Con una serie de actividades variadas y estimulantes, tuvo lugar ayer en Ostende la primera jornada de La Noche de las Ideas 2019. Es la tercera edición de este evento, que tiende puentes entre intelectuales y artistas de Francia y la Argentina. Entre nacionales e internacionales, los invitados casi suman los 50. En cuanto a las conferencias, debates, talleres y performances, se agrupan bajo el lema "De cara al presente. Revisitar el pasado. Imaginar futuros inéditos": así se busca interrogar, partiendo de la actualidad, las dimensiones fundamentales del tiempo histórico.
Oportunamente, fue la dueña del Viejo Hotel Ostende quien pronunció las palabras de bienvenida y bromeó sobre la "invasión francesa" que padecen –o más bien agradecen– sus huéspedes tan fieles. Yann Lorvo, Consejero de Cooperación y de Acción Cultural de la Embajada de Francia, destacó el fino trabajo en bambalinas que apuntala la relación francoargentina; también subrayó el apoyo de las Secretarías y Ministerios nacionales, que permitieron trazar la programación con gran margen de autonomía.
En la apertura no faltaron las palabras de Martín Yeza, intendente de Pinamar. A propósito de La Noche de las Ideas, Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, evocó las "amables rutinas" sin las cuales sería imposible construir la cultura. En la misma línea, el secretario de Cultura, Pablo Avelluto, llamó a "romper con la pereza intelectual", destacó la importancia de escuchar a quienes no piensan como uno y avizoró, usando una metáfora del mundo libresco, un futuro "inédito y editable". (Hay que agregar que este año, la Fundación Medifé acompaña el evento, junto a UNTREF, UADE Costa Argentina y la Revista Ñ, entre otros.)
La charla inaugural estuvo a cargo de Barbara Cassin, filósofa y filóloga que en mayo del año pasado fue elegida miembro de la Academia Francesa. Cassin es ya una figura habitual en estos encuentros atlánticos y su discurso de apertura fue ejemplar por su claridad y concisión. "¿Cuándo se está realmente en casa?" fue el título de su ponencia. La filósofa partió de un fenómeno contemporáneo –el problema de los refugiados o inmigrantes– para analizar, de inmediato, tres modelos históricos con los que podría pensarse la relación de los hombres con su lugar de origen.
Por un lado, explicó, está el modelo griego del arraigo, ejemplificado por la tortuosa búsqueda de Ulises en la Odisea: lo que persigue este héroe homérico no es sólo Ítaca, su patria natal, sino su domicilio más íntimo sobre la tierra: su lecho conyugal junto a Penélope. Otra escena paradigmática la ilustra Eneas, el héroe de la Eneida, quien huye de una Troya en llamas para fundar otra Troya, esa ciudad que será llamada Roma; Eneas es un exiliado que se integra, casi hasta la asimilación total, con el pueblo latino.
Un tercer modelo, ya en el siglo XX, sería el que preconizó Hannah Arendt, filósofa judeoalemana naturalizada estadounidense. Cassin destacó cómo el inglés hablado por Arendt presentaba un inconfundible dejo alemán y cómo ese acento no es otra cosa que el modo en que un idioma aparece o se insinúa debajo de la superficie de otro idioma. "Podemos considerar la lengua como patria, y la patria como lengua": por eso hay que cuidarla e impedir que desaparezca. Así glosó Cassin una frase famosa de Arendt, según la cual su única patria radicaba en la lengua alemana.
Cassin también retomó otra frase de Arendt –"la vacilante equivocidad del mundo"– y la puso en relación con la diversidad de los idiomas, algo característico de nuestra condición humana, eminentemente política y, por ende, plural. Su idea de la traducción, de hecho, resulta indisociable de un savoir-faire –un "saber-hacer"– con la pluralidad y las diferencias. (De este modo, la filósofa adelantó algunas de las ideas que despliega en Elogio de la traducción, el libro que este año publica El Cuenco de Plata, en versión de Irene Agoff.)
