Se suelen escuchar muchas cosas sobre el peronismo. "Es un sentimiento", dicen algunos. "Es un movimiento, no un partido", se escucha en otras bocas. Otros afirman que es lo más difícil de explicarles a los extranjeros cuando preguntan sobre Juan Domingo Perón y sus seguidores, de ayer y hoy.
¿Es laborismo? ¿Es fascismo? ¿De derecha o de izquierda? En el prólogo de su libro "¿Qué es el peronismo?" (Siglo XXI Editores), el antropólogo Alejandro Grimson advierte que el "peronismo jamás será atrapado en una frase" y que para explicarlo es necesario "escapar del análisis unidimensional para desplazarnos a un abordaje multidimensional".
A partir de allí, encara un exhaustivo análisis del fenómeno, repasando las fechas y nombres clave de la historia del peronismo, desarmando o reconfigurando mitos, analizando sus "mil caras" y heterogeneidades, al tiempo que avanza sobre un concepto que considera fundamental: "El peronismo nació y se configuró como un espejo invertido del antiperonismo". Ambos corren a la par durante siete décadas. Entrevistado por Infobae Cultura, Grimson hace un repaso por lo más destacado de su reciente trabajo.
-¿Cómo surge la idea de explicar en un libro algo tan complejo como es el peronismo?
-Surge de la necesidad o la búsqueda, ya desde hace muchos años, de comprender la Argentina, algo que ya había emprendido en libros anteriores, como "Mitomanías Argentinas", y la convicción de que es imposible entender la Argentina sin entender el peronismo. Además el libro plantea que no se puede entender el peronismo sin entender el antiperonismo. Con lo cual también intenta abordar las racionalidades o los vectores del antiperonismo. Y un poco por la hipótesis, que creo se verifica en varios casos, de que vivimos dentro de una matriz cultural que nos tiene de alguna manera atrapados, y que hace que una serie de episodios se repitan, no siempre como tragedia y después como farsa, a veces como farsa y después como tragedia, en distintos tipos de sucesiones, pero como si cada una de sus apariciones nos tomar por sorpresa cuando en realidad es otra vez sopa.
-El libro dice que "el peronismo nació y se configuró como un espejo invertido del antiperonismo" ¿No puede existir uno sin el otro?
-Sobre el futuro prefiero no hablar, pero en esos 74 años no existió uno sin el otro. Por ejemplo, hay peronismos, y hubo, de izquierda, de centro, de centro derecha, y hay, y hubo también, antiperonismos de distintas vertientes ideológicas. Los peronistas siempre dicen que el peronismo es un sentimiento, mi libro muestra que el antiperonismo también es un sentimiento. Los antiperonistas muchas veces señalan que la razón está de su lado y que el peronismo es irracional, pero el libro muestras cuáles son las racionalidades de los peronismos, entonces por eso hay un juego de espejo.
-¿La pasión y lo sentimental es lo que lleva a no comprender al otro?
-Claro, además, hay algo que a mediados del siglo XX era muy claro, que está como una espada de Damocles sobre la Argentina, que es que cuando el peronismo decía "nosotros somos el pueblo y los demás oligarcas", tiene una pretensión de ocupar todo el espacio político, que pone en riesgo el pluralismo. Pero cuando los antiperonistas dicen "nosotros somos democráticos y los peronistas no lo son" y después terminan proscribiendo al peronismo y amenazan con proscripción, revelan que el liberalismo argentino tiene una vocación muy antipluralista, con lo cual hay un riesgo en la cultura política argentina porque no hemos logrado constituir aún lo que necesitamos, que es la convicción de que hay peronismo y antiperonismo para rato en la Argentina, asuman la forma que asuman en cada momento histórico.
-Los que combatían al primer peronismo lo criticaban por su rasgos autoritarios, pero después se da la paradoja de que hacen cosas que nunca hizo el peronismo, como proscribir, fusilar…
-Hay distintos vectores que convergen justo cuando está terminando la Segunda Guerra Mundial. Tenemos algo que viene de un siglo antes, que es el "Facundo", la mirada sarmientina, que es explícitamente racializada, y por el otro lado el antifascismo, que ya era una tradición relevante en la Argentina y que cuando ve a Perón ve una amenaza. Y la clase obrera cuando ve a Perón ve la única opción de que sean defendidos sus derechos. Y esa incomprensión, en esa doble percepción, se juega una parte de la tragedia argentina. Entonces efectivamente desde ambos lados aparece el peronismo como lo que no entra en el proyecto civilizatorio, como aquello vinculado a lo que en la visión racista era visto como los inmigrantes más pobres, o los "cabecitas negras" para decirlos en los términos de la época.
