Las estrellas de alguna galaxia lejana o cercana tutelaban aquello que ocurría la noche del miércoles en el escenario del Malba, donde la banda (¿banda?) de culto Reynols se había dado cita para realizar Emanaciones, una de sus performances, organizada por Fernando García para el museo, un evento que se produjo en vivo y con todos sus integrantes por primera vez desde hace quince años. Las guitarras, la batería, las percusiones, el teclado y la flauta estaban, una vez más, al servicio de la voluntad de Tomasín, el líder, gurú, alma máter y centro de Reynols, quien dirigió a los músicos y al público en la experiencia. Hay que decir que, además de Tomasín, que es una persona con síndrome de Down, forman parte de Reynols los artistas Alain Courtis y Roberto Conlazo, a quienes esa noche se había sumado Patricio Conlazo. El paisaje estelar no es una casualidad porque, como se sabe, desde hace un tiempo los Reynols dicen haberse mudado a la galaxia Minecxio.
Reynols nació en 1993 como un trío de música experimental que transformó al género en una rama del arte conceptual contemporáneo. La improvisación comandada por Miguel Tomasín fue, desde un principio, el santo y seña que dio origen al grupo y la disposición de la música según sus fines es el marco en que se desarrolla su arte. El Malba programó dos encuentros esta semana: el lunes se estrenó el documental Sinti Botuva Tapes, que recopila intervenciones inéditas del trío, y luego realizaron la performance Reynols interpreta al público, obra en la que los asistentes al Malba realizaban sonidos indicados desde el escenario, que se sumaban a la música en concierto y que de ese modo se constituían en un instrumento más de la banda. La intervención fue grabada y será editada musicalmente, razón por la que cada asistente recibió un certificado por haber participado de su creación.
Tomasín y Conlazo se conocieron en una escuela para personas con capacidades especiales en la que el primero era alumno y el segundo, profesor de música. Pronto descubrió su ductilidad musical y, junto a Courtis, se embarcaron en un experimento que tiene ya un cuarto de siglo. No existe en la noción del grupo ningún tipo de subestimación o aprovechamiento de la condición del líder, sino que, por el contrario, su rol es central. A tal punto que en aquellos noventa el doctor Mario Socolinsky los llevó como grupo estable a su legendario programa La salud de nuestros hijos como un ejemplo posible de la superación personal. Esa participación también podría señalarse como una forma de la intervención conceptual del colectivo.
El gesto contemporáneo es una constante desde el primer disco, Gordura vegetal hidrogenada, de 1995, que era sólo tapa. El disco no estaba dentro ya que, según los Reynols, se había desintegrado. Podría decirse que se trata también de una mirada hacia el futuro, donde el formato musical imperante es el digital y la materialidad, una excentricidad elegida por unos cuantos. Sin embargo, ese disco-no disco causó polémica y acusaciones varias, por lo que la banda decidió realizar su siguiente recital en una plaza frente a piedras y plantas para evitar a un público molesto.
Minecxio Emanations 1993-2018 es el nuevo disco (bah, son seis discos) de Reynols que se editó en Noruega ya que el grupo tiene fans a nivel mundial (sin embargo, Tomasín no participa de los recitales fronteras afuera ya que no le gusta viajar en aviones). Estocolmo, Los Ángeles, San Francisco, Ámsterdam, Londres, Melbourne, Budapest, Oslo, París, Bruselas, Madrid, Nueva York y Tokyo son algunas de las ciudades donde Reynols tiene seguidores. Tokyo, además, es el lugar natal de los japoneses Acid Mother's Temple, que los eligieron como teloneros en Argentina de sus shows experimentales.
"Bésame, bésame mucho", se alcanzaba a escuchar a Tomasín cantar entre la distorsión de las guitarras mientras el líder tocaba, a la vez, unos teclados. "Popotitos es un primor", en otro tema. Conlazo le pidió al público que imitara el zumbido de una abeja y que subiera de tono si levantaba la mano y lo bajara al descenderla y, entonces, un instrumento vocal coral masivo se incorporaba a la música en el escenario entre las estrellas.
"Gracias, gracias", levantaba los brazos Tomasín al terminar cada intervención. Luego, el recital terminó. Tomasín volvería a seguir tocando sus instrumentos en la casa de sus padres, los otros músicos a sus artes (Courtis acaba de exponer una muestra de tapas de discos del litoral llamada, justamente, Litoraleña, en la casa-espacio de arte del gestor cultural Juan Pablo Correa y la denominó "muestra psicotrópica").
Volverán, claro, con el próximo llamado estelar que surja desde la galaxia Minecxio.
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