Diana Dowek —dice la primera línea de Wikipedia— es una pintora argentina reconocida por haber ganado el Premio Konex 2012 por su trayectoria en la pintura durante el quinquenio 2002-2006. Se trata, por supuesto, de una atroz simplificación. Diana Dowek es mucho más que un premio y que una entrada en la enciclopedia global. Ahora, por ejemplo, mirando detenidamente las obras aferradas a las paredes de las salas 32 y 33 del primer piso del Museo Bellas Artes, se puede llegar a una conclusión un poco más justa: Diana Dowek es una de las artistas vivas más interesantes que hoy tiene la Argentina. La muestra Paisajes insumisos —que se puede visitar hasta el 9 de junio en el edificio fundado en 1896— lo demuestra.
Una semanas atrás, cuando se inauguró la exposición, la artista dijo: "Sigo en el campo de batalla con la pintura". En este breve diálogo con Infobae Cultura, reivindica esa lucha —en que lo personal no quita lo político— y asegura que es ineludible: "El arte es una forma de vivir la realidad. Sigo entendiendo la pintura como un campo de batalla en el que se dirimen los conflictos y las contradicciones; y 2019, especialmente en nuestro país, es un campo de batalla. Asistimos a sufrimientos del pueblo, quizás, solo visto en épocas dictatoriales. El arte es un arma ideológica de la que dispongo, como dijo Picasso".
A partir de ahora, y por iniciativa de dos conocedores de su obra, Andrés Duprat —director ejecutivo del museo— y Mariana Marchesi —directora artística y curadora de la muestra—, el políptico Lo que vendrá fue adquirido por el Bellas Artes. En simultáneo a ésto, la exposición. "Abarca un período de mayor conflictividad en Argentina —cuenta Dowek—, que fue entre el movimiento sindical, estudiantil y social, principalmente en la provincia de Córdoba como fue el Cordobazo y el llamado Viborazo, en el año 1972, y el poder político que derivó en el sangriento Golpe de Estado de 1976; la noche más negra que sufrió nuestra patria con 30.000 detenidos-desaparecidos, miles de presos, heridos y asesinados con el agravante del robo de niños, considerado crimen de lesa humanidad. Por tal, denominé la muestra Paisajes Insumisos".
—En esta exposición está muy presente el reclamo de los derechos humanos durante la dictadura militar. ¿Cree que toma un nuevo sentido en estos tiempos donde han aparecido voces que niegan la cifra de 30 mil desaparecidos, por ejemplo?
—La lucha por los derechos humanos no ha cesado en nuestro país. Justamente hoy se escuchan voces cuestionando y poniendo en duda la cifra de 30.000 detenidos-desaparecidos, que en su momento con el Nunca Más y los juicios a los responsables, que todavía se efectúan, los organismos de derechos humanos han dado. Esa cifra es el resultado de las investigaciones realizadas. Todo esto aún está vigente, sobre todo con la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y otros luchadores populares. Vivimos una verdadera avanzada en la represión social. Lamentablemente debo decir que estas obras permanecen vigentes.
—También aparece, sobre todo en la segunda sala, la idea de libertad. ¿Qué tan libre cree que somos hoy los seres humanos?
—En el mundo, los únicos que tienen libertad son los dueños del poder económico, financiero, político y cultural, con los medios de comunicación que les pertenece. Son hegemónicos. Ellos han agudizado el sufrimiento de los pueblos generando guerras, masacres, epidemias, destruyendo ciudades y produciendo miles de refugiados, trastornando el hábitat y el medioambiente a escala mundial. Tienen libertad para dominar sobre todo a países dependientes y débiles como el nuestro. De estas tragedias me siento involucrada. Confío que la lucha popular a la que asistimos continúe, sólo así podremos derrotar toda esta opresión.
Diana Dowek se siente feminista, y así también se perciben sus obras, pero además: ideológicas, clasistas, políticas. Que Paisajes insumisos esté en el Bellas Artes, asegura, "da una mayor visibilidad a la producción artística de la mujer, coincidente en momentos de lucha del movimiento feminista, surgido a principios del siglo XX pero con un pico significativo a partir del Ni Una Menos". Esa es una lectura, pero también hay otras perspectivas que se abren. El universo pintado es amplio: autos en llamas, cerdos amontonados, sendas peatonales, calles y represión policial en la primera sala; mientras que en la segunda la política adquiere otros niveles, tal vez más metafóricos, como los paisajes llenos de alambrados rotos.
El estilo estético de Diana Dowek está muy marcado y eso permite que la imaginación se deslize como un péndulo entre ambas salas. Hay una fuerza en la forma, pero también un golpe certero en el contenido. Por momentos, sobre todo cuando el espectador mira fijamente una obra, lo artístico deja de ser sólo artístico. Se vuelve político. Entonces no hay vuelta atrás: la insumisión ya está en marcha.
* Paisajes insumisos, de Diana Dowek
Hasta el 9 de junio; martes a viernes de 11 a 20, sábados y domingos, de 10 a 20
Museo Bellas Artes – Av. Del Libertador 1473 – CABA
Entrada gratuita para argentinos y residentes en el país; para visitantes extranjeros, $200-
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