-Y ese Perón fascista, ¿era real? El tema ese que surge de que cumplió una misión en Italia en la guerra, que podría haber conocido a Mussolini y tomó cosas del fascismo que vio y las incorporó…
-Necesitamos salir de la metodología biografista, de la idea de que si Perón estuvo en Italia de ahí se deriva que el verdadero Perón era tal cosa o tal otra. Porque lo que hace este libro es intentar mostrar cómo eran la sociedad y la cultura y las relaciones políticas. Entonces fue por primera vez un gran sociólogo antiperonista, que venía de la Italia fascista, Gino Germani, el fundador de la sociología moderna argentina, el que señaló que el peronismo nunca había sido fascismo. Por razones sociológicas, porque el fascismo es el ascenso y empoderamiento de las clases medias contra las organizaciones obreras y el peronismo es un fenómeno estructuralmente opuesto. Sin embargo, hay muy pocos antiperonistas que han entendido a Germani, a pesar de que él publicó ese texto en 1956. Y se sigue utilizando el biografismo como método para analizar a Menem, a Kirchner, a Bergoglio, y una y otra vez fracasan. Porque, como explico en el libro, no se trata de buscar a los hombres y sus circunstancias, sino que hay que entender las circunstancias históricas y como las circunstancias van escogiendo y formando a los hombres y las mujeres.
-Y en esta clave de desmitificar, el libro hace especial mención a dos episodios claves del peronismo, como el 17 de octubre de 1945 y el 20 de junio de 1973. ¿Qué importancia tienen ambas fechas?
-Obviamente el 17 de octubre divide en dos la historia argentina, porque marca al peronismo de manera definitiva, justamente porque la complejidad del peronismo radica en lo siguiente: Perón tenía un plan, que era ser el árbitro entre las clases sociales, y ese plan fue rechazado violentamente por los poderes económicos, a través de manifiestos, a través de poner preso a Perón, de obligarlo a renunciar a sus cargos. Por lo tanto, Perón rescatado por la clase obrera movilizada implica que el peronismo realmente existente es siempre la combinación entre plan de Perón y esa irrupción obrera. O sea, es al mismo tiempo la comunidad organizada y el hecho maldito, es las dos cosas. Y es muy difícil para la mayoría de la gente que un fenómeno político pueda ser dos cosas, pero en realidad hay muchos fenómenos políticos que son dos cosas.
Por el otro lado, el 20 de junio, mirado desde hoy, es claramente el momento de movilización social más alto de los años 70 y es justamente el mito que estaba por hacerse realidad, que es el reencuentro de Perón con su pueblo y la imposibilidad de ese mito, en el sentido de que ese acto multitudinario nunca termina de devenir acto, porque Perón termina bajando en Morón, lo que inicia a mi juicio los procesos de frustración y movilización que vamos a vivir los años siguientes.
-En esa época, 1973-74, ¿se produce un fenómeno inverso? Esa falta de comprensión hacia el otro, de no notar la heterogeneidad del otro, ¿se traslada al interior del peronismo? ¿La izquierda y la derecha no se comprenden y terminan chocando?
-Es algo muy llamativo, si uno lee todos los documentos de 1973, es increíble que nadie vea la posibilidad de un golpe de Estado como el de 1976. Es increíble porque ya existían golpes de Estado en la mayoría de los países limítrofes. ¿Qué es lo que obnubila? Es que al regresar Perón se asume que ahora que regresó después de 18 años hay peronismo para rato en el gobierno. Entonces la disputa deja de ser con lo otro, con la alteridad política y pasa a ser una disputa entre los peronistas. Por eso digo que la frase de Perón, esa de que "los peronistas somos como los gatos, cuando nos peleamos en realidad nos estamos reproduciendo" no se verifica en la realidad, porque si miramos otros episodios posteriores, el 83, el 85, incluso el 2015, vemos que muchas veces las disputas internas del peronismo implican la imposibilidad de los distintos peronismos de visualizar un otro que ordene y regule sus disputas internas.
-Y eso no lo pudo lograr ni el propio Perón. ¿A qué conclusión llega con la disputa Perón-Montoneros? ¿Perón sobreestimó su capacidad de mando?
