El trompetista Mariano Loiácono (Cruz Alta, Pcia. De Córdoba, 1982) es sin duda uno de los músicos de jazz más visibles de Argentina. Además de su propio quinteto –integrado por su hermano Sebastián Loiácono en saxo tenor, Ernesto Jodos en piano, Jerónimo Carmona en contrabajo y Eloy Michelini en batería–, suele presentarse con la cantante Julia Moscardini. También, con el pianista Adrián Iaies, tanto en dúo o como invitado del Colegiales Trío, y últimamente, con Ernesto Jodos, en dúo. Suma a todo ello la dirección de la Big Orchestra, con la que se ha presentado durante los últimos tres años en el CCK, múltiples tareas de sesionista y, por supuesto, su propia labor docente. Después de cuatro discos como líder –What's new? (2011), Warm Valley (2012), Hot House (2013) y Black Soul (2015)–, Loiácono está de vuelta con Vibrations, un álbum que grabó en los Estados Unidos con George Garzone (saxo tenor), Anthony Wonsey (piano), David "Happy" Williams (contrabajo) y Rudy Royston (batería).
Entrevistado por Infobae Cultura, Loiácono señala: "Después de grabar Black Soul, mi disco anterior, y de tocarlo durante el tiempo que sentí necesario hacerlo, empecé a escribir algunas músicas nuevas y a pensar en la siguiente grabación. Como estos últimos años había estado visitando Nueva York para estudiar, tuve la suerte de tocar con grandes músicos, a los que admiro desde hace mucho. Que me dieran la posibilidad de tocar con ellos fue algo increíble. En esos viajes y en esas actuaciones surgió la idea de grabar allí. Luego apareció el aporte invaluable de Fernando Roveri, que como productor me permitió llevar a cabo ese sueño.
–Más allá de los músicos elegidos, ¿cuáles fueron las ventajas de grabar en los Estados Unidos respecto de grabar en la Argentina?
–No me gusta comparar las situaciones. Creo que son circunstancias distintas. Hay ventajas y hay desventajas. Es difícil describir en pros y contras esta experiencia porque cualquier palabra ambigua puede ser tomada como una demostración soberbia y realmente no tengo ese sentimiento. Creo que, con independencia del lugar donde uno se encuentre, la diferencia reside en grabar en un estudio donde se graba exclusivamente jazz desde hace veinte años. Ésa, en todo caso, es la diferencia, porque aquí no hay aún un estudio en el que se grabe exclusivamente esa música. Eso hace que el técnico esté muy preparado a escuchar los instrumentos y la música de la manera que nosotros los músicos la queremos escuchar. En este estudio han grabado Freddie Hubbard, Vincent Herring, Jimmy Cobb, Sheila Jordan, Mary Staling, Eric Alexander, J.D. Allen y muchos más. Esto crea una energía muy importante en el room.
–¿Cuáles fueron las razones para elegir a los músicos que tocan en el disco?
–Lo primero es que me gusta mucho la música que toca cada uno de ellos cada vez que los escucho. Todos son mis ídolos. Después también mostraron una gran predisposición a grabar mi música cuando después de alguna actuación que hicimos juntos se lo propuse. Realmente nunca pensé en tocar con estos músicos cuando empecé a tocar jazz.
Pese a su juventud, Loiácono es un músico fogueado en mil batallas. A los 12 años comenzó a tocar la trompeta, y a los 14 llegó a Rosario para estudiar con Juan Carlos Tealdi, primera trompeta de la Orquesta Sinfónica de Rosario. En esa ciudad permaneció durante ocho años. Allí fue primera trompeta de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la UNR e integró la Orquesta de la Ópera. En paralelo, tomó clases con el saxofonista rosarino Julio Kobryn hasta que se decidió a dar el salto a Buenos Aires. Ya en la Capital, estudió un año con el trompetista Juan Cruz de Urquiza y en la Escuela de Música Contemporánea de Buenos Aires, con Daniel Johansen, Ernesto Jodos y Mariano Otero. Justamente, debutó como segunda trompeta de la recordada orquesta de este último.
Allí se hizo un lugar entre músicos mayores que él y empezó a dar que hablar a los habitués del mundo del jazz, quienes poco a poco comenzaron a prestarle atención a ese pibe con gorra de rapero y pantalones siempre caídos, que aprovechaba cada oportunidad que se le daba para tocar la trompeta como si ésa fuera su última vez. Y si bien lo anima la misma pasión, lo que cambió es la indumentaria –desde hace años se presenta de riguroso traje y corbata– y el aplomo con que se planta en el escenario, y que le ha valido la admiración de grandes músicos estadounidenses con los que ha tocado en la Argentina; entre otros, el también trompetista Dave Douglas, la cantante Sheila Jordan, los saxofonistas tenores Tony Malaby y George Garzone, y el saxo barítono Gary Smulyan, entre muchos otros.
–Ir a tocar con una cierta periodicidad a los Estados Unidos y la circunstancia de grabar con músicos muy experimentados de allá debió haber modificado algunas de tus ideas sobre tu propia música. Si fue así, ¿en qué se manifestó esa modificación?