Cassin siempre ha articulado los escrúpulos de una helenista y filóloga con el compromiso político y la atención a los dramas del mundo contemporáneo. Al igual que ocurre con los procesos de traducción, sostuvo, debemos reconocer que las migraciones construyeron nuestras culturas. Ante una pregunta de una oyente, que la consultó sobre la situación actual de los inmigrantes, la filósofa reconoció cuán alarmante es la situación política francesa y europea: "Europa es un escándalo", llegó a decir, "y por ella tendremos que responder un día ante nuestros hijos".
Poco más tarde, siguió la charla del escritor, periodista y ensayista Olivier Guez. Luego de una performance itinerante al borde de la pileta, ideada por la coreógrafa Mariana Bellotto, una brisa fresca vino a aliviar a los asistentes en un día de temperaturas extremas. Cómodamente sentado en el jardín del Hotel, Guez propuso una visita guiada a Berlín, ciudad que él considera la capital simbólica del siglo XXI. No extraña que Guez, oriundo de Estrasburgo, se autodescriba como un "hombre de fronteras". En calidad de tal, mostró cómo Berlín conjuga el pasado con el futuro, en un recorrido a la vez histórico y espacial, desde la Puerta de Brandenburgo a la Postdamer Platz, pasando por hitos urbanos emblemáticos como el Parlamento, el Tiergarten o los Monumentos que conmemoran los traumas de "la patria de Goethe y de Mengele".
En una charla ulterior, pasamos casi sin escalas desde Berlín a una dimensión cósmica: eso que el carismático astrofísico Jean-Philippe Uzan llamó "la geografía y la historia de nuestro universo". Así llevó adelante su exposición sobre "El big-bang: un siglo de cosmología", convenientemente ilustrada con gráficos y proyecciones. Enseñó a un auditorio absorto cómo mirar el cielo estrellado y subrayó hasta qué punto toda la información sobre el universo proviene de la luz de las estrellas y galaxias.
Uzan aludió a una obra de Johannes Kepler, el Somnium (Sueño, 1608), donde el astrónomo alemán de la era barroca usufructuó los recursos de la literatura –y hasta de la "ciencia ficción"– para desarrollar una enjundiosa hipótesis científica. Bromas mediante, también instruyó sobre la teoría del Big-Bang, puntuando cuatro de sus avatares en el siglo XX, el último de los cuales remite a los esfuerzos para desarrollar una teoría coherente de la gravitación cuántica. Su intervención –ejemplo de divulgación científica bien entendida– obtuvo un cálido aplauso por parte de los oyentes.
Casi de inmediato, allí mismo tuvo lugar la performance de Maricel Álvarez: Yo tenía un alma buena es, entre otras cosas, un persuasivo monólogo dramático, acompañado de una sutil filmación del propio cuerpo desnudo de la actriz, sumergido a medias en el agua. Finalmente, un breve recital de Alejandra Radano –"Future is now"– concluyó la noche con dosis bien balanceadas de canto, humor poético y total ausencia de circunspección.
Así terminó una larga jornada, en uno de sus posibles recorridos. Porque, de manera paralela, se fueron desarrollando otras charlas, otras acciones, otras discusiones (María Negroni, Alejandro Katz, Marina Franco…: la lista continúa). Es una suerte que, durante el día de hoy, algunos de esos eventos se repitan, en escenarios u horarios trocados. Por otra parte, se presentarán figuras novedosas, algunas muy esperadas, como es el caso del historiador Patrick Boucheron. Ya este viernes, el evento se muda al Museo MAR de Mar del Plata, donde continuará la apretada agenda de actividades durante otro par de días intensos. Todo indica que La Noche de las Ideas acaba de comenzar: en cualquier caso, no se limita al horario nocturno y habría que escribirla y pronunciarla en plural.
* La Noche de las Ideas, bajo el lema "De cara al presente. Revisitar el pasado. Imaginar futuros inéditos", se desarrolla durante cuatro jornadas: el 30 y 31 de enero, en el Viejo Hotel Ostende (Pinamar) y el 1 y 2 de febrero en el Museo de Arte Contemporáneo (Mar del Plata). Todas las actividades son de acceso libre y gratuito.