-Perón lo había logrado hasta el año 1955, o hasta esa época lo había logrado. Después, efectivamente, Perón estaba convencido que cuando él llegara a la Argentina iba a poder regular y sintetizar la heterogeneidad de los peronismos, pero la Argentina de 1973 es una Argentina muy distinta de la que se fue Perón. Es una Argentina muy compleja y las disputas entre los peronismos habían llegado a puntos de difícil retorno. En ese sentido efectivamente, en la disputa contra la dictadura de Onganía y Lanusse, Perón se apoyó en todos los recursos que tuvo a su alcance para tratar de volver, pero al mismo tiempo que logra derrotar a Lanusse en un juego de ajedrez magistral, sin embargo vuelve y se encuentra con un país donde ya el famoso verticalismo del peronismo no se verifica.
-Y en su regreso Perón suma a un personaje de los más controvertidos y enigmáticos de la historia, que es López Rega. El libro le dedica un capítulo, donde advierte que no debe ser subestimado. ¿Cómo se explica este personaje?
-Intento mostrar que el vínculo de orden espiritual o cuasi religioso que se establece entre Isabel y López Rega a partir de 1965 es decisivo, en todo un primer momento, y todo el vínculo que se va estableciendo entre los malestares de salud de Perón y ciertos conocimientos de medicinas no tradicionales de López Rega van estableciendo un vínculo de una intimidad que no puede pasarse por alto en el proceso histórico. En ese marco, un personaje, del cual obviamente tengo muchos testimonios que muestran que Perón se burlaba y lo menospreciaba, pero al mismo tiempo ese mismo personaje va adquiriendo un poder creciente. Ahí corremos un riesgo, porque mirado desde hoy ya sabemos cómo utilizó ese poder López Rega, pero en realidad lo que hace ese capítulo es demostrar que en su devenir él terminó utilizando ese poder de esa cierta forma y también tratamos de mostrar como detrás de esas tres letras tan famosas, las tres A, había toda una codificación rosacruz extremadamente particular que hacía que justamente lo esotérico fuera decisivo en la configuración de lo que fue la ultraderecha peronista del 74-75. Además creo que es muy relevante para el proceso histórico entender que López Rega y Celestino Rodrigo se habían conocido muchos años antes, como yo lo relato, porque justamente la salida del gobierno de López Rega se produce en julio del 75, después de la implementación del Rodrigazo y de la gran reacción obrera y popular contra el plan de Rodrigo.
-Y el tema de López Rega viene de la mano de la Triple A, otro tema tabú para el peronismo. Ahí está el tema de cuál era el conocimiento que Perón tenía sobre esto. ¿Cuál fue su conclusión sobre esto? ¿Sabía y dejó hacer, no sabía, la creo?
-Lo que hacemos los antropólogos, los que trabajamos con la historia y nos basamos en un precepto metodológico y ético, no podemos violentar los hechos, lo que significa que no podemos simplificar, tenemos que asumir la complejidad. No podemos dar respuestas categóricas cuando no las hay. En ese sentido, para mí escribir ese capítulo fue poner mi alma sobre el escritorio y sobre el teclado de mi computadora y llegar a la conclusión de que Perón efectivamente sabía y esa es su responsabilidad. Y además López Rega ya de por si es su responsabilidad política, e Isabel es su responsabilidad política, pero que sin embargo eso no anula dos hechos que creo que quedan anulados cuando se anuncia esta cuestión. Primero, que para Perón siempre siguió prevaleciendo su plan político y el nivel de violencia política que alcanza la Argentina bajo la presidencia de Perón es muy bajo respecto de lo que va a suceder apenas fallece Perón. A mi juicio, cuando el plan político que implicaba que no hubiera un gran derramamiento de sangre fracasa, en ese mismo momento Perón fallece. Y en ese mismo momento, los asesinatos políticos se van a cifras exorbitantes.
-Ya más cerca de nuestros días, hay un capítulo dedicado al menemismo y dice que "antes de Menem ya era complicado entender el peronismo, después se hizo mucho más difícil aún".
-Menem llega como el Facundo que desciende del noroeste con su revolución productiva y entre el 14 de mayo y el 9 de julio, entre las elecciones y la asunción, hay un viraje que muchos historiadores sostienen que no estaba estudiado y definido de antemano tan claramente y ese viraje termina en Bunge Born, termina en el indulto, las privatizaciones y en el auge neoliberal de la Argentina. ¿Qué produce eso? Bueno, es un gobierno peronista, que tiene una oposición peronista. No nos olvidemos que en 1995, cuando Menem es reelecto, la fórmula opositora más votada es una fórmula peronista, Bordón-Álvarez. El Frente Grande es formado por peronistas, hay muchos peronistas antimenemistas y lo que muestra el libro es que, según un estudio realizado por Harvard, en 1997 o sea ya después de ocho años de gobierno de Menem, en la militancia del partido justicialista había un porcentaje altísimo de gente que estaba en contra de las políticas del gobierno.
