Vigilia en agosto es la primera película del director cordobés Luis María Mercado. Fue, junto con Aire, de Arturo Castro Godoy, una de las dos películas que participaron en la competencia oficial del último Festival de Málaga: Cine en español. Ahora celebran que formarán parte de la Sección Derechos Humanos del próximo Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. El film de Mercado narra la historia de Magda que, a días de su casamiento, sufre una serie de trágicos acontecimientos que involucran a su novio. Decide ocultarlos pero pronto su cuerpo comienza a hablar por ella.
– ¿Por qué elegiste Vigilia en agosto para hacer tu ópera prima?
– Lo filmé en 2017 pero hace cinco años que veníamos trabajando en su desarrollo. Mientras tanto yo seguí trabajando en publicidades y series. Es muy difícil saber qué hizo que esa idea se disemine y crezca. Lo que puedo decir es que fue una idea de observación de mi entorno. Yo nací en Oncativo, una ciudad cordobesa de 12 mil habitantes muy parecida a la que cuento en la historia, de hecho la filmamos ahí. Es una ciudad relativamente joven ya que nació en 1977, agroindustrial, con todo lo que eso significa ya que determina el tejido social y moral. El eje de la historia gira en torno del casamiento de la protagonista. Tuve una mirada irónica y crítica del ritual de casamiento. Resulta increíble que hasta hoy se siga manteniendo la idea de ese ritual como algo tan importante que de pronto termina vaciándose de sentido. Pareciera que para muchas personas hay un antes y un después al contraer matrimonio y organizan fiestas descomunales que poco tienen que ver con la realidad de esa pareja.
– ¿Cuánto hay de real en esas historias que contás?
– La trama es totalmente inventada, pero me inspiré mucho en los diálogos que son desgrabaciones que he hecho caseras de, justamente, las relaciones de mi familia o a los vecinos. Creo que el hecho de haberme ido a estudiar a Córdoba capital y radicarme allá me hizo mirar a mi ciudad con otra perspectiva. Creo que eso sirvió para que los mirara con otra agudeza. La película empieza con una panorámica del pueblo y después te va introduciendo pero al final se va alejando con la misma visión panorámica. La idea era invitar al espectador a que se sumerja en ese mundo como si fuera que uno se mete en una pileta y luego sale a tomar aire para evitar asfixiarse.
-Recién hablabas de una crítica al ritual del matrimonio, ¿cómo decidiste representarlo?
-Simplemente me basé en los recuerdos que tengo yo. De la manera en que lo viví. No hace falta inventar nada. Me parece que si uno se aleja un poco de esa situación se da cuenta de lo ridícula que es. Desde la entrada a la Iglesia de la novia vestida de blanco representando su pureza hasta las enormes y descomunales fiestas que se realizan, en las cuales las familias gastan lo que no tienen para mostrar algo que no son. Por esa razón, decidí arrancar la película mostrando las charlas prenupciales que realizan al menos los novios católicos donde un cura, que desconoce lo que es vivir en matrimonio, les impone cómo deben comportarse. Es toda una locura.
– ¿Qué repercusión tuviste en el Festival de Málaga?
– La verdad es que para nosotros fue un honor primero que nos hayan invitado y después el poder proyectarla en una sala preciosa como la del Teatro Cervantes. Por las dinámicas de las funciones no pudimos tener mucha interacción con el público después de las funciones. Pero con aquellos que conversé, me llamó poderosamente la atención que haya similitudes en ciertos puntos que a mí me interesaba que se vieran. Por ejemplo que fuera una experiencia sensorial distinta, que a todos les pasó por alguna parte del cuerpo, como una sensación de incomodidad. A su vez, como de ver más de lo que se ve. Eso me pareció algo muy hermoso. Uno a veces piensa las escenas con un fin pero no siempre coincide con lo que le pasará a los espectadores en el cine. Con ciertas películas te pasa que las ves varias veces y cada vez descubrís algo nuevo, algún detalle que antes no habías percibido o ponen en crisis algún pensamiento que tenías.
-¿Pudiste proyectarla en Oncativo?
– No, en Málaga fue la primera vez que la proyectamos en pantalla grande. Fue muy fuerte para nosotros porque también era la primera vez que la veíamos terminada. Es muy especial lo que te pasa como director porque al ver las escenas tantas veces ya les encontrás los hilos o empezás a ver todo lo negativo que pudiste haber cambiado y sin embargo cuando la vi me gustó mucho. Revelé otra mirada, la redescubrí. Me volví a enamorar de ella.
-¿Cómo fue la selección de los actores?
