Un mundo revuelto, una exposición dedicada a revisar momentos emblemáticos en la carrera de la artista Margarita Paksa, creadora paradigmática de los años 60 y perteneciente a la vanguardia del arte conceptual, abrió sus puertas en la galería porteña Herlitzka + Faria.
La muestra –que traza un recorrido por obras desde los 70 hasta sus últimas producciones de los años 2000– se propone abordar los múltiples soportes en los que ha trabajado Paksa, esculturas en neón, objetos al borde del ready made, dibujos, collages y poesía visual.
Grandes letras de neón, en distintos colores, proclaman "El arte ha muerto", "Viva el arte", una pieza emblemática de Paksa de 1979, al igual que el mural de luz Pisa Fibonacci II, que reúne 54 tubos de luz colocados verticalmente, cuyo encendido y apagado responde a la secuencia matemática de Fibonacci.
"Se trata de una selección que permite ver algunas de sus series y obras emblemáticas, de una vigencia contemporánea permanente, que evidencian sus distintos temas de reflexión, desde la introspección psicológica a cuestiones políticas o también preocupaciones ecológicas", cuenta el director de la galería Mauro Herlitzka.
Artista pionera del minimalismo, el conceptualismo político y el cruce del arte y la tecnología, Paksa (1932) es una exponente de las vanguardias que albergó el mítico Instituto Di Tella en los años 60, con exposiciones que han marcado un hito en la producción argentina de la época.
A lo largo de su trayectoria, la artista incursionó en diversidad de soportes y trabajó muchas de sus obras en series, como vehículo de ciertas preocupaciones en el tiempo: la dualidad, la identidad, temas sociales, políticos y de comunicación.
El recorrido por la muestra, tan breve como potente, incluye también la serie Ojos Ciegos que comenzó en 1977, y que toma como plataforma el alfabeto simbólico de Torres García, así como la serie de Escrituras secretas, trabajos que ponen en entredicho la supuesta neutralidad del lenguaje y que el visitante sólo podrá percibir una vez que tome distancia del cuadro.
La serie de collages La guerra de Irak, apropian el lenguaje del reportaje periodístico -sólo parcialmente legible en símbolos castellanos, árabes y hebreos- para explorar las varias capas de abstracción que se producen no sólo a través de la confrontación y malentendidos culturales, sino también a través de la violencia que se comete virtualmente y desde la distancia", según escribe Julia Detchon en un texto para la exposición.
En la pieza El avance urbano, una suerte de pared de acero pende de una cadena que la sostiene como a punto de caer catastróficamente sobre un pequeño oasis de césped. Mientras, en los dibujos con acuarelas Mariposa y bahía labial, de 1983, la artista juega con la idea del test psicológico de Rorschach, que da por resultado manchas que aparentan ser islas, en donde incluye frases alusivas a las Malvinas, en plena recuperación de la democracia.
"Algunos artistas nos dedicamos a insertar el arte en la política. En mi caso, también incorporé los avances tecnológicos, sin por ello considerarme desvinculada de los conflictos políticos y de lo que interpretaba como del rol social del arte frente a la dictadura", ha dicho la artista en una entrevista del año 2009.
Paksa, que también se involucró en Tucumán Arde, una experiencia en el cruce del arte conceptual y la participación política, ganó el Gran Premio Salón Nacional en la categoría Nuevos soportes e Instalaciones y también la beca Guggenheim. Fue distinguida en tres oportunidades con el Premio Konex, ganó el primer premio Fortabat de pintura y realizó una residencia en el Banff Centre de Canadá.
*La exposición "Margarita Paksa: Un mundo revuelto" se podrá visitar hasta el 24 de abril, en la galería Herlitzka + Faria, Libertad 1630, de lunes a viernes de 11.30 a 19 con entrada gratuita.
Fuente: Télam
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