Cómo hacer rendir la plata en la Feria del Libro: ofertas, combos y algunas sorpresas

Hay crisis en la industria editorial pero la economía general es la que cruje. Ante esta dificultad básica, a la hora de ingresar a la Feria y comprar libros, ¿cuáles son las mejores y más baratas opciones? En esta nota, un recorrido por los lugares donde la billetera quizás todavía pueda

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Marx, Lovecraft y Kafka a
Marx, Lovecraft y Kafka a $150 o 3 x $400 (Nicolás Stulberg)

La Feria del Libro es el shopping de la literatura. Entrás a La Rural y la inmensidad de sus pabellones te succiona. El suelo alfombrado puede dar alguna sensación hogareña pero las enormes columnas, los techos altísimos y esos 45 mil metros cuadrados —sin contar las zonas no techadas— hacen que la experiencia de un visitante ocasional sea de desconcierto. ¿Por dónde empezar? Y si tenemos en cuenta que en la Feria del Libro, a diferencia de otros eventos que se realizan aquí mismo, convoca un público que llega para comprar libros, ¿dónde hacerlo? ¿Qué opciones tomar de las miles y miles que se ofrecen, algunas repetidas, otras originales, en este mega evento que dura tres semanas? Además, ¿alcanzan las tres semanas para recorrerlo todo? Uno creería que sí, pero la respuesta —una vez adentro— no es tan sencilla como parece.  

No hace falta entrar a la Feria para percibir la crisis económica que se vive en el país, aunque sí hay que decir que de alguna manera la refleja. A diferencia de años anteriores, ahora, en esta edición número 45, los carteles de ofertas están mucho más presentes y llamativos. El Pabellón Azul y también el Rojo hacen gala de los libros de saldo que, si bien muchos se consiguen en las librerías de la Avenida Corrientes, aquí se encuentran mejor agrupados y a precios accesibles. Los textos clásicos de la literatura universal predominan en estos stands, víctimas —o beneficiarios— de los combos comerciales: comprando más de un libro el precio final baja.

La literatura universal clásica, siempre
La literatura universal clásica, siempre a precio accesible (Nicolás Stulberg)
Cartelería de ofertas en el
Cartelería de ofertas en el stand “HD” (Nicolás Stulberg)

En "Mariscal", el stand número 122 del Pabellón Azul, los paseantes frenan de inmediato. Atraídos por los carteles que dicen "$30 – 4 x $100", agarran los libros, ojean, miran y deciden en no más de un minuto si llevar o no aquellos ejemplares. Son precios irrisorios, sí, aunque las ediciones son pocas conocidas: literatura infantil seguramente relegada. Pero hay de todo. Hay buenas ediciones a "1 x $150 – 3 x $250", como indica el letrero: son textos de dominio público, universales, como El manifiesto comunista de Karl Marx y Friedrich Engels o algunas obras de Oscar Wilde y H. P. Lovecraft. Aquí también hay libros a cien pesos. Algo similar ocurre en frente, en "Zona Libro", stand 119. Otra oferta de clásicos a $150 que, en el caso de llevar dos ejemplares, el precio queda en $250. Los carteles no tienen letras, sólo números: el lenguaje del dinero.

"Ediciones Libertador" tiene un tamaño considerable donde hay ofertas a mansalva, así como también "Basilio", stand número 608, donde sobresalen varios nombres entre toda su mercadería: novelas de Mario Vargas Llosa a $80, de Florencia Bonelli a $200 y libritos a todo color de Peppa Pig (2 por $100) y algunos textos reunidos de Jorge Luis Borges o Umberto Eco a $200. En "Dickens" —el stand que representa a la enorme librería de Avenida Corrientes— hay libros de fantasy a $79,90 (¿volvieron, en esta crisis, a tener valor los centavos?), y en "El Aleph" unos bellos libros infantiles a sólo $30, así como en "Aike" hay ejemplares de cocina cuadrados, a color y de tapa dura a $60. En "HD", otro tótem de los libros de saldo, hay clásicos y no tan clásicos desde los $80.

Libros de Florencia Bonelli a
Libros de Florencia Bonelli a $200 en Basílico (Nicolás Stulberg)
$79, 90 en Dickens (Nicolás
$79, 90 en Dickens (Nicolás Stulberg)

En cuanto a la literatura más actual, los precios baratos los tienen las editoriales independientes. Hay un stand que tiene todas las de ganar: "La Coop", sucursal ocasional de la librería de Almagro aquí ubicada en el stand 625 y 627 del Pabellón Azul, cuenta con variados títulos. Pittsburg (editorial Santos Locos) de Yair Magrino a $230, Siguiente vitalidad (Audisea) de Natalia Litvinova a $200, Sangre del día (Añosluz) de Laura García del Castaño a $240 y Crónicas de infancia (Kintsugi) de Joaquín Vázquez a $200.

El libro más barato del
El libro más barato del stand de Planeta (Nicolás Stulberg)
El libro más barato del
El libro más barato del stand de Penguin Random House (Nicolás Stulberg)

No hay dudas que los grandes popes de la Feria tienen la centralidad que se merecen en tanto cantidad de títulos y autores publicados. Hablamos de los grupos editoriales y las cadenas de librerías. En este gran shopping de la literatura, sus precios son más bien elevados, aunque siempre se puede encontrar algunas sorpresas. El stand de Planeta guarda un lugar especial para su sello "Planeta Lector" con mercadería destinada al público escolar. El libro más barato de toda su lista se llama El terrible problema de Murciélago de Elsa Crespo y Alberto Montt que pertenece a la colección "Pequeño astronauta": cuesta $180. En Penguin Random House el precio más accesible es $129: Mi gran libro de lujo, tapa dura, a todo calor, con un gran Mickey Mouse en la portada. Por último, Cúspide: ediciones de bolsillo de Simone de Beauvoir o de Ana Frank se consiguen por $350.

Simone de Beauvoir en Cúspide
Simone de Beauvoir en Cúspide (Nicolás Stulberg)
Libros baratos en el stand
Libros baratos en el stand de La Coop (Nicolás Stulberg)

Las horas pasan, la noche avanza y La Rural aún parece inabarcable. Entrar a la Feria del Libro —el gran shopping de la literatura— es una experiencia intensa y por momentos extenuante sino no se planifica, al menos un poco, la odisea. Uno puede estar toda la tarde y sentir que pasó apenas una hora, o viceversa. Su inmensidad abruma, pero los libros terminan aliviándolo todo. Y aunque la crisis golpee cada vez más fuerte, los lectores siempre se las ingenian para nunca dejar de leer.

 

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