Dentro de la mente de un asesino serial: Ted Bundy, en el análisis de una experta en criminología

“La gente quedó impactada por el estereotipo del ‘sweetheart’, el chico modelo norteamericano”, le dice a Infobae Cultura Laura Quiñones Urquiza, la reconocida perfiladora criminal y escritora acerca de las características del homicida que ahora está en boca de todos a partir de la miniserie de Netflix. ¿Qué clase de fascinación provocan los asesinos seriales entre la gente?

Ted Bundy

En la serie estadounidense iCasados con hijos/i (que inspiraría el megaéxito de la versión argentina protagonizada por Guillermo Francella y Florencia Peña), el padre de la familia se llama Ed Bundy. Le faltó una "T" para llamarse como uno de los más famosos asesinos seriales, y primero en ser objeto de una cacería policial a lo largo de varios estados norteamericanos donde había cometido sus crímenes durante los años setenta: alrededor de 30 secuestros y asesinatos de mujeres jóvenes con ciertas características físicas similares, el pelo largo lacio, una belleza límpida, una muerte violenta o la desaparición física de sus cuerpos por siempre. Ese era el primer "chiste" de la serie, que se estrenó en 1987, tres años antes de la ejecución del homicida Ted Bundy, según la definición del criminólogo Robert Ressler de "asesino serial", cuyos asesinatos "pasan a ser psicológicamente necesarios y se repiten con más de tres personas en lapsos de tiempo separados".

La señal Netflix estrenó la miniserie Conversations With a Killer: The Ted Bundy Tapes (traducida al español como iConversaciones con Ted Bundy/i), que recopila las grabaciones de las conversaciones realizadas por dos periodistas en 1980 con el criminal encerrado en una cárcel de Miami, en el pasillo de la muerte, donde esperó que se cumpliera su condena a la silla eléctrica durante más de diez años. El producto es realmente perturbador y permite conocer con mayor profundidad los acontecimientos que llevaron a la pena de muerte a Bundy a las audiencias que se acerquen a la miniserie, de gran calidad. Por otro lado, en estos momentos se filma en Estados Unidos una película sobre el juicio que condenó a Bundy, que se escapó dos veces de su detención antes de asistir al tribunal que lo sentenciaría a morir.

Joven treintañero, criado en una familia cristiana, de cualidades físicas agraciadas (por no decir un galán de telenovela), seductor, con un título en psicología y con inclinaciones políticas, Bundy establecería una relación amorosa con una mujer que, cuando culminó, lo llevó a buscar jóvenes de características físicas similares a su gran amor para violarlas y asesinarlas salvajemente. Entre los casos reconocidos y los estimados sin denuncia, se calcula que mató a alrededor de 30 mujeres entre 1974 y 1978. Pero, ¿qué es lo que hacía que chicas jóvenes que podrían haber sido sus víctimas asistieran a las jornadas del juicio para verlo de cerca y admirarlo? ¿Qué fascinación provocan los asesinos seriales entre la gente?

"En el caso de Ted Bundy la gente quedó impactada por el estereotipo del sweetheart, el chico modelo norteamericano", dice a Infobae Cultura Laura Quiñones Urquiza, especializada en perfilación criminal y autora de iRastros criminales/i y iLo que cuenta la escena del crimen/i, además de ser la única especialista latinoamericana no residente en los Estados Unidos que coescribió artículos con agentes del FBI como Mark Safarik y Thomas Neer de la Unidad de Ciencias del Comportamiento de la mítica escuela de Quantico. "Era lindo, entrador —continúa—, sumamente carismático con las chicas, estudiante, activista político. Era todo lo que una madre hubiera querido como pareja para sus hijas. Por eso impactó y dejó una marca profunda en el imaginario social estadounidense".

—Los crímenes de Bundy fueron cometidos cuando aún no estaba afianzado el término "asesino serial". ¿Cómo influyó en los estudios que realizaba el FBI sobre este tipo de crímenes?

