En el subsuelo del Teatro Colón, bajo su arquitectura voluptuosa, su cúpula magnánima, su foyer, su salón dorado, su sala principal, descendiendo por escalera o ascensor, hay un espacio que contrasta con la estética decimonónica que lo caracteriza. Es el Centro de Experimentación (CETC) que ahora, en esta tarde de miércoles, permanece con las luces bajas para que luego, en minutos, tal vez segundos, comience un nuevo ensayo de La Finta giardiniera, ópera de 1775 compuesta por Mozart y basada en el texto de Giuseppe Petroselini.
Son los alumnos del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón —alumnos de las carreras de Dirección Escénica de Ópera, Canto, Academia Orquestal y Caracterización— quienes la llevan a cabo. TIene esa impronta experimental que demanda este lugar. Mientras se preparan para salir a escena en esta función íntima y de prueba, dialogan con Infobae Cultura. De fondo se oyen los instrumentos afinando y algunos cantantes elongando sus cuerdas vocales. Ya está casi todo listo. Se huele un nerviosismo alegre en el ambiente.
"Es un proyecto que se viene trabajando hace más de tres meses. Aquí, todos los roles, tanto los solistas como quienes están en la caracterización y por supuesto la orquesta, están a cargo de las diferentes carreras. Es un proyecto que involucra a aproximadamente ochenta alumnos del Instituto", comienza diciendo Marcelo Birman, director del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.
"Una experiencia muy gratificante". Así define Marcelo Ayub, director musical, este proyecto, que es la segunda vez que se realiza. Y continuará: en agosto hay otro y a fin de año, en noviembre, otro más. "Para muchos de los chicos que conforman la orquesta académica —comenta— es la primera vez que van a formar parte de una ópera. Es un doble desafío: hay que prepararlos no sólo en el estilo musical de Mozart, que es muy difícil, sino también en la ópera, que no es lo mismo que el sinfónico. La ópera, como sabemos, es teatro cantado, así que es más que tocar una sinfonía".
"Es algo muy importante, porque esto los prepara para su vida profesional. Precisamente los que sigan su vida como cantantes van a debutar en algún teatro en la Argentina o en el exterior. Por eso es importante que se vayan preparando. Es como una cocina", explica.
Sofía Wilhelmi, co-directora escénica de la obra, asegura que tiene dos expectativas. "Por un lado, que los intérpretes puedan disfrutar de esto, que no sólo es cantar sino también actuar. Y por otro, que el público también disfrute. Esta ópera es una ópera bufa y creo que la comedia como género es muy complicada, y especialmente en la ópera. Espero que saquemos risas en la audiencia", dice con su propia risa.
Dirige junto a Sergio Falcón, que está en el segundo año de la carrera Dirección Escénica de Ópera. La propuesta, explica, "tiene que ver con la violencia de género que se encuentra en ese material. Nosotros quisimos extrapolarlo y traerlo al presente para dar cuenta que no solamente hay una violencia de género explícita en la obra sino que además hay un montón de violencias que se cruzan en la cual todos como sociedad somos partícipes. Y cómo además todos nos vinimos haciendo los distraídos".
"Tuvimos que buscar verdad, ritmo —completa Wilhelmi— y que los cantantes aprendan a hablar proyectando. Fue un trabajo muy intenso, muy interesante y muy divertido".
"Para mí es Disney… es un sueño". La que habla es Marianela Tucci. Una sonrisa espontánea acaba de formarse en su rostro. Es alumna de canto y sobre el escenario le toca interpretar a Serpeta. "La disfruto muchísimo porque es muy graciosa", comenta sobre el personaje. Es la primera vez que participa de una producción de estas características y aún tiene la sensación de cuando le dijeron que formaría parte del elenco. "Los ensayos los disfrutamos muchísimo todos", agrega.
Actores maquillados nos zumban detrás de estas entrevistas. Están preparados, ya casi todo listo, para salir a escena. Las luces están bajas, casi a oscuras. El Centro de Experimentación se repliega sobre sí mismo para tomar el envión de las funciones en vivo. Desde 1993, año en que expuso su primer obra aquí, crece y crece en prestigio pero también en mística. Es la contracara de la imponente y solemne imagen aristocrática del Colón. Y así se despliega.
Entonces comienza la obra. A la izquierda, los violines rompen con el silencio de la sala. El dramatismo por ahora es sonoro, entonces, de pronto, aparecen los actores caracterizados cantando en italiano mientras los subtítulos en español pasan en una pequeña pantalla que cuelga del techo. La historia se desenvuelve y nosotros, los espectadores de este ensayo, nos sumergimos lentamente en el siglo XVIII, en aquel 13 de enero de 1775, día de estreno en la ciudad alemana de Múnich. Así permanecemos, hasta el final de la obra, cuando estallan los aplausos y los artistas agradecen con una reverencia.
Próximas funciones: Martes 28 y miércoles 29 de mayo a las 20 horas; domingo 26 a las 17 | Entradas desde $350 (estudiantes: $230)
La finta giardiniera
Libreto original atribuido a Giuseppe Petrosellini
Versión libre en dos partes de Gonzalo Demaría
Música de Wolfgang Amadeus Mozart
Dirección musical: Marcelo Ayub
Dirección escénica: Sofía Wilhelmi y Sergio Falcón*
Alumnos de la carrera de Dirección Escénica de Ópera del ISATC
Iluminación: Carolina Rabenstein
Coordinación de alumnas de Caracterización: Patricia Heredia
Ensamble Instrumental de la Carrera de Academia Orquestal del ISATC
Elenco:
El Podestá: Lautaro Chaparro / Pablo Scaiola
Sandrina: Laura Ávila / Romina Jofré
Conde Belfiore: Norberto Miranda / Matías Herrera
Arminda: Florencia Burgardt / Paola Polinori
Ramiro: Erika Cussy / Carolina Paredes
Serpetta: Sofía Di Benedetto / Marianella Tucci
Nardo: Alfredo Martínez / Sergio Wamba
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