Si la noche ya era primaveral, más todavía cuando se abrieron las puertas del espacio Azur de la calle Arroyo, un desprendimiento de la galería y casa de subastas original pero dedicada en particular al arte argentino. Con jazz en vivo y una asistencia que colmó los salones de la galería, se podía mixturar unos Quinquela Martín con el surrealismo de Vito Campanella o los trazos potentes de la clase obrera retratada por Pascual Di Bianco, del grupo Espartaco y la abstracción contemporánea de un Alejandro Avakian. Todo en el marco de unos salones en el que el arte argentino se mostraba abigarrado y, claro, a la venta.
Azur cumple ya diez años en el mercado de subastas de arte y rigurosamente mes a mes realiza una en su local de la calle Arenales, pero la familia Kokogian, con Lucas al frente y sus hermanas Nadia y Tamara decidieron abrir el nuevo local inaugurado la noche del miércoles 21 en el que se da cita el arte argentino.
Es una cita desbordante. Hay un joven dormido, o cansado, o en medio de la reflexión melancólica de Antonio Berni; hay un Cesareo Quirós llamado El milico en el que se puede apreciar una puntillosidad extraña a sus posteriores trazos fuertes de gauchos y soldados, una rareza; hay un Leopoldo Presas o un Antonio Seguí que dan cuenta de que los grandes maestros están presentes en cada pared, en cada cuadro. Y esculturas. Desde El baritú de Mariano Cornejo, que se asemeja a un diván y por lo tanto los galeristas deben poner un cartel de "no sentarse por favor" a un expedicionario de Diulio Pierri, más contemporáneo que todos los contemporáneos.
"El emprendimiento se expande pero no pierde el carácter familiar", dice Tamara Kokogian a Infobae Cultura, mientras sus padres Daniel y Mónica reparten su sociabilidad por el largo y ancho de la galería. "La diferencia con el espacio de Arenales es que en este nuevo lugar decidimos dedicarnos al arte argentino en particular y, si en Arenales las subastas se realizaban mes a mes, en Arroyo serán más espaciadas para que no se pierda la especificidad de la propuesta y de las obras a la venta".
Alejandro Corres, presidente de ArteBA, no faltó a la inauguración de un canal para el desarrollo del mercado de arte que no para de desarrollarse en el país, así como los artistas Diulio Pierri, Maggie de Koenisgberg, el siempre extravagante Benito Laren, Josefina Di Candia en un rojo fulgurante, la relacionista pública Alejandra Britos o el coleccionista Pablo Birger. "El vino también es un emprendimiento familiar", dice Tamara, mientras las copas van y vienen por todo Azur, llenas o vacías, para celebrar.
La calle Arroyo siempre está transformándose. Galerías abren y cierran, hoteles también y también bares. Azur contribuye a esta mutación permanente desde este miércoles, sumando una vidriera más al arte pasado o contemporáneo, pero argentino. Seguramente felices compradores de obra la adquirirán en sus subastas. Pero quien quiera absorber el arte mediante su contemplación también puede hacerlo. Sobre todo, a partir de los días tibios de la primavera, que conjugan bien con toda manifestación artística.
Fotos: Manuel Cortina
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