Por Silvia Gómez Giusto
¿En qué momento las mujeres pensaron en la posibilidad de usar un pantalón, de sacarse esas faldas incomodísimas? ¿Y cuánto tiempo les llevo lograr eso como un montón de otras pequeñas y grandes conquistas?
¿Desde cuando y por qué hasta hoy la religión juzga y cuestiona las elecciones del mundo íntimo de las personas?
En busca de esas respuestas, aparecieron una y mil trabas sobre la sexualidad, el matrimonio, la maternidad y la religión construyéndonos una moral. Y brotaron a borbotones en al situar la obra a principios del siglo XX y lo más impactante fue descubrir que un montón de estas cuestiones que hacen a nuestra existencia aún no han evolucionado tanto.
De pronto situaciones que viven los personajes de Un cuerpo salvaje, son relatos y vivencias de hoy.
Así como estas preguntas, hubo una imagen clara y pertubadora a la hora de escribir este material. La vuelta del malón, pintura de Della Valle que guardo en mi memoria desde niña porque contiene, erotismo, violencia, una mujer blanca y un malón de indígenas huyendo. Muchas contradicciones encerraba ese cuadro para mí en la niñez y esos "opuestos" es gran parte de lo que encierra esta historia, creo que es parte de lo que sigue reflejando nuestra Argentina de hoy.
Una Argentina que desprecia sus orígenes, y sobrevalora lo extranjero. Una sociedad que sigue cautiva del patriarcado, desconectada del ser, de lo que auténticamente es, en busca de una sobrevalorada civilidad. Impidiéndole, absurdamente, hallar su libertad.
Un cuerpo salvaje es una obra de subtramas y de diez personajes que con rasgos de humor me embarqué en contar y profundizar en cada arista de una familia acomodada de principios de siglo XX pero que al llegar al final de la dramaturgia fuimos descubriendo con mis compañeros de Teatro Líquido que esta historia, seguía teniendo una vigencia bestial. Fue de una ayuda maravillosa compartir la escritura que suele ser un proceso solitario junto a Javier Daulte, Paula y María Marull y a Héctor Díaz. Escucharnos, inmiscuirnos en la historia del otro, pensar actores para nuestras historias y visitar ensayos. Trabajar en un contexto de amigos o afectos que quiero, admiro, respeto y donde estaba habilitado el exponernos al máximo, es una gloria!
Por último agrego algo que me divierte y convoca del elenco de esta obra, y es el trabajo de arqueología que iniciamos con los actores desde el primer ensayo hasta que la obra, un día, baje de cartel. Es un trabajo sin fin, y eso es lo que vuelve a cada uno de estos intérpretes, fundamentales y mágicos. Es que buscan pistas más allá de lo escrito, es que quieren contar la parte que no se está diciendo en los textos y por eso esta historia se enciende cada vez que la interpretan y se nos vuelve cercana. No me pierdo una función, porque trato de excavar junto con ellos en nuestro territorio que es la obra, y si encontramos un hueso, una mínima pieza, es un tesoro que iluminará aún más la próxima función. Quizás eso, hace también que ese cuadro de época esté extremadamente vivo, sea extremadamente actual.
*Un cuerpo salvaje
Espacio Callejón, Humahuaca 3759
Viernes a las 22hs
Funciones: Viernes a las 22 horas.
Localidades: $ 350.- Jubilados y estudiantes: $ 290.
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