La cabeza de Ralph Haiek pasa cerca del borde de la puerta. Es alto, muy alto. Extiende la mano y saluda con un apretón amistoso. Viste traje, pero sin corbata. Usa anteojos de marco gris humo y el pelo despeinado. Le colocan el micrófono en la solapa del saco y se sienta en el sillón, donde las cámaras y los reflectores le apuntan. Junta sus manos y responde una a una las preguntas que Infobae Cultura le hace en esta tarde de martes. Es el Presidente del INCAA desde hace exactamente dos años, pero su ingreso al Instituto fue en enero de 2016 cuando asumió como vice. Fue en abril de 2017 cuando el entonces ministro de Cultura de la Nación y hoy secretario Pablo Avelluto le pidió la renuncia a Alejandro Cacetta, por entonces al mando del INCAA. No bastó con esa petición, también hizo una presentación en la Oficina Anticorrupción. Disipado el terremoto, Haiek asumió el cargo presidencial. Ya pasó bastante agua bajo el puente de su gestión como para hacer un balance.
La última noticia que no duda en amasar como uno de sus grandes logros es el ingreso de Argentina a Eurimages, el fondo de apoyo cultural del Consejo de Europa que se traduce en 25 millones de euros. "Es un fondo multilateral europeo —explica— donde participan 38 países. Apoya el desarrollo, la coproducción y la exhibición. Es similar al Ibermedia, que es el mismo fondo pero iberoamericano: Latinoamérica más España, Portugal e Italia, que se adhirió. Cumplió veinte años el año pasado, Ibermedia. Y Eurimages tenía un socio adherente hasta ahora que era Canadá y el año pasado en una reunión se aceptó unánimemente, que es la única manera que te pueden aceptar, que Argentina se adhiriera. Esto tiene que ver con lo que significa el cine argentino fuera de nuestro país, la relevancia que tiene y el hecho de que estos países nos apoyaron, siendo Argentina el primer país latinoamericano. Ahora, en los dos fondos importantes que hay, Ibermedia y Eurimages, Argentina participa, al igual que España, Italia y Portugal".
—¿Esto se traduce en financiamiento?
—Sí, básicamente, pero yo diría que el aspecto menor sería el económico; lo más importantes es el respaldo porque esto le permite al cine argentino, como ya viene sucediendo naturalmente (justamente con Europa tenemos la mayor cantidad de coproducciones, en los últimos diez años entre 30 y 40 siendo España el país con el que más tenemos), un espaldarazo que nos abre la posibilidad a otros países que también han venido creciendo. Se me ocurre Bélgica, Luxemburgo, inclusive estuvimos hablando en el Festival de Cannes con Estonia. Países que de repente no estaban tan en el radar y a través de este fondo podemos hacer algo. Creo que lo que está pasando globalmente es que hoy una producción, cuando se encara, es muy raro que no tenga otro país, otro fondo asociado. O sea, esto amplía nuestras oportunidades, ya que creo que somos una de las fábricas de talento más importantes del mundo, de poder tener productos, no solamente con mayor financiamiento, sino que también te abre la posibilidad a que después tengas la distribución y la exhibición al tener otros países asociados.
—¿Se puede hablar, entonces, de un auge de la coproducción?
—El fenómeno no es nuevo pero cada vez hay más, y en este auge, si uno lo ve desde el punto de vista macro, lo que está creciendo es la demanda global de consumo de entrenamiento, y dentro de ese consumo, el audiovisual. Acá estamos hablando de cine pero, si sumamos series, está claro que en los últimos años ha crecido y se espera que crezca aún más la cantidad de contenidos a las series. Desde su nacimiento, a diferencia del cine que, tomando a Argentina como ejemplo, siempre ha tenido una fuerte atracción hacia las coproducciones pero eso no sucede en todos los países. Las series en general nacen bastante coproducidas fuera de los mercados fuertes, esos que tienen de por sí una masa crítica de audiencia, como serían la India y los Estados Unidos: los únicos países que pueden pensar en hacer productos para su mercado y no en coproducir.
—¿Con el mercado interno no basta?
—Ya superando lo que es audiovisual, esto de que el mundo está plano y pensar hoy un producto, sea cual sea, un contenido, un programa, una aplicación, solamente para mercado interno sería como no ver en su totalidad la posibilidad de este campo de juego que se abre que es todo el mundo. Volviendo a Argentina: claramente el mercado es el español. Nosotros estuvimos ahora fuertemente participando en el Festival de Málaga, un festival que para mí trabajó muy bien el nicho en ese rubro en español porque había una industria y ha crecido un montón por lo que te estaba diciendo: hoy hay, no solamente películas que viajan a todo el mundo, sino también series. El ejemplo de Narcos, que es Top 1 en audiencia en Alemania. O también: nunca había pasado, justamente hablando de Narcos, que una película doblada al inglés en Estados Unidos tuviera éxito. Creo que el paradigma está cambiando y claramente se está abriendo, y pensar hoy en dos metros cuadrados realmente es perderse toda esa oportunidad. Mercado interno hay, pero creo que no podemos tomarnos el lujo de no considerar el resto del planeta.