—Eso está bien explicado en la serie Mindhunter basada en el libro de John Douglas. En la serie (que también emitió Netflix) el personaje que caracterizó a Douglas es quien tiene más actividad o es presentado como el más talentoso, pero Ressler es quien tiene en realidad más participación al punto que denomina en la realidad el término "asesino en serie" para designar a los homicidas que matan a más de tres personas en distinto escenario con periodo de enfriamiento emocional y que matan por una necesidad psicológica.

Laura Quiñones Urquiza

—La serie de Netflix muestra a un hombre muy inteligente pero que a la vez incurre en pasos en falso o errores infantiles por un egocentrismo banal o dificultades académicas. ¿Prevalecía uno de los polos en su personalidad o convivían el genio seductor y el hombre dominado por deficiencias intelectuales?

—Él tenía un trastorno de psicopatía. Hay un error que señala que todos, absolutamente todos los psicópatas son inteligentes. Esto no es así. Lo que sí tienen todos es una gran astucia, una gran audacia y una gran capacidad para el mal. Eso es indiscutible y es lo que los hace tan talentosos para hacer daño. La mayoría no está tras las rejas, por el contrario, los que están tras las rejas son sociópatas, que se comportan como psicópatas porque el contexto social los ha llevado a eso. Pero no porque sean psicópatas por una cuestión genética. De todas maneras, una persona puede nacer con una composición genética que lo predispone a la psicopatía y no la desarrolla, como el caso del neurocientífico James Fallon, quien tiene un cerebro, digamos, similar al de los criminales más crueles y que están diagnosticados como psicópatas, pero él nunca desarrolló esas conductas. Es, como dicen los estadounidenses, la "naturaleza" contra la "crianza". En Fallon la crianza actuó como factor de protección. No creo que todos los asesinos en serie tengan una sobrada inteligencia y los errores que cometen los realizan por descuido, porque tienen el ego tan inflado y creen que están tan especializados que se olvidan del azar o de algún factor "x". Otra idea errónea es que todos los psicópatas son carismáticos. No es cierto. Muchos son mosquitas muertas, por eso es que perseveran con tanto éxito haciendo daño y nadie imagina que son capaces de ello, ya que son intachables en sus conductas, apocados, pero su lado B puede ser bastante siniestro.

Ted Bundy

—¿Por qué no hay asesinos seriales de esta naturaleza en la Argentina?

—En la Argentina hay muchos crímenes sin resolver o mal resueltos con culpables adentro que no son los verdaderos culpables. Por eso arribó al país el Innocence Project. Yo no puedo afirmar ni negar que haya o no asesinos seriales en la Argentina. Si es que hay, los hay en mucha menor cantidad porque lo que abunda en el país es el delito común, desde el delito de corrupción que es un crimen de cuello blanco, así como los delitos que tienen que ver con el contexto social.

—La odontología forense fue fundamental para inculpar a Bundy. ¿El perfilado criminalístico se complementa con la ciencia médica?

—La perfilación criminal utiliza todos los datos que dan los especialistas. Desde el médico legista que hace la autopsia, el odontólogo que saca las huellas dentales, el médico que acude al lugar del hecho, la fotografía forense. Todos los datos son relevantes para perfilar a estos criminales.

Ted Bundy

Las mordidas que realizó Ted Bundy sobre sus víctimas lo llevaron a la derrota judicial, en un juicio en el que el criminal había insistido en representarse a sí mismo. Cuando el 24 de enero de 1989 fue ejecutado en la silla eléctrica en una prisión de Miami, en las puertas se congregaron masas con fuegos artificiales, remeras que celebraban su muerte, y pick ups con estudiantes universitarios con conservadoras llenas de hectolitros de cerveza. La miniserie documental permite escuchar la pregunta que hace Bundy frente a un grabador: "Pero esa gente allá afuera, ¿no está más loca que yo?". Probablemente, Bundy y los asesinos seriales sean los síntomas más violentos, oscuros y siniestros de una sociedad enferma.

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