Villa Crespo es un agujero negro. En el medio de esta galaxia neurálgica que es la Ciudad de Buenos Aires, Villa Crespo es una mancha que todo lo succiona, que todo lo absorbe, para luego erigirse con la identidad de la multiforma. Un barrio que enarbola la diversidad, que se teje como manta de mil retazos en este nuevo siglo de cambios y reivindicaciones, no es poca cosa.
¿Cuántos lugares en este mundo hostil se animan a contemplar la convivencia entre movimientos, en apariencia tan disímiles, como el tango y la militancia LGTBIQ, por ejemplo? Casas bajas y edificios inmensos. Pulmones verdes y avenidas colapsadas. Abuelos de boina y bigotes y pibes de cresta y expansores. De esa mezcla, la cultura hace su magia. Y se expresa.
Durante el año pasado, el Ministerio de Cultura de la Ciudad lanzó su flamante apuesta en la materia. Barrios Creativos es un programa que buscaba diseñar constelaciones de cultura independiente en cada barrio. Fue un concurso que dotaba de cinco millones y medio de pesos al barrio que presente la apuesta más interesante. Ganó Villa Crespo y su proyecto CLIC. ¿El objetivo? Organizar la exorbitante movida cultural que estalla y truena dentro de este agujero negro.
Un proyecto asambleario llamado CLIC
"Sentíamos que a Villa Crespo no le falta cultura, pero sí era una enorme oportunidad para implementar una serie de ideas que sin la financiación de este concurso hubiera sido muy complejo llevar adelante". El que habla es Demián Adler, el mentor cultural del barrio y de CLIC (Circuitos Locales de Intervenciones Culturales). Ahora estamos en Casa Brandon, es mediodía, y hablamos de lo que significa este proyecto para Villa Crespo, de las particularidades de esta porción de la ciudad, de los objetivos que se han propuesto y de la necesidad de agitar la cultura en estos tiempos.
"Acá hay una vida cultural muy rica y muy intensa —cuenta—, ya desde hace muchos años. Hay muchos teatros independientes, muchos centros culturales emblemáticos de los últimos diez, quince años de la historia cultural independiente de Buenos Aires. Matienzo, Casa Brandon, Vuela el Pez, La Casa del Árbol, Espacio Sïsmico… son espacios de mucha relevancia dentro del movimiento cultural independiente de Buenos Aires".
Adler habla claro, directo, sin ningún tipo de solemnidad. Tiene casi cuarenta pero no se nota en absoluto. Viene trabajando como gestor cultural desde hace tiempo y conoce la movida artística de Villa Crespo como nadie. Por eso, decidió, junto a varios artistas y gestores, formar este colectivo y hacer del barrio una gema más radiante. "Todas las actividades de CLIC son abiertas y gratuitas. No hay que pagar ninguna actividad: ni un taller, ni la entrada a una obra de teatro, ni la entrada a un festival. No hay que pagar absolutamente nada", agrega.
Seguimos en Casa Brandon, afuera hay sol, pero acá es de noche. "Este lugar tiene quince años de historia, es uno de los primeros centros culturales LGTBIQ de Latinoamérica. Tiene un montón de trayectoria en articular colectivos de lesbianas, gays y trans. Y es un lugar donde hay música, teatro, es un lugar de reunión, acá se hacen asambleas, reuniones, conversatorios sobre violencias", cuenta Laura González, que además de formar parte de Casa Brandon, pertenece al colectivo CLIC.
"Somos distintos agentes culturales —agrega— que nos juntamos y armamos una red y laburamos en generar un programa amplio que dura todo el año con distintas activaciones. La intención es acompañar el momento que está viviendo el feminismo y laburar con formas asamblearias y de consenso, tratar de estar todes juntes, de escucharnos".
Pequeña historia de "la ONU pacífica"
Ese agujero negro en el centro de la capital está delimitado por avenidas, muchas avenidas que lo circundan, lo rodean y lo surcan a su alrededor. Palermo al norte, Caballito al sur. De un lado Chacarita y La Paternal, del otro Almagro. Todos barrios que presionan por expandirse pero que ninguno puede hacerle verdadera fuerza, porque enseguida Villa Crespo se los come. No en un sentido negativo, sino que absorbe sus identidades y las adhiere a la propia, la de la diversidad. Aunque esto no es nuevo. En sus inicios, Villa Crespo se formó con la misma lógica.