—¿Se puede seguir pensando al cine como un consumo en salas?
—Bueno, justamente las series nacen en pantallas, y las ofertas de los grandes jugadores son globales. Hoy te compra un contenido Netflix, Disney o Amazon, etc., y prácticamente te lo compra para el mundo, y a veces hasta para Marte. En cine, como el INCAA, que ya tiene más de sesenta años su ley, nació el fomento y las políticas en salas, y eso obviamente sigue siendo lo central, pero creo que pensar solamente ficción en salas no es tomar en cuenta lo que ha pasado con el consumo. Hay una estadística, por ejemplo, que dice que las diez películas más vistas hace diez años eran ficciones. Ahí podría entrar El secreto de sus ojos, por ejemplo. Hoy en día, si miramos las diez películas más vistas en el mundo son películas como Avengers y Toy Story. Y lo que está claro es que la ficción de alguna manera también sumó a las pantallas más allá del cine. Uno podría tener una charla purista, pero si lo piensa desde productor creo que no podemos descartar, o sería un error casi fatal, pensar solamente en las salas de cine.
Las opiniones respecto de la gestión de Haiek en el INCAA dividen al mundo del cine. Por un lado, las acusaciones de subejecución presupuestaria y ajuste existen. Sin embargo, el Presidente se resguarda detrás de los números. Según el Observatorio de la Industria Audiovisual Argentina que tiene el propio INCAA, el año pasado casi 45 millones de espectadores (sin contar festivales y muestras) fueron al cine, de los cuales casi 7 millones eligieron películas argentinas: 318.328 más que en 2017. Además, el porcentaje de participación del cine nacional en la venta de entradas, de 14.77%, es el más alto desde 2014, cuando se estrenó Relatos salvajes. ¿Y a qué responden estas cifras? ¿Qué significan estos fríos números en medio de una crisis caliente, no sólo económica sino también tecnológica?
Lo que sea que pase después del próximo proceso electoral donde se someterá al termómetro popular la gestión de Cambiemos, el INCAA iniciará una nueva etapa. Ya sea con este mismo equipo, el de Ralph Haiek, o con otro. Por eso, es hora de un balance y es lo que también, aquí, en el estudio de Infobae, realizó este funcionario que llegó al mundo del cine desde la parte económica del negocio: es licenciado en Economía, máster en Administración de Empresas y empresario que tuvo a su cargo MuchMusic Latinoamérica y señales como I.Sat, Space, Infinito, Retro, FashionTV, HTV y Playboy. Ahora, desde el sector público, y con dos años cumplidos como Presidente del INCAA.
—¿Cómo fue este año del INCAA teniendo en cuenta la grave crisis económica que atraviesa el país?
—Este año, y ya veníamos del 2018, estamos teniendo un buen año. Si tomamos en cuenta por buen año la cantidad de rodajes o películas que se han hecho o se están haciendo, y la cantidad de estrenos. Han sido muy buenos años. El 2018 tuvimos un buen share, la cantidad de público que vio películas argentinas fue bastante alta. Hay muy buenas películas. Entre las diez más vistas, hubo cinco argentinas, algo bastante inusual. También hubo una alta participación en festivales, aunque eso es recurrente. En los términos en que venimos midiendo a través del Observatorio estamos en un buen año y este año vamos a repetir lo que fue el 2018.
—¿Cómo dan los números en término de producción de películas?
—El año pasado a través del INCAA se produjeron 120 largos de ficción y 50 documentales digitales. Este año vamos con la misma proporción. Ya teníamos 54 entre ambos en el primer trimestre, y siguiendo nuestro subsidio de fomento vemos cifras similares.
—Hace ya varios meses que renunció Fernando Juan Lima como vicepresidente del INCAA, pero de todos modos le pregunto: ¿qué fue lo que pasó?
—Decidió volver a la Justicia porque de alguna manera veía que se estaban abriendo oportunidades en su carrera como Juez y eso, te diría, es el factor principal de su partida.
—Más allá de que Cambiemos renueve o no su mandato en octubre, ¿cuál cree que es su legado en el INCAA en estos dos años de gestión?
