Muchas veces se dice de un libro que se trata de una "novela de iniciación", pero en el sentido de quitarle una potencia de lectura que perdure más allá de los años adolescentes. Sin embargo, a pesar de que se señale una y otra vez el carácter iniciático (pero que, claro, también lo tiene), la posibilidad y energía que destila la novela iMujercitas/i, de Louise May Alcott, que este año cumple 150 desde su publicación, surgen testimonios que indican su actualidad, energía literaria y que dan cuenta de un texto al que siempre se regresa. Así sucedió en la Feria del Libro cuando se presentaron la edición anotada de la obra, publicada por Akal, y el ensayo crítico iEl legado de Mujercitas/i, que editó Ampersand. Para el evento, se invitó a Ingrid Beck, Josefina Bianchi, Cyntia Alemis y a href="https://www.infobae.com/cultura/2018/06/10/laura-ramos-mientras-escribia-me-identifique-ame-llore-y-me-rei-con-cada-uno-de-los-hermanos-bronte/" rel="noopener noreferrer" target="_blank"Laura Ramos/a, quienes dieron cuenta de sus lecturas personales de la novela.
Ingrid Beck, directora de la revista Barcelona y autora de varios libros, llevaba consigo varias hojas que contenían decenas y decenas de tuits de cuando, en 2014, había propuesto el hashtag #LaJoMarch, que recordaba a Jo, la protagonista central del texto de Alcott, modelo de adolescente de gran inteligencia y espíritu independiente que marcaría a generaciones de lectores (ya que tampoco es cierto que el público de la novela sea sólo femenino).
"Traje cuatro hojas impresas de los tuits, pero podría haber traído veinte hojas con los testimonios de lectura de la novela y el amor por los personajes, especialmente Jo, que el texto inspiró", dijo Beck. Leyó entonces varios tuits. Ana Torrejón escribía: "Las chicas de #LaJoMarch contamos con ingresos propios, invitamos a cafés y no creemos que novio, amante o marido pueda salvarnos". Y ése era el espíritu de la convocatoria, que quizás preconfiguraba los días tumultuosos de la mujer en lucha por sus derechos que comenzarían un año después.
Josefina Bianchi contó cómo había conocido a iMujercitas /iluego de que una docente de la primaria indujera a sus alumnos a llevarse un libro por el fin de semana y que ella había elegido el de Louise May Alcott pero que no lo había terminado de leer al llegar el lunes, por lo que el siguiente viernes tuvo que correr adelantándose a sus compañeras, con el temor en la boca de que alguien se llevara el libro que se convertiría en uno de sus preferidos y al que volvería con frecuencia.
Laura Ramos (cuyo iInfernales: la hermandad Brönte/i fue finalista en el premio de la Crítica de la Feria del Libro) contó cómo llegó a Mujercitas. "Mi madre tenía en Buenos Aires una librería, pero un día un grupo de derecha puso una bomba y la destruyó. Entonces nos mudamos a Montevideo. Pero mientras alquilábamos el departamento en el que vivíamos a quienes veraneaban allí, junto a mi familia habitábamos una vieja librería que mamá había encontrado y que estaba llena de estantes semivacíos o con libros viejos, muy viejos. Una noche, mientras todos dormían, me aventuré entre las bibliotecas de la vieja librería y vi entonces un libro con una tapa en la que se mostraba a una chica con un espléndido vestido rojo y lo tomé y no paré de leerlo. Era iMujercitas/i y así empezó mi relación con la novela, un libro en el que sigo estando".
Ramos contó que la fascinaba la posibilidad de esos vestidos largos de las ilustraciones ya que "el marxismo y el trotskismo en el que se manejaba mi familia me resultaban fríos" y que envidiaba esos peinados fastuosos cuando ella se peinaba a la garçon. "Se trataba de una guía sobre cómo ser mujer, pero en un sentido no convencional, ya que fue escrito por una mujer que quería ser hombre, tener los mismos derechos de los hombres, una feminista que había sido criada en una comunidad utópica inspirada en la doctrina de Ralph Waldo Emerson, una comunidad vegana en la que los hombres filósofos debían no trabajar. Se trataba de un libro que irradiaba una moral puritana, bella y heroica que fue parte intensiva de mi formación y la de tantas otras lectoras".
Cada panelista mostró la vigencia de la novela no sólo en su fuero íntimo sino en su actualidad como lectura para las multitudes. Así son los clásicos, claro, que no se dejan de leer.
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