Corría el año 1888 cuando se fundó la Fábrica Nacional de Calzado. Era un lugar desolado, pero con el impulso de la industria marroquinera la instalación de este tótem fabril sirvió como puntapié inicial para la urbanización, principalmente de inmigrantes, y la conformación de un nuevo barrio. Luego hicieron su aporte la curtiembre La Federal y los talleres metalúrgicos de Maspero. Fue un gran centro obrero. Se estima que el nombre se debe al intendente porteño de aquel entonces, Antonio Crespo, que dio la orden para que aquellas tierras comenzaran a lotearse. El Arroyo Maldonado —hoy sepultado— funcionaba como gran señalética del barrio.
"Una suma de talleres y de fábricas. Fue muy industrioso en su comienzo. En un momento terminó siendo un lugar más comercial y habitacional que industrial. Y se pobló de mucha gente que vino de otros lados por la magnífica ubicación que esto tiene, y eso le da una identidad especial". El que habla es Ricardo Galante, dueño de la disquería RGS. Allí estamos, sobre la Avenida Corrientes, en un lugar emblemático, no sólo del barrio sino también de la industria musical, que tiene más de cincuenta años.
"Además —continúa, sentado detrás de la caja, rodeado de discos y CDs— está poblado por una cantidad de etnias de inmigrantes de casi todas las partes conocidas de Europa. En suma: un crisol de razas. Y en ese crisol de razas emergen culturas. Y todas esas culturas de alguna manera han dado una identidad especial". Ante la pregunta de cómo es esa convivencia, no sólo de distintas comunidades y culturas sino también de distintas generaciones, responde: "En magnífica armonía, complementándose, trabajando en común. Básicamente este es un barrio que podríamos llamar la ONU pacífica".
Agustina Stegmayer dirige la revista AVC (Amo Villa Crespo) y conoce muy bien la historia del barrio. "Dicen que Villa Crespo fue la primera villa de Buenos Aires. En torno a la Fábrica del Calzado se empezaron a asentar los inmigrantes que venían a fines del siglo XIX, en 1880. Fue creciendo de la mano de los italianos, españoles, japoneses, sobre todo mucha colectividad judía, y también griegos. Esas son las primeras corrientes inmigratorias que poblaron el barrio", le dice a Infobae Cultura en una breve comunicación telefónica. "La fábrica les cedió algunos de sus ladrillos para que los trabajadores se construyeran sus casas. Se creó la iglesia, el registro civil, la escuela. Por eso se dice que fue la primera villa, en el sentido de pequeño poblado", agrega.
Barrio de la diversidad
"CLIC es lo mejor que le pasó al barrio este año", dice Judy Galante, quien forma parte del proyecto, además de llevar adelante la disquería. Un poco tímida de las cámaras, busca en los discos de las góndolas la textura para animarse a hablar, mientras el camarógrafo encuadra a unos metros de su rostro. "Lo que tiene Villa Crespo que es muy interesante es que hay un montón de lugares para eventos culturales, y la gente se copa. Estuvo mutando porque era un barrio para gente mayor", dice y continúa: "Este barrio tiene una esencia tanguera muy interesante y muy linda. Tiene muchísimas milongas. Tiene la cuna de Pugliese, por ejemplo, que vivió acá y militó acá, en Corrientes y Scalabrini, en el Partido Comunista".
Para Laura González, "la importancia que tiene Villa Crespo es que queda en un lugar central de la ciudad, está muy cerca de Parque Centenario, que es como una de las áreas verdes más grandes. Tiene esa cosa mixta e intermedia: tiene un momento que es más barrio y tiene momentos que es más ciudad. Hay una mixtura entre casas bajas y lugares más densos, con más población. Y es un barrio que está muy conectado. Tiene subte, tiene un estado, Atlanta, tiene muchas particularidades que en su conjunto hacen que sea un barrio muy completo y con mucho potencial".
