografía de Héctor Calmet y música de Martín Bianchedi.
El trabajo cooperativo es una forma de entender el mundo. Callau, desde El Descubridor, asegura que ponen "el acento en el sentido: por qué nos dirigimos a la gente haciendo este tipo de teatro. No es casual, estamos en una época donde es necesario recrear paradigmas. No ocurre sólo acá, sino en el mundo entero. Lo que hay ya no sirve, hay que reinventarlo y construir nuevas reglas de juego. Bueno, entonces bien, creo que el arte y el teatro en particular tienen algo para decir".
"Pero no estamos en contra —continúa— de la televisión y de otros procesos productivos y tampoco es que pensamos a los empresarios teatrales como feroces acopiadores. Ellos tendrán que pagar sus impuestos y hoy la cosa no está fácil". Y agrega: "Todos somos laburantes y todos tenemos que pagar el alquiler y la comida. Los recursos son importantes para nosotros pero no son definitorios. No es detrás de eso que vamos construyendo lo que construimos. Los recursos económicos, entendemos, vienen como consecuencia de una nueva forma de llegar a la gente, del rigor del trabajo, de la calidad, del estudio."
Mañana, sábado, a las 18 horas, en el Bauen, Av. Callao 360, se estrenará iYo, Feuerbach/i y con esta obra, la reinauguración de una sala que llevaba 16 años apagada. ¿Qué deparará el futuro? "Nuestro deseo es seguir, seguir y seguir", dice Callau con una sonrisa voluntariosa y entusiasta que se deja ver del otro lado del teléfono.
SEGUÍ LEYENDO
Teatro Coliseo: la historia del corazón cultural italiano que late en Buenos Aires
Manuel Callau: "Tengo que asumir que ganaron los malos, la sociedad a la que aspiro no es esta"