Es difícil precisar qué es exactamente lo que nos hace reír. Errores, caídas, sorpresas, las desgracias ajenas —¡y que por favor sean realmente peores a las nuestras!—, chistes inesperados y un corpus de lo más variado alimentan la carcajada. Pero, hay que decirlo, las obras de humor muchas veces esconden un secreto: ocultas por la risa, hablan de cuestiones tan trágicas como existenciales. Aquí cinco obras que proponen hacer reír al público, entretenerlo y permitirle, a través de la carcajada, aliviarse y liberarse de los problemas pesados de la vida cotidiana. Una catarsis limpia y certera.
Moldavsky sigue suelto
Si de reír se trata, el indiscutido del momento es Roberto Moldavsky, un hombre que se las juega de perdedor pero que cosecha la fortuna de ser aplaudido y elegido por el gran público. Con un pasado de vendedor textil del Once, este hombre seduce a la platea con mucho humor y saca carcajadas imparables. La risa con Moldavsky está asegurada. Buena dosis de chistes, anécdota y repaso de lugares y coyunturas por los que todos, absolutamente todos, nos sentimos identificados y una banda en vivo que le da ese toque fresco y aliviana el monólogo son el combo perfecto para aquellos que quieran divertirse y no parar de reír. Eso es lo que propone el espectáculo que acaba de terminar la temporada de Mar del Plata, Moldavsky sigue suelto, y que retoma sus funciones en Buenos Aires en el Teatro Apolo desde abril.
El año pasado, en la temporada que realizó en el mismo teatro agotó prácticamente todas las funciones. Lo vieron 85 mil espectadores que para estos tiempos arremolinados es una proeza. Y desterró aquella idea de que hace humor judío. Es cierto que las referencias al mundo Once, a los estereotipos de moishe, goy, idishe mame, están a la orden del día para Moldavsky; es cierto también que su banda que lo acompaña, La Valentín Gómez, haciendo clara referencia a la calle "cortada" del Once, chiste que se escucha en su espectáculo, suena al son del rikudim pero Moldavsky le habla a todos. Haciendo foco especial a la platea cincuentona, no deja a nadie afuera.
Serendipia
En la misma línea, otro espectáculo pisa fuerte. La nueva propuesta de Agustín Aristarán, Soy Rada, que tuvo su estreno el año pasado pero que aún continúa sus funciones, es divertida y ágil. Con una banda de música que lo acompaña, Radagast, así es conocido Aristarán por el gran público, un nombre artístico que él mismo se puso cuando decidió a temprana edad dedicarse a la magia, presenta un espectáculo que tiene stand up, mucho humor, música, magia y baile. Dirigido para una platea más joven —un Moldavsky sub 50—, las referencias a las redes sociales, espacio en el que Radagast es un verdadero fenómeno, a la vida moderna, a las indefiniciones clásicas por las que se atraviesa a determinada edad en búsqueda de certezas de vocaciones, la adultez que sofoca, la paternidad que asusta, la relación con los padres y un sinfín de temas variados encuentran eco en casi todos los presentes.
Así como a Rada la magia le llegó de rebote cuando de niño pidió un juguete y por ser demasiado caro para el bolsillo de sus padres se transformó en una caja de magia, y se convirtió en su verdadera vocación, la comedia, el humor y el stand up le llegan ahora y le sientan de maravillas.
Carcajada salvaje
La relación entre los tiempos de crisis y la comedia es histórica. Porque el público encuentra ahí una vía de escape, porque hay en la risa una liberación de las emociones profunda y cierta o porque, de alguna manera, es el humor el que permite acercarse a temas álgidos y difíciles. La nueva comedia del dramaturgo norteamericano Christopher Durang que llegó a la calle Corrientes de la mano de Corina Fiorillo se propone justamente eso: reflexionar sobre la soledad, la depresión, la violencia, las fobias, los miedos, la ira social a través de dos monólogos cómicos y absurdos.
Primero es el turno de Verónica Llinás. Durante 40 minutos navegará en su yo, narrará anécdotas que son para ella jocosas pero que la desnudan en su carácter más tremendo. Es por momentos violenta, en otros loca de atar y en muchos una profunda maníaca pero en cambio ella se ve bien, siempre teniendo la razón y la cordura. En esa grieta entre lo que percibe de ella misma y lo que ven de ella los demás está la gracia más fuerte. Luego llega el turno de Darío Barassi, un experto en hacer reír. Y con su monólogo llegará otro compendio de fobias y angustias pesadas que dichas con humor y exageradas roban carcajadas. Aunque ellos dos no parecieran conocerse algo los une, algo mucho más fuerte que cargar con la pesada tarea que es vivir para ambos.
Terapia amorosa, el arte de pelear
Y una nueva comedia de parejas llegó para quedarse. Se trata de Terapia amorosa, el arte de pelear de Daniel Glattauer, el escritor austríaco que hace unos años conquistó a cuatro millones de lectores con su novela Contra el viento del norte, y que tiene a Benjamín Vicuña y Violeta Urtizberea como la pareja en crisis que llega hasta el consultorio del especialista en terapias de pareja, Fernán Mirás. Los tres, dirigidos por Daniel Veronese, se enredan en un hilarante juego teatral del que nadie saldrá igual. Fernán Mirás encarna a un psicólogo nada convencional. El matrimonio está en una fase terminal y es experto en la pelea. Los tres durante más de una hora, el tiempo de una sesión, se pondrán a prueba. Los tres actores conducidos por el brillante Veronese dan muestras sobradas de la capacidad que tienen para la comedia.
Estrella
Juan Pablo Geretto, luego de siete temporadas consecutivas de éxito descomunal con Yo amo a mi maestra normal, llegó al Camarín de las Musas con su nuevo unipersonal Estrella. Esta vez, abandonó la escolaridad e indagó en el universo de la mujer Avon. Con mucha parodia, Geretto compone un personaje preciso, lleno de humor en su exageración. Esta mujer carga con su nombre, debe brillar, ser una estrella, ser reconocida. Fanática de la televisión, encuentra en Avon el refugio para su vida, la posibilidad de sentirse más, de escapar de esa vida que tiene. Por sesenta minutos ininterrumpidos Estrella habla, el silencio la asfixia, la incomoda, así que habla, habla sin parar. Pasa de un tema al otro, repasa su vida, sus momentos claves. En clave de humor, Geretto puede reflexionar sobre el universo femenino y abrir unos cuantos interrogantes sin perder la sonrisa.
Para agendar:
Moldavsky sigue suelto. Desde abril en el Teatro Apolo.
Serendipia. De jueves a domingos en el Metropolitan (Corrientes 1343), entradas $700.
Carcajada salvaje. De miércoles a domingos en el Multitabarís (Corrientes 831), entradas $800.
Terapia amorosa. De jueves a domingos en El Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857), entradas desde $650 a $850.
Estrella. Viernes y sábados a las 20 y 22 en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960), entradas $450, descuento a estudiantes $350.
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