"A mí hay algo que me gusta mucho de la identidad de Villa Crespo —dice Adler, detrás de la barra—, que por lo menos me llama la atención, es que se formó como barrio en base a una enorme diversidad. Se formó con inmigrantes judíos, italianos, armenios, griegos, y en esa mezcla, en esa diversidad se creó una identidad. Creo que se puede hacer un paralelismo a lo que es la cultura independiente. Estamos en este momento en Casa Brandon, que es uno de los espacios más importantes de Latinoamérica en función de diversidad".
"Creo que Villa Crespo a lo largo de los años logró mantener sus dos grandes tradiciones. Por un lado, la de barrio, porque es un súper barrio. Si bien es una zona céntrica, no logró ser tan cooptado por Palermo, digamos, por la onda Palermo. Mantiene una identidad muy barrial, muy porteño, pero también de algún modo sigue enarbolando esta idea de la diversidad, no sólo en relación a las comunidades sino a lo cultural", agrega.
Palermo Queens is bullshit
Fue durante el año 2007 que apareció el término. "Palermo Queens" decía en todos los diarios. A un grupo de ingeniosos especuladores se le ocurrió aprovechar el efecto catarata del boom inmobiliario de Palermo Viejo y bañar con esas apetitosas aguas a Villa Crespo. Así fue que surgió la posible "rebauitización" del barrio, dado que ya estaba en marcha el auge de negocios de diseño y restaurantes gourmet. "Sí, en un momento, creo, fue más del palo inmobiliario intentar que esto se llame Palermo Queens. Pero hubo una movida de vecines que estaba en contra y salieron a hacer cosas para que no se llame así", recuerda Demián Adler.
"Me parece todo un poco ridículo, pero también habla de la intención de la persona que es de Villa Crespo de defender esa identidad. Y nosotros como colectivo cultural no buscamos en ningún momento en el desarrollo del proyecto CLIC transformar la identidad o querer resignficarla, sino que creemos que tiene una identidad potente, y toda nuestra transversalidad de ideas pasó por subirnos a esa identidad potente, y darle brillo, darle color, darle nuestra impronta artística".
Ahora, caminando por las calles de Villa Crespo, observando los murales, los grafitis, las casas y negocios viejos que contrastan con algunos edificios que se animan a superar el piso diez, aparece aquel recuerdo. ¿Y si ésto ahora sería otro Palermo, el Queens? Se sabe que un nombre no es sólo un nombre y que el lenguaje nos determina de una manera drástica e innegable. Por suerte, comentan acá, esto sigue siendo Villa Crespo. Aunque no es suerte. Es la voluntad de quienes no se dejan arrastrar por las colorinches modas del mercado.
Sobre devaluaciones e inflación
Cuando CLIC consiguió ganar el certamen, el mes que marcaba el calendario era noviembre. Ahora, a semanas de su lanzamiento —será el sábado 27 de abril en la Plaza Benito Nazar—, el mundo no era tan distinto a aquel entonces, pero no era el mismo. Sobre todo su economía. "El primer premio —explica Adler— significa cinco millones y medio de pesos para financiar todas las actividades anuales. Desde que ganamos el premio, o desde que se empezó a presupuestar, al día de hoy, la Argentina tuvo muchas instancias de devaluación con lo cual el premio que nos llega no es el mismo que habíamos presupuestado, sino que es, en términos inflacionarias, mucho menos".
"Eso nos golpea como colectivo y a las actividades pero también debo decir que pudimos de algún modo tener un reflejo frente a esto, y sobre principio de año armamos una comisión interna de CLIC de alianzas comerciales y hablamos con un montón de emprendedores y productores del barrio y grandes marcas para que apoyen el proyecto y de esa forma poder redistribuir el premio en las actividades que están sufriendo mucho más la devaluación", agrega. "Me sale decir: qué lástima que un programa tan interesante y tan potente como Barrios Creativos, su primera edición haya sucedido en medio de una devaluación desaforada. Es un programa que generó, no sólo en los barrios que ganamos sino en todos los barrios, unir a agentes culturales y hacerlos trabajar y hacerlos tener un desarrollo creativo. Y eso ya es una ganancia", completa.
