¿De qué te reís?, es una pregunta frecuente que muy pocas veces tiene una respuesta acertada porque, como dice el historietista mexicano Ros, "no se puede explicar un chiste porque se rompe". Pero, ¿qué es lo que se rompe? ¿Una suerte de hechizo? Marcos Mundstock no cree mucho en eso, aunque no le quita importancia. "El humorismo es una de las actividades del hombre que nunca desaparecen", dice este integrante histórico de Les Luthiers, en un breve diálogo con Infobae Cultura.
El jueves a las nueve de la noche en Córdoba el grupo se presentará en el Festival de la Palabra, en el marco del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). Además, Mundstock dará una ponencia en el Teatro San Martín de Córdoba el viernes. "Es un gran honor que nos hayan elegido para formar parte de un evento como el Congreso de la Lengua Española que, aparte de ser muy importante y muy visible, es muy serio y muy académico y muy catedrático. Y nos honra estar ahí", asegura este humorista santafesino.
"Es un gran honor —continúa— y una confirmación de que parte de nuestro trabajo desde siempre se ha basado en la lengua española. A su vez, esto fue convalidado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, en el cual uno de los fundamentos era, aparte de nuestra tarea como humoristas y comunicadores en el ámbito iberoamericano, el uso y el culto de la lengua española".
"Así que esto nos parece muy lógico, nos llena de orgullo, pero, sin modestia, les decimos que han elegido bien", agrega con humor.
Un día, hace 52 años, un grupo de músicos desertó del conjunto I Musicisti y formó Les Luthiers. Lo que parecía ser una transacción más en el mercado de pases, se volvió definitivo. Desde aquel entonces, la idea de mezclar humor y música se fue ensanchando tomando elementos de aquí y de allá, como quien recorre las góndolas del supermercado llenando su changuito. Eso es Les Luthiers, una banda de humoristas que, mientras hacen música, van sacando chistes de su gigantesco changuito con el poder de la imaginación.
—Se podría decir que el trabajo de Les Luthiers es esencialmente sobre la imaginación. ¿Qué tan difícil se ha vuelto en estos tiempos donde proliferan las imágenes, las pantallas, las redes sociales, la conexión?
En realidad, no es más difícil que en otro momento. La tarea de una persona que hace teatro, que escribe y representa espectáculos teatrales, siempre se lleva a cabo con la imaginación. Se trata de inventar escenas en donde se reflejen más o menos cosas de la vida real. En paralelo, hubo un desarrollo en todos estos años, en estos cincuenta años, de las redes, del mundo virtual, pero nosotros seguimos haciendo teatro, inventando escenas teatrales y musicales, como cualquier espectáculo de teatro musical, que es lo que somos. Un ejemplo de que el avance en la tecnología y la conectividad prácticamente no han modificado nuestra forma de crear, es nuestro sketch Entreteniciencia Familiar. En su momento, Entreteniciencia, que forma parte de Les Luthiers Gran Reserva, el espectáculo que tenemos actualmente en cartel, fue una parodia de un tipo de programa de televisión que existía realmente, pero luego, con los años, hubo que reformularla. Por ejemplo, en aquel momento, cuando se hizo las primeras veces, el presentador contestaba con el teléfono en la mano, en vivo, y eso hubo que cambiarlo porque quedó muy viejo, muy antiguo. Entonces, hoy es lo mismo pero sin que el personaje tenga físicamente un teléfono en mano: habla 'de aire'".
—Como una adaptación natural.
Nosotros inventamos un juego escénico en donde tienen que estar los ingredientes de la música, el humorismo… Acá, en Entreteniciencia, se nos ocurrió una idea en la cual la inclusión musical es muy interesante porque tocamos música clásica muy bonita, al mismo tiempo que un energúmeno al que no le importa nada, sigue con sus ideas… Es un buen número de Les Luthiers, que mezcla todos esos ingredientes, y donde también hay juegos de palabras, no tan estrictos como otras veces (salvo en la entrevista de la entrada del grupo, donde también hay juegos de palabras o alguna gastada irreverente de los que llaman, porque el presentador es una bestia).
Hay mucho escrito sobre el humor, sin embargo todas esas reflexiones teóricas nunca logran dar en el centro de la cuestión: el poder de la risa, algo que parece trascendernos, como si fuese anterior a nosotros, pero que es muy humano.
Hace 120 años, en su libro La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad, el filósofo francés Henri Bergson escribió: "No hay comicidad fuera de lo propiamente humano. Un paisaje podrá ser hermoso, armonioso, sublime, insignificante o feo, pero nunca será risible. Nos reiremos de un animal, pero porque habremos descubierto en él una actitud de hombre o una expresión humana."
Si el universo no tiene estado de ánimo, y somos nosotros quienes le ponemos humor para darle algún sentido más allá de la mera conservación, ¿qué tipo de humanidad no permite reírse de unos cuantos buenos chistes?
Marcos Mundstock sabe que la risa es un arte en sí misma, aunque por momentos su modestia lo niegue. Provocar carcajadas espasmódicas en el público es algo que requiere cierta complejidad y, por sobre todas las cosas, respeto. Así lo entendieron los organizadores del Congreso de la Lengua, quienes lo invitaron a dar su ponencia. ¿El título? "Reflexiones, reclamos y correcciones poco serias sugeridas a la RAE. Novedosos usos y abusos del idioma: Academias y Epidemias".
"Va a ser una especie de disertación con aspecto de ponencia académica —le cuenta a Infobae Cultura—, pero por supuesto que en el estilo habitual de los textos que suelo escribir, que va a tratar la materia en cuestión, pero, en lo posible, con mucho humor, sin despegarse de los objetivos declarados de una ponencia en un Congreso".
—La última: ¿por qué hacer humor en un mundo tan duro?
—El humorismo es una de las actividades del hombre que nunca desaparecen. Es como "¿por qué seguir practicando deporte mientras el mundo está tan duro?" o "¿por qué el músico sigue tocando su instrumento?". Creo que no tiene mucho que ver… El humorismo existe en todos los niveles, como toda actividad de comunicación y de arte. Sigue existiendo igual que el tipo al que le gusta hacer buena cocina, o al que le gusta pintar o al que le gusta estudiar arqueología. El tipo al que le gusta cocinar no dice "voy a cocinar porque estoy deprimido". No es una razón básica. Además, creo que no es útil para compensar el acoso o apremio de las cosas que pasan. Un buen chiste sigue siendo un buen chiste, aunque afuera la cosa esté muy fea o haya gente que la pase muy mal. Y es también un buen chiste en circunstancias normales, en las que no pase eso. Yo no creo que el humorismo sea necesario porque los tiempos que corren son malos, creo que no ayuda mucho a la situación básica general. Cuando la gente la está pasando mal por distintas razones, no le cambia nada… ni nosotros con nuestro humorismo vamos a denunciar nada que esté pasando en el mundo.
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