En el último día de la Feria del Libro, mientras la gente aprovechaba la gratuidad de la entrada para dar sus últimas —o únicas— vueltas por el shopping de la literatura, el sector librero realizó una conferencia de prensa. Que la crisis económica asfixia, no caben dudas, sin embargo, el planteo de las diferentes librerías fue concreto y específico: en la ley de presupuesto recientemente aprobada no fueron incluidas dentro del beneficio de exención del IVA. En el artículo 93 de dicha ley, se detalla a quiénes se les devuelve el IVA, ya que escribir, editar y vender libros se consideran actividades culturales y no meramente un intercambio comercial. Pero en dicho artículo, la palabra librería no aparece. Es decir: quedaron excluidas.
La pregunta es por qué. No hay una respuesta precisa, pero los que estuvieron aquí reunidos prefieren pensar que no se trata de "mala fe" sino de "una mala interpretación de la industria del libro". Antes de que se aprobara el presupuesto, se reunieron con Pablo Avelluto —secretario de Cultura de la Nación— y Miguel Braun —secretario de Política Económica del Ministerio de Hacienda de la Nación Argentina—. Allí, aseguran, quedó todo claro. De hecho Avelluto "explicó allí la necesidad de incluir a las librerías", dijo Ecequiel Leder Kremer, dueño de la Librería Hernández y tesorero de la Fundación El Libro. "Entendemos que estamos a tiempo de revertir esta situación", agregó con optimismo. Los grandes rubros en desgrabación de IVA son los servicios. Y el alquiler que, en sus palabras, representa entre un 10% y un 15% de las ventas.
En una pequeña y algo calurosa sala de La Rural, a metros de la Avenida Santa Fe, tras una breve introducción a cargo de la presidenta de la Fundación El Libro María Teresa Carbono, Leder Kremer tomó el micrófono y comenzó a exponer la problemática: "Defendemos la exención del IVA al libro, pero hay una inequidad porque nosotros, las librerías, sí lo pagamos cuando pagamos la luz y el alquiler". Lo que sucede con los otros actores del sector, por ejemplo las editoriales, es que no tienen este gasto que sí tienen las librerías: el lugar físico al que atender al público. "Las librerías estamos en una situación muy crítica. Incluirnos en esta norma sería un gran alivio", agregó.
"Esta situación es todavía peor en el interior porque tenemos gastos de flete que son un 5% más", comentó José Roza de Librería de las Luces y Presidente de FALPA. "Hay municipios donde se ponen más impuestos —continuó—, y lo hacen desde la ignorancia muchas veces, porque piensan al libro como una mercancía más, y no lo es. Para que se den una idea, el 10% de la población tiene el hábito de comprar libros. Es un trabajo que falta, una política pública de fomento de la lectura". Por su parte, Joaquín Gil Paricio de Cúspide Libros fue práctico: "El ejemplo más claro es la luz. ¿Por qué las librerías tienen que pagar un 21% más que el resto de los actores? Es absurdo que las librerías queden afuera de este beneficio". "Dejar afuera al eslabón que tienen contacto con el lector es un error", completó Antonio Dalto del Grupo ILHSA, poseedor de la cadena Yenny y El Ateneo.
La situación que atraviesa el sector es preocupante. Los números pueden variar pero el diagnóstico es compartido: el primer trimestre de 2019 fue el peor de los últimos cinco años. El problema no es sólo la crisis económica, sino la falta de políticas públicas que se animen a afrontarla. El "dejar hacer, dejar pasar", como decían los fisiócratas franceses, parece ser la postura del Gobierno. Sin embargo, las iniciativas del sector existen. El mejor ejemplo es el proyecto de ley para crear un Instituto Nacional del Libro Argentino. Pero ahora, en esta conferencia, de lo que se habla es de algo muchas más pequeño y accesible: no dejar afuera a las librerías de la exención del IVA. "Dejar que las librerías agonicemos es un atentado contra la cultura. Son necesarias las políticas públicas", comentó Carlos Alberto Morón de Librerías Casa del Sol y protesorero de la Fundación El Libro.
Sobre el final, Infobae Cultura le preguntó a las autoridades de la Fundación El Libro sobre las declaraciones de Pablo Avelluto, que los había acusado de kirchneristas —es decir: opositores a su gobierno—, entre otras cosas. Pese a que Carbano, la presidenta, habló en televisión sobre este asunto, prefirieron no emitir opinión alguna. Dejar que se enfríen las cosas, concluir la Feria del Libro de la mejor manera, y respetar este planteo específico, el de las librerías, que va dirigido, ni más ni menos, al mismísimo Avelluto. "Se necesita voluntad política", concluyeron los representantes del sector librero en esta breve conferencia de prensa. No se puede estar más de acuerdo.
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