Lo colectivo, lo diverso, lo inclusivo
Lali Ayerra es la directora del programa Barrios Creativos. "El objetivo es promocionar redes locales y fortalecer y visibilizar la identidad", le dice a Infobae Cultura, del otro lado del teléfono. "Además, el corazón, lo más importante que queremos promover y financiar, es lo colectivo. Y el segundo objetivo es la descentralización de las actividades culturales para poder visibilizar otros circuitos, los que no son tan mainstream", agrega. "Además de que Villa Crespo es un barrio de una riqueza cultural gigante, porque hay grandes centros culturales que ya tienen fuerza por sí mismos, el colectivo CLIC tuvo la capacidad de presentar algo superador y distinto de lo que suelen hacer día a día". Sobre la continuidad del programa, Ayerra contó que "la idea y el compromiso es que continúe, por supuesto. Como la selección y el trabajo previo duró alrededor de cinco meses, se toma un año de selección y un año para llevarlo a cabo". Se trata, en síntesis, de un programa bianual.
Y lo colectivo se traduce en diversidad, como parece ser la esencia de Villa Crespo. "Creemos en el artivismo, que es una militancia a través de la cultura y el arte", dice González y abre el juego a las formas y abordajes de pensar la cultura desde, no sólo lo independiente, sino también lo inclusivo. Género, clase y edad son variables que cualquier gestor debe tener en cuenta. Al menos si le interesa ser inclusivo.
"Con respecto a la impronta de género del proyecto del colectivo de CLIC, la mayoría somos mujeres, feminidades. Un poco la idea es empezar a deconstruir estas prácticas más machistas de organización. CLIC es un proyecto autogestivo y asambleario. Nos reunimos, hacemos asamblea y armamos los proyectos entre todes. Por ejemplo hay un proyecto de murales dentro de CLIC, vamos a pintar las fachadas de distintos centros culturales de Villa Crespo y la idea es laburar con muralistas mujeres. Vamos a laburar con un colectivo que se llama MURA, que es, justamente, un colectivo de muralistas mujeres", explica.
Por su parte, Adler asegura que "el colectivo está conformado en su amplia mayoría por mujeres, lo cual me parece que es muy sano en la época que vivimos con el movimiento feminista y las estructuras patriarcales cayéndose. Son de algún modo nuestras guardianas, nuestras maestras de la deconstrucción. La cultura independiente, contrariamente a lo que se puede pensar, también sufre esta situación que sufren casi todos los rubros y espacios de trabajo que hay mayor cantidad de hombres tomando decisiones. Que CLIC tenga en su mayoría mujeres nos hace bien". Según datos no tan nuevos pero sí efectivos, el 54,5% de Villa Crespo son mujeres.
"Y con respecto a las edades, tenemos varios proyectos de tercera edad. Hay un proyecto dentro de CLIC que se llama 'Memoria viva' que recolecta varios relatos de tercera edad y de adultos mayores de Villa Crespo. La idea es que sea de libre accesibilidad, que tenga en cuenta el género y que sea libre para todas las edades", agrega González. Por su parte, la diferencia de clase social, la resuelven con la gratuidad de los eventos. "No hay que pagar absolutamente nada", subrayan, mientras Judy Galante concluye entusiasmada: "Va a estar buenísimo, es una gran cantidad de eventos. Vamos a mostrar toda la cultura de Villa Crespo".
Hasta pronto
Concluidas las entrevistas, los recorridos, las charlas, las tomas de cámara y las fotografías, cada cual sale para su lado. En este inmenso agujero negro ubicado en el centro de la Ciudad de Buenos Aires cada uno encuentra la forma de ir al punto que desea sin demasiados obstáculos. Un saludo afectuoso y a seguir con la rutina cotidiana. Entonces nos dispersamos. Algunos encaran por Corrientes, otros se pierden en las zonas más residenciales del barrio, y otros se meten en el inframundo del subte.
El paisaje que nos rodea es múltiple, diverso, heterogéneo. Hay casas bajas y edificios inmensos. Pulmones verdes y avenidas colapsadas. Abuelos de boina y bigotes y pibes de cresta y expansores. Salimos de Villa Crespo pero no de la misma forma que entramos. Algo de su cultura se ha impregnado en nosotros. Nos prometemos volver. Lo antes posible.
Fotos: Franco Fafasuli
Cámara: Martín Casas
Edición de video: Laura Latella
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