– Teníamos un casting principal, que si bien no lo realicé yo, tuvimos charlas previas para estar sintonizados y entendernos. Más allá del talento me interesaba mucho la cuestión humana. Tanto Rita Pauls, María Fiorentino, Fanny Cittadinni, Michael Noer y Eva Bianco eran actores de quienes conocía sus trabajos y me interesaba trabajar con ellos. Con Rita sucedió algo especial porque si bien no escribí el papel para ella, la tenía muy presente después de ver el trabajo que realizó en El Clan, me pareció extraordinario. Tiene una sutileza increíble. La calidad humana era muy importante ya que eran muchos actores, entre principales y extras. Por otra parte, se hizo otro casting en Córdoba dirigido puntualmente a personas que podrían ir en ciertos roles. Hubo un tercero en Oncativo que fue dónde filmamos. Fue más abierto, dividido por edades, para el resto de los papeles. Teníamos mucho miedo con el tema de los acentos, que sonaran diferentes, pero no terminó preocupándome porque uno tranquilamente en cualquier ciudad pueden encontrar personas de distintos lugares. Si hay una predominancia de determinados vocabularios, formas verbales o modismos. Eso es lo que a mi me interesaba conservar y fui muy rígido. Pero el resto no importaba. Incluso creo que le daba color al relato.
– ¿Cómo fueron los días de filmación en Oncativo?
– Tuvimos cinco semanas de filmación y algunas de pre producción. Fue muy fuerte ya que mi familia y amigos están allá. Fue algo muy festivo. Lo que tuvo de hermoso fue que toda la ciudad colaboró, estuvo predispuesta al proyecto. Se armó una red para que tuviéramos lo que necesitábamos. Eso se debió a que para la mayoría fue una experiencia extraordinaria que capaz nosotros no lo percibimos así porque es el trabajo que hacemos de manera cotidiana. Ellos veían que había calles cortadas, cámaras y les llamaba la atención. Además, se apropiaron mucho de la película.
-¿Están planeando proyectarla ahí?
– Obvio. Ya la tenemos reservada. Además hay un teatro hermoso donde vamos a hacer la proyección con toda la gente de ahí. Para mi significa el lugar más difícil porque está un poco el lugar que le dio alma a la película.
-¿Cómo se vive hacer cine en Córdoba?
– Nosotros tenemos una gran ventaja ahora producto del trabajo y lucha de muchas personas. En Córdoba existe una ley provincial que permitió crear el polo audiovisual, que depende del Ministerio de Industria, por lo cual todo lo audiovisual en la provincia tanto series, películas, videojuegos o animación, tienen las mismas beneficios impositivos o incentivos fiscales que el resto de las industrias. Además, hay concursos anuales para óperas primas y series. Eso fue gracias a trabajo de muchas asociaciones que fueron gestando leyes. Yo puntualmente estoy en el Colectivo de Cineastas de Córdoba, que es un desprendimiento del de Buenos Aires, que nos propuso organizarnos. La misma iniciativa se está replicando en distintos puntos del país. No somos los únicos, también está la Cámara de Productores de Córdoba, de la cual Lorena Quevedo, la productora de mi película, forma parte como presidenta. Eso se debe a que en distintas ciudades de la provincia hay numerosas escuelas con estudiantes y egresados que tienen necesidades particulares. Lo que no teníamos antes era algo que permitiera despegarnos de Buenos Aires.
-¿Tuviste algún apoyo para filmar tu película?
-Nosotros logramos filmarla luego de que ganáramos el premio Raymundo Gleyzer, que nos permitió entrar en lo que antes se conocía como segunda vía. Gracias a eso y al apoyo financiero del Polo Audiovisual de Córdoba. Estos incentivos provinciales permiten que cada región pueda tener su propio apoyo y así surjan narrativas regionales. Algo similar a lo de Córdoba está pasando en provincias como San Luis o Tucumán. Más haya de lo económico, tiene que existir otra mirada que no sea solo pintoresca de alguien que va a ver a otro desde afuera. Estas nuevas formas narrativas nutran y ayuden a que el cine argentino tenga una vuelta de tuerca interesante.
– ¿Cómo recibieron la noticia de estar en BAFICI?
– Estamos muy contentos y felices. La película quedó en competencia en la sección Derechos Humanos. Veremos si tenemos suerte en otros festivales para luego encarar el estreno. Hay muchos programadores interesados. Estamos muy ansiosos por estrenar, uno quiere ponerla en manos del público para ver que les pasa y poder conversar con ellos. Es algo que nos sirve cerrar un ciclo. Además, hacemos cine para que se vea y esté a disposición de la mayor cantidad de gente posible.
Funciones:
Lunes 8 de Abril a las 14.45hs | Multiplex Belgrano – Sala 6
Domingo 14 de Abril a las 19.45hs | Multiplex Belgrano – Sala 7
Ficha técnica
Director de fotografía: Santiago Seminara
Guión y Dirección: Luis María Mercado
Sonido: Hernán Conen, Julián Grosso
Edición: Martín Sappia, Daniel Bértola
Dirección de arte: Lorena Stricker
Música: Luis Ariel Salazar
Productor: Lorena Quevedo, Rodrigo Guerrero, Luis María Mercado
Interpretes: Rita Pauls, María Fiorentino, Michel Noher, Eva Bianco, Fanny Cittadini
Produccion ejecutiva: Lorena Quevedo
Compañía: Twins Latin Films, Prisma Cine
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