¿Qué pasó en la Argentina que muchas referentes actuales del feminismo no conocieron el alcance de las políticas de los derechos de la mujer –ni adhirieron a ellas plenamente– hasta no salir del país en medio del exilio? Nada más ni nada menos que la dictadura que asoló la Nación entre 1976 y 1983. Decenas de miles de hombres y mujeres partieron al extranjero para salvar sus vidas y las de sus familias, perseguidas por los militares que habían asaltado el poder mediante un Golpe de Estado sanguinario. Sin embargo, fuera de las fronteras las tareas militantes de los exiliados argentinos continuaron, en gran parte de los casos, y también su formación política.
Así, varias mujeres bebieron de las aguas del feminismo que no se había desarrollado como tal entre la militancia política en el país (sí había tenido un eco en los campos culturales y artísticos). Gabriela Saidón se ocupó de entrevistar a varias de estas mujeres precursoras de los feminismos argentinos en su libro iYo me hice feminista en el exilio/i, publicado digitalmente por IndieLibros. Susana Sanz, Susana Gamba, Dora Barrancos y Tununa Mercado brindaron sus testimonios para este texto de gran actualidad y el stand de Leamos en la Feria del Libro fue el escenario para que la periodista Eugenia Zicavo conversara con Saidón y Mercado sobre el libro y las experiencias que atravesaron a Tununa en el exilio mexicano.
Ante la pregunta de Zicavo del por qué del libro, Saidón respondió que le parecía fundamental escarbar en los antecedentes del #NiUnaMenos en un pasado que se convertía en una referencia no tan conocida, a veces. Y señaló que la experiencia de Tununa Mercado en su formación feminista había sido atravesada por dos exilios: el francés del '68, en el que pudo presenciar físicamente la revuelta de mayo, y la mexicana de la dictadura. "Sí, sin embargo en Francia no existían en aquella época grandes contingentes feministas –contó Tununa–. Sí había mujeres libertarias, digamos, pero no feministas en tanto tales. Mi relación más productiva con el feminismo ocurrió durante la dictadura del '76, cuando estuve exiliada en México junto a mi familia. Allí pude participar de la tercera ola del feminismo y de la experiencia de la revista FEM".
–¿Y antes en la Argentina? –preguntó Saidón.
–Yo escribía en La Opinión, el diario de Jacobo Timerman y mi jefa era Felisa Pintos, pero sólo podía escribir cuestiones de feminismo traficándolas en el diario, ya que no era parte de su programa periodístico. En México puedo decir que me hice feminista, que la experiencia en la revista FEM fue decisiva y que no sólo pude desarrollar una conciencia feminista sobre la mujer, sino también acerca de la cuestión queer. En México participé de la primera marcha del orgullo gay y ya en la Argentina en mi novela iCanon de alcoba /ino evité escribir sobre encuentros entre mujeres, aunque hay una escena que hoy me molesta ya que aparecen hombres. Como si no hubiera podido dejar que la cuestión lésbica se desarrolle en sí misma.
–¿Qué pasaba con las organizaciones de izquierda en los setenta, que consideraban que la cuestión de la mujer podía ser burguesa? –intervino Zicavo.
–Es posible que la cuestión estuviera relegada de objetivos considerados más importantes, para decirlo de algún modo. Sin embargo, también se puede ver ahora: el movimiento obrero no está articulado con las políticas feministas en auge. Todavía no se ve. Hace falta que la clase obrera se sume a las políticas del feminismo. Creo que es el siguiente paso y que asistiremos a esa instancia en el próximo periodo.
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