Frenéticamente decidida a ir hacia delante, una exposición que reúne un puñado de pinturas que no se exhiben desde hace 30 años de la artista, crítica y curadora francesa Germaine Derbecq (1899-1973), activa agitadora cultural que promovió a las vanguardias artísticas de la Argentina de los años 50 a 70, abrió sus puertas en la galería porteña Calvaresi.
La muestra propone redescubrir a una artista que postergó su propia obra para difundir la de su marido, el escultor Pablo Curatella Manes, y promover a la pujante vanguardia artística argentina de los años 50, en donde comenzaban a asomar figuras como Marta Minujin, Alberto Greco o Jorge de la Vega, a las que ella apostó a través de exposiciones en la emblemática galería Lirolay, de donde fue su primera directora.
"Desde que llegó a la Argentina, en 1951, mi madre se dedicó fundamentalmente a promover el arte argentino y a hacer crítica de arte sobre todo de la movida argentina de la que ella estaba maravillada. Tanto es así que creó ArtInf, un diario dedicado exclusivamente al arte, algo que no existía aquí. Creía que la Argentina tenía un gran semillero, así que ha dedicado su vida más a los artistas argentinos que a su propia obra", contó su hijo Jorge Curatella durante una recorrida para prensa.
El recorrido, en el primer piso de la galería, se conforma de obras pequeñas, delicadas y de gran potencia, de los años 20 y 30, que la artista pintó en París, como Las manzanas, Bacanal, El guante, El escritor o La familia en el jardín, además de la inclusión de una pequeña escultura de Curatella Manes, titulada La mujer del tapado grueso que completa el conjunto y que marca un contrapunto con las grandes esculturas de Curatella que la galería exhibe en su planta baja, de manera permanente y que dan la bienvenida al visitante.
Fue tal la reserva que tuvo Germaine hacia sus propias obras que luego de su muerte su propio hijo desconocía su existencia: "No sé por qué ella nunca me había dicho que estaban ahí. Un día, luego de su muerte, encuentro un bollo adentro de un armario, lo bajo y cuando lo abro encuentro 30 cuadros, muchos de ellos en mal estado así que los tuve que restaurar", cuenta Jorge Curatella sobre este conjunto que no se exhibe desde 1987.
"La muestra invita a encontrarse con este tesoro que lleva más de 30 años de ausencia pública. Una serie de pinturas en témpera sobre tela que reúnen la perspectiva de la pintura que tenía Germaine, una obra que tiene algo un poco expresivo, un poco metafísico, algo un poco místico también; una combinación bastante particular de los 'ismos' de principios del siglo XX", explica el curador de la muestra, Federico Baeza.
La idea de la exposición es mostrar una Derbecq íntima y casi secreta, el esbozo de una silueta previa a su consagración como la figura pública que el ámbito porteño del arte conoció.
La muestra también incluye una selección de textos críticos de Derbecq realizada por Florencia Qualina, junto con un audio que repara en el carácter de su escritura, un atributo imprescindible para acercarse al universo de esta promotora del campo artístico.
El título de la exhibición alude precisamente a este movimiento modernizador a través de una cita tomada del texto que Derbecq escribió para la muestra 14 Pintores de la Nueva Generación, organizada en la galería Lirolay en el año 1960.
Se trataba de una muestra que congregó a artistas jóvenes centrales en el desarrollo de la década como Alberto Greco, Silvia Torras, Felipe Noé, Olga López, Kenneth Kemble y otros.
Kemble la recordaba como "una de las rarísimas personas con sensibilidad, visión histórica, coraje y discernimiento selectivo que han adornado nuestro pequeño mundillo teórico-práctico del arte".
Germaine Derbecq nació en París en 1899, donde estudió con André Lhote y Juan Gris; en 1922 se casó con el escultor argentino Pablo Curatella Manes, y luego de instalarse en Buenos Aires se convirtió en una importante promotora de sus colegas artistas en París y en Buenos Aires, donde organizó numerosas muestras.
Entre 1960 y 1963 fue la primera directora de la galería Lirolay, desde donde impulsó las tendencias artísticas que surgieron en las décadas de 1950 y 1960.
En 1961 albergó la histórica exposición Arte destructivo, primera presentación de los artistas informalistas en Buenos Aires.
*La muestra Frenéticamente decidida a ir hacia delante se podrá visitar hasta el 5 de mayo en la galería Calvaresi, Defensa 1136 (San Telmo, Ciudad de Buenos Aires), de lunes a viernes de 11 a 18, los sábados de 12 a 18 y los domingos de 12 a 17, con entrada libre y gratuita.
Fuente: Télam
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