Ideas. Los chispazos más interesantes que se han dado en la historia de la humanidad se tratan de eso. Pero, ¿cuánto vale, cuánto pesa, cuánto puede una idea? Para Yann Lorvo —consejero Cultural de la Embajada de Francia en Argentina— y Guillaume Boccara —co-programador de la Noche de las Ideas y director del Centro Franco Argentino— las ideas lo son todos. Por eso, este foro, que más que foro es un festival donde pensadores argentinos y del mundo se dan cita durante cuatro días para, justamente, exponer y debatir ideas.
Mañana comienza en Pinamar, 30 y 31 de enero, y continúa en Mar del Plata el 1 y 2 de febrero, impulsado por el Instituto Francés en Argentina, la Embajada de Francia en Argentina, con el apoyo de la Fundación Medifé y la colaboración del Sistema de Medios y de la Secretaría de Cultura de la Nación. Cuatro días para esta tercera edición de la Noche de las Ideas donde el planteo es "De cara al presente". Esa es la temática global —la Noche de las Ideas es impulsado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia y tiene lugar en más de 50 países a la vez—, pero acá, en Argentina, hay agregado: "Revisitar el pasado. Imaginar futuros inéditos".
"Revisitar el pasado desde el presente —dice Guillaume Boccara en diálogo con Infobae Cultura— es intentar ver, mediante un esfuerzo de reflexividad, cómo las cosas podrían haber pasado de otra manera. Interesarse por los futuros del pasado, los futuros no ocurridos. Al hacer este ejercicio, uno escapa al fatalismo, al finalismo, vale decir a esta manera de conformarse con el status quo porque, como se dice, '¡es lo que hay!'. Desfatalizar el pasado es poder imaginar futuros inéditos desde el presente. Amplía el espacio de lo probable".
"Esta manera posibilista de plantear el tema del pasado —continúa— nos permite aprehender lo que Maquiavelo llamada 'la calidad de los tiempos' actuales. Ser contemporáneo para poder recuperar su agentividad. Ello es lo que desde la historia, el arte, la música, la filosofía, la literatura, las nuevas tecnologías probaremos hacer, practicar e imaginar durante estos cuatro días".
El objetivo, en palabras de Yann Lorvo, es "reflexionar sobre los desafíos de nuestro siglo". Como toda época, esta tiene sus especificidades. Y es necesario pensarlas. La pregunta por los espacios institucionales para hallar esa reflexión es pertinente porque, claro está, no abundan. En ese sentido, la Noche de las Ideas renuevas los aires del campo intelectual argentino, lo incita y lo intensifica.
"Hoy en día —le dice a Infobae Cultura—, si la Noche de las ideas está en el calendario cultural argentino es porque los autoridades nacionales y provinciales, las empresas, las fundaciones, las universidades, el público y los invitados la ven como un evento imprescindible. Es siempre la opinión pública que decidirá en este caso… sobre todo durante el verano en la playa en short y con las ojotas", agrega animándose a nombrar esa red que sustenta el foro: no sólo los espectadores, también los aportantes públicos y privados.
A diferencia de la mayoría de los foros que se presumen filosóficos o intelectuales, que se realizan en universidades y fundaciones porteñas durante el período lectivo, la Noche de las Ideas ocurre en el verano y en la Costa Atlántica. Un poco por demandada de la cúpula francesa que lo organiza y otro poco por decisión propia: era necesario descentralizar el tiempo y el espacio para descentralizar también la discusión. "Había que ir al encuentro del público. La mayor parte se ubica en las playas de la costa atlántica. Buscamos los lugares ideales e emblemáticos", dice Lorvo y remarca la historia literaria del Viejo Hotel Ostende: "Todavía se siente allí la presencia de Antoine de Saint-Exupery, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo".
La pregunta que se desliza a partir de ver cómo crece en convocatoria y en importancia la Noche de las Ideas tiene que ver con el estado de debate en la Argentina. ¿Le hace falta discusión? ¿Bajo qué esquemas estamos llevando a cabo este debate?
"No sé si le hace falta debate a Argentina más que a otros países —responde Boccara—, pero sí se siente que acá como en otras partes del mundo se hace cada vez más difícil ponerse de acuerdo sobre los términos y las mismísimas formas del debate. Se ha instalado la idea de que la persona que no piensa como uno es necesariamente un 'enemigo' y que los 'amigos' son los que comparten tanto el pensamiento de uno como las formas en las que considera pertinente y efectivo llevar a cabo el debate. Esto se remite a la llamada 'polarización'. Si bien es cierto que el conflicto y las disensiones hacen parte de la política, pues la política remite a este dominio que trata de lidiar con la diversidad, pienso que el fin es llegar a la construcción del bien común y de la felicidad, a una suerte de consenso o de igualdad en la diferencia."
