Con optimismo contenido. Así vivieron los organizadores de la Feria del Libro de Rosario esta última edición. Llegando ya a la jornada de cierre —comenzó el 30 de mayo y termina hoy, 11 de junio—, calculan que han pasado alrededor de 180.000 personas, una cantidad similar a la del año pasado. Esta es la segunda edición desde que la Feria regresó a la ciudad tras diez años de ausencia, en un esfuerzo conjunto entre la Provincia, la Municipalidad y la Fundación El Libro —la misma que organiza la Feria de Buenos Aires.
Rosario es una ciudad hermosa que encuentra en el río Paraná y el paisaje costero un protagonista deslumbrante. Si el sol acompaña —y este fin de semana así lo hizo—, la luz hace más nítido y brillante el perfil urbano. El domingo por la mañana, con un clima primaveral pese a estar a las puertas del invierno, las plazas se llenaron de bicicletas y corredores, los parques recibieron las ferias de artesanos que vendían desde remeras y sahumerios hasta tarros de miel y hormas de queso, los restaurantes sacaron sus mesas al aire libre.
Ese marco para entrar en la ciudad y buscar el C. C. Fontanarrosa, donde se lleva a cabo la Feria del Libro, es un paseo amable y relajado.
¿Pero es el Fontanarrosa el mejor lugar para la Feria del Libro? Es muy probable que no. Ya el año pasado parecía haber encontrado el límite tanto para albergar a expositores como para recibir a visitantes. Con apenas tres salas para presentaciones —aunque la principal, que era enorme, se partió en dos, lo que permitió abrir un espacio dedicado a la infancia— y lugar para apenas 42 stands —en donde participan unos 75 expositores—, si la Feria apuesta al crecimiento, deberá buscar una nueva sede.
Rosario verde
Una diferencia notable con respecto a la Feria de Buenos Aires, que terminó hace pocas semanas, es la casi nula presencia de la política. Algo llamativo, porque el próximo domingo hay elecciones provinciales. La ciudad está empapelada con las fotos de los candidatos y prácticamente no hay página web con publicidad geolocalizada en donde no salten avisos partidarios. Sin embargo, y a diferencia de lo que se vivió en Buenos Aires con Cristina Kirchner, Lousteau, Chiche Duhalde, etc., la política en la Feria se siente como en sordina.
Hubo algunas —muy pocas— actividades estructuradas alrededor de proyectos de gobierno. Ayer, por ejemplo, se presentaron los resultados del Plan Abre, pero no hubo actos protagonizados por los candidatos. Quizá porque, con las elecciones tan cerca, el temor a escraches o escándalos —como pasó en Buenos Aires— que resten votos se hizo presente; quizá porque la intención de la Feria es reforzar la idea de cultura como oportunidad de encuentro antes que como división partidaria.
Sin el peso de la política, el principal debate gravitó, entonces, alrededor del tema que ocupa la agenda argentina desde hace bastante tiempo ya: el feminismo. Los libros "frenteados", tanto en los stands de las editoriales como en los de las librerías, eran textos de Rita Segato, Mariana Carbajal, Luciana Peker, Erika Halvorsen, Lux Moreno, Gabriela Larralde y también de Simone de Beauvoir y Virginie Despentes. Un libro que se destacó mucho es el Thelma Fardin, El arte de no callar, quien, justamente, se presentó el domingo con Luciana Peker.
Aunque, y sin negar lo escrito más arriba, el más vendido fue, cómo no, Sinceramente, de Cristina Kirchner.
El verbo endecasílabo y el sexo
"Estoy de acuerdo con los cambios que se están dando y no quería ir a contrapelo". Pedro Mairal presentó a sala llena sus Pornosonetos junto al periodista y escritor rosarino Federico Tinivella. El libro recopila los poemas que escribió con el seudónimo Ramón Paz a comienzos de los 2000. Pornosonetos salió primero por la editorial bahiense Vox y ahora, ya con la firma de Mairal, por Emecé.
Tal vez aquí haya una clave de lectura para interpretar la programación de la Feria. Rosario, una ciudad de poetas, pone en el horario central a un poeta que des-ocultó su nombre y que, a través de una forma clásica, habla de sexo en presente y pone en evidencia la vulnerabilidad del varón.
A lo largo de varios años, Mairal escribió unos 300 sonetos, pero el libro incluye poco más de la mitad: 160. En la selección descartó algunos que sentía había salido un poco "desprolijos" y otros que estaban muy anclados en otra época. "Son cosas que escribí con un paradigma anterior", dijo. "Yo tiendo a no reprimirme pero claramente se te van metiendo ideas de la época, entonces había cosas machistas que me incomodaban o me hacían un poco de ruido".
Mairal es un autor elegante y sensible; podría decirse que lo es aún a su pesar. Un tipo que sabe conectar desde el libro y desde la entrevista y fue algo que se notó en la charla. Siempre dispuesto a interesarse por las ideas de los otros. Y entre pregunta y pregunto, leyó sus poemas.
Este fue uno:
Querida, Wonder Woman, mi heroína,
no viniste jamás a rescatarme
en tu avión invisible ni a besarme.
Yo soy el que te amaba en la cocina
tomando mi Nesquik frente a la tele.
Yo soy el que tembló cuando aquel malo
te colgó de los pies y quedé al palo
sin nada que me alivie y me consuele
porque cabeza abajo rebalsaban
tus tetas de ese traje con estrellas.
Los Ángeles de Charlie, flacas, bellas,
no me hacían temblar ni me asombraban,
pero vos con corona y brazaletes
me volabas el coco y los zoquetes.
Rosario 2020
Fueron muchos y muy importantes los escritores que participaron en esta edición de la Feria: Elvio Gandolfo —que fue el escritor homenajeado en la inauguración—, Guillermo Martínez, Juan José Becerra, Erika Halvorsen, Manuel Moretti —el cantante de Estelares presentó su libro Demasiadas pocas cosas—, Mariana Travacio, Marilyn Contardi, Beatriz Vignoli, Francisco Bitar, Sonia Budassi, Julián López, Julián Gorodischer, Mariana Yuszczuk, Luciana Peker, Cristian Alarcón, entre muchos más.
Si la realidad del Estado afecta directamente a la cultura, lo hace aún más en un año electoral. Con lo que, si bien no hay una confirmación de que la Feria vaya a realizarse el año próximo, los organizadores la dan casi por seguro. Que así sea.
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