A fines de los '90 del siglo pasado dos "mascotas" tecnológicas se convirtieron en un fenómeno de ventas global: el Tamagotchi y el Furby. La primera era una pantalla monocromática en forma de huevo a la que había que darle ciertos cuidados, como alimentarla o bañarla, con el objetivo de que llegue a una virtual adultez. La segunda, ya con una estética mucho más desarrollada y parecida a los Mogwai, esos personajes de ficción que si comen pasada la medianoche se convierten en Gremlins, poseían una inteligencia artificial básica a los parámetros actuales, pero lo suficientemente avanzada entonces como para que aprendan a comunicarse e incluso tener una personalidad propia.
Si a ambos se le suma la capacidad de interactuar como en una red social se obtienen los Kentukis, nombre de la última novela de la argentina Samanta Schweblin, que en palabras de la autora son "una mezcla entre una app y un dispositivo nuevo que lo que permite es el acceso remoto de un ciudadano a la vida privada de otro".
La novela, publicada por Random House, fue seleccionada por el diario The New York Times en su versión en español como uno de los diez mejores títulos de ficción de 2018. Si bien este nuevo tipo de mascota con la apariencia de un peluche -quizá en proceso de preproducción por alguna empresa asiática- puede parecer la idea principal de la obra es en realidad un medio para retratar las experiencia humanas, moderadas por la tecnología, o una excusa para revelar la necesidad vouyer y, al a vez, de sentirse acompañados de las personas.
"El peluche genera un poco esta relación entre amo y mascota que tienen los kentukis. Es decir, creo que entre la tecnología y las mascotas hay algunas cosas en común. Son dos bichos neutrales, no son ni buenos ni malos, son lo que son, el problema es cómo nos reflejamos en ellos. El uso que hacemos de ellos", explicó Schweblin a Infobae Cultura.
La obra cuenta con diferentes personajes, de parejas a familias, ubicados en variados rincones del planeta, pero que tienen a los kentukis como nexo, estos bichitos de apariencia simpática, que pueden ser compañeros o acosadores obsesivos según quién se encuentre detrás de él, porque los kentukis no son autónomos, como los Furbys, o necesitan de la interés del dueño para sobrevivir, como los Tamagotchi, sino que son controlados de manera remota por algún otro humano, desconocido, que quizá ni siquiera habla el mismo idioma.
"Toda esa monstruosidad que ponemos en lo tecnológico tiene más que ver con quién está del otro lado de esa tecnología, digamos, con la parte humana de toda esa tecnología. Y justamente es un libro que si bien habla de nuestras relaciones con lo tecnológico no es un libro sobre tecnologías, de hecho no hay tecnología en el texto, es un libro sobre las conexiones humanas. Sobre las relaciones de personas con personas", comentó la autora de Distancia de rescate, que con el título de Fever Dream llegó a ser uno de los títulos de la shortlist del prestigioso Man Booker.
El artículo del New York Times sostiene que "con ese juguete, Schweblin encuentra el híbrido perfecto entre la mascota animal y la red social, para diseccionar problemas que nos atañen a todos: la dimensión perversa de la red, la epidemia global de soledad, la estúpida inercia que nos lleva a ser parte de cualquier tendencia mayoritaria o la deslocalización de la existencia".
"Este mundo está conformado por muchísimas culturas, algunas muy nuevas, algunas muy antiguas, con distintas idiosincrasias. Somos iguales y somos muy distintos al mismo tiempo. Pero si hay algo que me parece que une a todas esas culturas y a todos esos mundos es el momento y la manera en la que nos relacionamos con la tecnología. La tecnología empezó al mismo tiempo para todos, con las mismas reglas, con los mismos emoticones, con los mismos modos, con los mismos límites y faltas de límites. Es lo único en lo que todas las culturas tienen un mismo lenguaje", finalizó la autora que reside en Alemania desde hace seis años.
Por otro lado, el NYT también seleccionó 38 Estrellas: La mayor fuga de una cárcel de mujeres de la historia (Seix Barral), de la argentina Josefina Licitra, en su Top Ten de No ficción.
La obra recrea el escape de 38 presas políticas integrantes del Movimiento Tupamaros, quienes el 30 de julio de 1971 se dieron a la fuga a través de las cloacas de la ciudad de Montevideo, Uruguay.
Para escribir 38 Estrellas, Licitra llevó adelante una investigación a lo largo de varios años y que le permitió no solo reconstruir la historia, sino también generar una mirada sobre un momento histórico de la política latinoamericana y el rol que tenían las mujeres entonces.
"Como si el sistema de círculos se hubiera ido ampliando: primero fue la historia de una fuga, que es algo que me interesa, después era una fuga de mujeres, y que fueran mujeres políticas me interesaba más, y que entre ellas estuviera Lucía Topolansky, que hoy es la vicepresidenta de Uruguay y que en el momento en que empecé a investigar era primera senadora. Mi termómetro es absolutamente autorreferencial, egoísta y sesgado: es mi propio interés. Pero confío bastante en él", comentó Licitra en una entrevista con Infobae Cultura.
Los otros seleccionados
Además de Kentukis, el NYT seleccionó otros 9 títulos publicados en 2018, entre novedades, reediciones, nuevas traducciones: Trilogía de la guerra, de Agustín Fernández Mallo; Prestigio de Rachel Cusk; Comedia, Dante Alighieri; Lo que más me gusta son los monstruos de Emil Ferris; Ahora me rindo y eso es todo, de Álvaro Enrigue; Lincoln en el bardo, de George Saunders; Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero; Fausto de Johann Wolfgang von Goethe, ilustrado por Miquel Barceló, y El mal querer, de Rosalía.
En el listado de Non-Fiction se encuentran también: Mujeres y poder: un manifiesto, de Mary Beard; Guerras del interior, de Joseph Zárate; El dolor de los demás, de Miguel Ángel Hernández; Ordesa, de Manuel Vilas; Buscando Mercy Street: el reencuentro con mi madre, de Linda Gray Sexton; La luna. Símbolo de transformación, de Jules Cashford; 21 lecciones para el siglo XXI, de Yuval Noah Harari; El vértigo horizontal. Una ciudad llamada México, de Juan Villoro, y El asesino tímido, de Clara Usón.
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Samanta Schweblin y el universo inquietante de su nueva novela: tecnología, soledad y voyeurismo
38 Estrellas: el libro que cuenta la fuga más grande de la historia en una cárcel de mujeres