–Realmente no fue la música la que sintió alguna modificación. Creo que la música es música toques con quién toques. La inspiración es algo que puede tener más participación externa. Hay situaciones que inspiran más que otras, y esa inspiración se refleja en la música. Pero eso es algo del momento, no algo que puede plantearse con antelación. No sé si me explico. Por ejemplo, grabar "Dear John", del trompetista Freddie Hubbard, es una inspiración y un desafío en sí mismo, pero grabarla con David Williams, que fue quien grabó la versión original en el disco Bolivia del mismísimo Freddie, es una inspiración potenciada. Eso, seguro, termina reflejándose de alguna manera en la música, pero no por eso voy a pensar en cambiar algo de antemano, de manera consciente, a la hora de tocar.
–¿Aprendiste algo de esta experiencia?
–¡Muchísimo! Ha sido un gran desafío para mí. Ir a Nueva York, entrar a un estudio con todos esos músicos increíbles, pasar mi música una vez, grabar en la siguiente toma… Es mucho. Pero lo que más me queda es el nivel de profesionalismo con el que se lo tomaron. Por algo son los músicos que son. Todos habían estudiado lo que yo escribí y en la sesión entregaron lo que tenían, sin importar que fuera un disco para un argentino que toca la trompeta.
–¿En qué medida pensás que este disco y la asociación con esos músicos es una puerta que se abre?
–Las puertas se abren como consecuencia de algo. Si el disco gusta y tiene aceptación, seguro "abrirá puertas" como me ha pasado con otras grabaciones. Pero eso viene sólo si tiene que venir. Lo que es ya un hecho es el logro personal. Eso sí es una puerta hacia mí mismo.
–A esta altura está muy claro (y de hecho lo dijiste en más de una oportunidad) que "tu" música es el hard-bop. ¿Qué es lo que te atrae tan especialmente de esa especie del jazz?
–Creo que es la música que más representa mi personalidad. Hay muchas vertientes del jazz que me gustan, pero creo que ésta es la que hoy (y desde hace un tiempo) más me mueve.
–Sin embargo, participaste en otro tipo de experiencias. Sin ir más lejos, tocaste en diversas formaciones con Adrián Iaies (con quien además acabás de editar un disco) abordando distintas variedades de músicas. ¿Qué te interesa de esas otras experiencias?
–Tocar con Adrián es siempre un desafío. Él me pone en lugares a los que yo solo no iría nunca, y eso es para mí es muy enriquecedor y un compromiso. Me refiero a tocar un tango o un tema de folklore. Eso es una experiencia que a mí me ha enseñado mucho y debo reconocer que a veces no ha sido fácil y que he tenido que enfocarme y escucharme para encontrar qué decir y cómo. Intuir lo que yo puedo darle a su música es una virtud de Adrián. Hoy, después de varios años de tocar juntos, la música fluye casi sin pre-conceptos.
–A diferencia de la mayoría de los músicos de jazz argentinos, al igual que Adrián, vos parecés guiado por la idea de tener una carrera; vale decir, cada paso es distinto del anterior, pero, al mismo tiempo, hay un a coherencia que permite identificarte siempre. ¿Es algo deliberado? Fue sucediendo y nada más? Y si es deliberado, ¿en quién o quiénes te inspiraste?
–Creo que la forma de llevar una carrera es muy personal. Yo no he empezado mi carrera pensando en qué debería suceder diez años después o cómo debía ser mi disco número cinco. Yo intento ir siempre hacia adelante, un paso más. Algo que me resulte un desafío, que a la vez sea satisfactorio a nivel artístico y personal. No creo que sea algo deliberado porque, de hecho, estoy pensando si lo es en este momento. Al mismo tiempo, los grandes músicos me inspiran en muchos aspectos, no sólo en la manera de tocar un standard, también en cosas extra musicales y seguramente en qué hacer mañana con mi música.
–Ya que lo planteás, lo próximo son tus shows en el Festival de Jazz de Uco, en Mendoza, y las dos noches en el club Bebop, de Buenos Aires. Allí, a diferencia del disco, vas a presentarte con otros cuatro monstruos: Antonio Hart (saxo alto), Anthony Wonsey (piano), Ron McClure (contrabajo) y Rudy Royston (batería). ¿Cuáles son tus expectativas ante los próximos shows en la Argentina?
–Lo primero es que tengo muchas ganas de tocar esta música. También, muchas ganas de estar con estos amigos que vienen con mucha voluntad a tocar a la Argentina. Quiero que la gente escuche a estos músicos, que puedan disfrutar de un show que es casi en su totalidad el un grupo de Nueva York de primer nivel.
–¿Qué viene después?
–Seguir tocando esta música en Argentina con mi grupo de aquí, que es un grupo que me gusta mucho también, que es mi verdadero grupo. También tengo otros proyectos. Por otro lado, voy a intentar volver a Nueva York en algún momento (¡cuando la economía me ayude!) a tocar este disco por allá, si es que es posible.
* Mariano Loiácono Quinteto
Con Anthony Wonsey, Antonio Hart, Ron McClure y Rudy Royston
Domingo 16 de febrero. Uco Jazz Festival, Valle de Uco, Mendoza (El festival se realiza el sábado y el domingo con grandes figuras del género. Toda la información acá)
Jueves 21 de febrero, 21 hs. Centro Cultural Parque de España – Rosario
Viernes 22 y sábado 23 de febrero, doble función: 21 y 24 hs. en Bebop Club, Moreno 364 Subsuelo – CABA. Entradas desde $750 a la venta a través de www.bebopclub.com.ar o en Aldo´s Restaurante (de 15 a 20 hs). Info al 4331 3409 o 4343 0823
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