El hecho es que después de Menem el peronismo había llegado a su proceso de menor intensidad como identificación política, es decir, el episodio Isabel-López Rega, seguido por Luder-Herminio, después seguido por Menem, hace que cuando termina el siglo XX el peronismo es una identidad que nadie sabe si va a seguir vigente y de hecho asume Kirchner y no lo hace con la marcha peronista, no asume con el escudo del PJ. Y es solamente la reacción de los adversarios de Kirchner lo que va a generar que Kirchner se respalde en el PJ, abandone la transversalidad y se reavive el término "peronismo" y se cree e intensifique el término "kirchnerismo".
-Y el kirchnerismo versus antikirchnerismo, ¿reproduce la lógica peronismo versus antiperonismo?
Hay muchos elementos similares. Por las complejidades que hay en el kirchnerismo-antikirchnerismo. En los dos casos diría que el balance histórico, hoy en 2019, para el peronismo y el kirchnerismo, es que la forma en que ellos plantean la división de la sociedad queda muy cerca de las mitades para sus planes políticos, si ellos quieren darle sustentabilidad a sus planes políticos no pueden dividir tan por el medio a la sociedad. Lo que se llama la grieta, está muy cerca del 49-51. Hay otro frase de Perón, como dije antes una que no se verifica, hay otra frase de él que si se verifica. "No es que nosotros somos tan buenos, sino que los otros somos peores". Esa encaja muy fuerte en el momento actual, y uno dice, si nadie salió ganando de estos tres años y medio de Macri, con este contexto económico que estamos viviendo, realmente si el peronismo tiene vocación de poder debería asumir que tendría que ser parte de algo que lo desborde, que lo exceda mucho, porque el peronismo no es una mayoría electoral. Entonces, en la lógica kirchnerismo-antikirchnerismo aparece, como en la de peronismo-antiperonismo, el doble estándar, aparece incluso la misoginia, como "viva el cáncer", "la yegua", aparecen cuestiones de racismo, que siguen siendo persistentes, pero también aparece la testarudez política, que analizo en un capítulo.
-A modo de cierre, ¿qué podemos concluir sobre el peronismo?
Decir que el peronismo es una frase que dijo Perón tal año es un error gigantesco, porque el peronismo, igual que el radicalismo, igual que el liberalismo, que el comunismo y que cualquier fenómeno político está sometido al tiempo. Y los fenómenos políticos son devenires, que están anclados en tiempos muy específicos y que necesariamente se van transformado. Lo que no se transforma inexorablemente desaparece, en el sentido de que la política siempre es intersubjetiva, las fuerzas políticas son subjetividades políticas que trabajan con la demanda de sociedades concretas y solo pueden estar dialogando con esas demandas. Entonces me parece que no se puede congelar al peronismo ni a ningún otro fenómeno político en un momento exclusivo de la historia. Cada uno de los peronismos que existió, en el 45, 55, 73, 90, 2003 o 2015, tiene que ser comprendido en relación a sus otros y en relación a su sociedad en que despliega.
El autor
Alejandro Grimson es doctor en Antropología por la Universidad de Brasilia. Escribió "Mitomanías argentinas", "Mitomanías de la educación argentina" (en colaboración con Emilio Tenti Fanfani) y "Mitomanías de los sexos" (en colaboración con Eleonor Faur). Investigó culturas políticas, identidades, movimientos sociales, procesos migratorios, zonas de frontera e interculturalidad. Después de publicar "La nación en sus límites, interculturalidad y comunicación", y compilaciones como "La cultura en las crisis latinoamericanas", el Estado argentino le otorgó el Premio Bernando Houssay. Su libro "Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la identidad", mereció el Premio Iberoamericano que concede la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA). Dictó conferencias y cursos en numerosas universidades del país y del extranjero. Es investigador principal del Conicet y profesor del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín
*¿Qué es el peronismo? se presenta el 11/05, a las 16:30, en la sala Adolfo Bioy Casares de la Feria del Libro de Buenos Aires. Participan: María O'Donnell, Juan Grabois y Alejandro Grimson.
*Feria del Libro Internacional de Buenos Aires
Desde el 25 de abril hasta al 13 de mayo.
Ingresos a La Rural: Avda. Santa Fe 4201, Avda. Sarmiento 2704 (estacionamiento) y Avda. Cerviño 4474 (estacionamiento)
De a lunes a viernes de 14 a 22 horas, $120.
Sábados, domingos y lunes 1° de mayo el horario se restringe a 9 horas (de 13 a 22), aunque la entrada aumenta ($180).
Hay un pase promocional por tres visitas que cuesta $270.
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