Y continúa: "Tienen que existir momentos de estabilización sino estamos fomentando una pelea permanente basándonos en preconceptos ideológicos que nos han llevado a muchos estragos durante el siglo pasado. Así que pienso que sí, efectivamente, falta debate y sobre todo falta construir un espacio de debate donde el 'otro', el que no piensa como 'uno', no sea tildado de 'enemigo esencial'. Para ello, se necesita humildad tanto del punto de vista de la visión que uno tiene de las relaciones con sus coetáneos como de las certidumbres que nutre hacia un modelo de sociedad ideal. El debate te permite respetar al otro porque te das cuenta que detrás del supuesto 'enemigo' hay un individuo como uno, con sus intereses, valores, grandezas y miserias. En resumidas cuentas diría que el debate de verdad permite compasión".
"Es un incentivo para pensar las temporalidades", continúa Boccara sobre este foro, y remarca la importancia de "reflexionar sobre el momento histórico que estamos viviendo. Un momento en el que la historicidad, la manera de ser en el tiempo, ya no parece arraigarse en una fe ciega en el futuro. Un momento en el que uno se da cuenta que 'el pasado no pasa'. Un momento en el que domina un presente tiránico que parece habitado por un movimiento de aceleración permanente, incontrolable y casi autónomo. A esta crisis de la temporalidad hace falta pensarla desde todas las disciplinas, entre todas y todos, 'expertos' o no para evitar los esencialismos."
Nótese que Boccara dice esencialismos y no fanatismos, porque no sólo hablamos de política sino también de filosofía. Y un esencialismo es, por definición —además de una doctrina que sostiene la primacía de la esencia sobre la existencia, por oposición al existencialismo—, una mirada unilateral y ortodoxa. ¿Se puede seguir reflexionando sobre los fenómenos sociales desde una única perspectiva dejando de lado miradas alternativas?
¿Y quiénes vienen? Entre los invitados internacionales están el historiador Patrick Boucheron, la filósofa Barbara Cassin, el astrofísico Jean Philippe Uzan, el escritor Olivier Guez, el físico y ensayista Olivier Marchon, la historiadora Mélanie Traversier, el director teatral Laurent Bazin y el conjunto GENGISKHAN. "Diría que es un evento serio que no se tomar en serio. Es un momento, un paréntesis, que experimentamos cada año sin moderación", define Lorvo.
De aquí, de Argentina, participarán los autores Silvia Hopenhayn, María Negroni y Carlos Gamerro, el director del Museo de Bellas Artes Andrés Duprat, las performers y artistas plásticas Mariana Bellotto, Nicola Costantino, Esteban Feune de Colombi, Marc Caellas, Francesca Fedrizzi y Marina Tampini, el ensayista Alejandro Katz, las actrices Alejandra Radano y Maricel Álvarez, las bailarinas Camila Almeida, Natacha Berezan y Nayla Manganiello, el director de teatro Emilio García Wehbi, el músico y compositor Brian Chambouleyron, el compositor Martín Bauer, los politólogos Lucas Martín y Claudia Hilb, las historiadoras Marina Franco, Valentina Ayrolo y Alicia Velazco, el ensayista y especialista en ciencias sociales Eduardo Jozami, el psicoanalista Juan Eduardo Tesone, el dibujante Miguel Rep, el historiador del psicoanálisis Alejandro Dagfal, las críticas literarias Magdalena Cámpora, Virginia Forace y Mariano Sverdloff, el científico Diego Golombek, la especialista en educación Claudia Romero, el profesor de liderazgo Carlos Sicurello y el agrónomo Luis Aguirrezábal.
"El colectivo se desarrolla en una alquimia creadora", dice Lorvo, casi como un maestro de ceremonias con ribetes chamánicos. Se refiere al clima que construye en los cuatro días que los conferencistas le entregan al festival. "La regla del juego para consolidar el grupo es simple: almorzamos y cenamos juntos. Somos un total de ochenta personas. Es un gran momento de encuentros, de intercambios y de descubrimientos. Cada año renovamos una parte de los invitados para conservar esta dinámica, traer nuevos talentos y otras energías. El encanto se encuentra en este equilibrio", asegura.
Además, habrá un espacio musical comandado por Radio Nacional Rock —conversaciones e interludios musicales con Antonio Birabent, Willy Crook y Fernando Blanco—, un espacio dedicado a nuevas tecnologías y realidad virtual —Juan Manuel Abrigo de Lateral View, Sebastián Valdivia de TRImarchi, Laurent Bazin y el conjunto GENGISKHAN de Francia— y muestras de arte: la instalación de Nicola Costantino y la muestra fotográfica Mujeres Argentinas del Studio Harcourt París. Por último, cine. Se proyectará el documental 35×35. Una instalación democrática de Alejandro Katz y los capítulos de la segunda temporada del ciclo filosófico Diálogos Transatlánticos.
Ideas. Eso es lo que van a exponer todos ellos entrecruzándolas entre sí pero también con este presente tan extraño. Ideas que vuelven al pasado para luego, desde acá, desde la actualidad, imaginar futuros posibles. ¿Quién dijo que existe el destino y que todo ya está escrito? Una idea puede cambiarlo todo.
* La Noche de las Ideas
De cara al presente. Revisitar el pasado. Imaginar futuros inéditos
30 y 31 de enero – Viejo Hotel Ostende – Pinamar
1 y 2 de febrero – Museo de Arte Contemporáneo – Mar del Plata
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