—Estamos en gestión pura y esa es la única manera de gestionar en este país, si te vas a ocupar. Acá si te vas a ocupar de la cotidianidad prácticamente no trabajarías. El día que nos vayamos, nuestro legado, me refiero al INCAA y el equipo que hemos armado, será haber asegurado los fondos, pero también el buen manejo de esos fondos, y esto lleva a los indicadores que te estoy mostrando, que son muy buenos, comparado con otros años. Si vamos al presupuesto, hacía más de diez años que no se cumplía con lo que decía la ley, que más del 50% del presupuesto fuera a fomento. El año pasado fue 54% y este año inclusive pensamos que puede ser mejor. Eso tiene que ver con una serie de ahorros y de gastos, y, la verdad, hay que decirlo, tiene que ver con haber terminado con los nidos de corrupción que ha habido históricamente en el Instituto. Eso creo que fue necesario. Creemos que estamos dejando, primero, una política de desarrollo. Cuando hablamos de Eurimages, Ibermedia de contactarnos con el mundo y con otra realidad y que no sea solamente el Estado que apoya una película, eso significa tomar un proyecto y pasarlo como hacemos ahora con un concepto de incubadora prestado del mundo emprendedor donde ayudamos al productor, el guión, el plan de negocios, la internacionalización de ese producto e inclusive en el soporte para que viaje a los mercados como hemos hecho este año en el Málaga Industry, por ejemplo. Esa política de desarrollo la aumentamos a documental y a series está dando sus buenos resultados, mostrando lo que decía: tenemos una oportunidad de talento. Como digo, en este Gobierno tenemos vacas, tenemos soja, tenemos software y tenemos audiovisual, que naturalmente se está exportando y nosotros, desde el INCAA, estamos apoyando esa exportación.
—¿Y en cuanto a la exhibición?
—La realidad es que la cantidad de salas en Argentina proporcionalmente tienen un número bajo para la cantidad de películas que se vienen haciendo y es un problema. Es un problema que lo vemos con los colegas míos de los países de Iberoamérica que, por año, se hacen, a través de los fomentos públicos, 800 películas. Y si uno mira eso y lo compara con la cantidad de gente que va a la sala, tal vez un 10% o 15% encuentra su destino. Nosotros, además, estamos renovando el Gaumont, que es la sala donde más espectadores van por año a ver cine. Y las películas son todas de cine argentino. Mejorando la oferta de películas también cine.ar, la plataforma gratuita que tenemos. Es el otro activo que estamos dejando como legado, además del desarrollo: cine.ar, que ha sido realmente un éxito: tiene un millón 300 mil suscriptores, que no sólo se registran sino que usan para ver series, películas y cortos argentinos. El año pasado lanzamos cine.ar estrenos que es una respuesta al tema de las salas: la creación de una sala virtual donde cualquier argentino desde cualquier parte de Argentina pueda acceder hoy a $30 a ver una de las películas que se acaba de estrenar en salas.
—Sin embargo, hay un sector importante que está resistiendo su gestión y se ha mostrsado y se sigue mostrando en desacuerdo con sus políticas. ¿Por qué cree que ocurre esto?
—Creo que tiene que ver con lo que estamos hablando. Yo lo veo como una oportunidad. Realmente los fondos públicos están, como digo, los administramos mejor, y eso genera que se estrenen 236 películas en Argentina. O sea, es un récord, no diría mundial, pero sí en Latinoamérica, por arriba de Brasil y México. Ahora, eso no quita que en un país que tiene 7 mil estudiantes de cine haya gente que siente que igual, a pesar de todo el esfuerzo, no tiene el acceso suficiente. Para ponerte un ejemplo, ahora que estamos con Eurimages y hablando de Luxemburgo y Bélgica, tienen el mismo monto de fondos públicos que nosotros, y con esos fondos hacen treinta largometrajes, en vez de 120. Obviamente esos treinta reciben un millón de euros cada uno y acá, en Argentina, reciben 250 mil dólares cada película. O sea, entiendo el punto de vista de qué poca plata y cuánta burocracia, porque no es lo mismo gestionar treinta películas que 120 en un país que, aparte, hay un tema de inflación y regulaciones, entonces sí, entiendo cierto malestar, pero yo diría que si lo ve cada persona con su interés lo puedo entender, pero si uno mira la foto de hoy estamos mucho mejor que en cualquier año de los últimos diez. Argentina, hace diez años, producía esas treinta películas, hoy produce 120. Y solamente, para resumir, creo que la oportunidad es que hay mucho más talento tal vez que las películas que podrían solamente el INCAA sostener de manera virtuosa y efectiva, y es un desafío. Y el desarrollo y el cine.ar son los grandes legados, porque creo que ayudan a este problema.
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