La Primera Guerra Mundial se desató 1914 en un contexto de efervescencia de las artes en toda Europa, y especialmente en la literatura, que por ese entonces estaba experimentando un quiebre modernista hacia la forma y la expresión que sería llevado al extremo por la matanza en las trincheras, el cinismo de la posguerra y la posterior catástrofe que llegaría en 1939.
En los años anteriores al conflicto, de cuyo fin se conmemoran este domingo los cien años, los cuentos del escritor checo Franz Kafka ya se leían en Praga y en 1915 publicaría su icónica "La metamorfosis", sobre un hombre que un día amanece convertido en un insecto gigante.
El irlandés James Joyce publicó sus libro de cuentos "Dublineses" en 1914, mientras que "Muerte en Venecia", del alemán Thomas Mann, fue presentada en 1912, y la neozelandesa Katherine Mansfield inició su carrera en 1911 con su libro de cuentos "En un balneario alemán", por citar sólo algunos ejemplos.
Durante los cuatro años y tres meses que duró el conflicto, entre 1914 y 1918, unos 60 millones de hombres y mujeres fueron movilizados por todos los países participantes en casi todos los continentes. Se cree que cerca de 10 millones murieron, además de otros siete millones de civiles que perdieron la vida, aunque las estimaciones varían.
Escritores, pintores, músicos, escultores también fueron a pelear al frente junto a obreros, granjeros, oficinistas, profesores; la sociedad entera compenetrada en una guerra total a todo o nada como no se había visto hasta el momento.
Hubo numerosas novelas escritas por quienes pelearon y vivieron la suciedad, el miedo, el peligro constante y la muerte de cerca, como "El Fuego", una crónica naturalista del francés Henri Barbusse; "Sin novedad en el frente", del alemán Erich Maria Remarque, destacada en la posguerra como un alegato pacifista; la famosa y cinematográfica "Adiós a las armas" de Ernest Hemingway; y la descarnada, precisa y problemática "Tempestades de Acero" de Ernst Jünger, una descripción minuciosa de lo aterrador y a la vez embriagante del combate, usada tanto por los nazis como por sus enemigos para llevar adelante visiones diferentes de la guerra en la década de 1920.
Pero la guerra como temática de la literatura, y en especial la Primera Guerra Mundial como escenario, contexto u objeto mismo de ésta, no terminó en aquel momento, ni siquiera ante la experiencia brutal de la Segunda Guerra Mundial, que ha generado su propia y extensa tradición literaria y cinematográfica.
A continuación, cuatro novelas escritas en los últimos años que transcurren durante el convulsionado período histórico que modelo a Europa y al mundo.
"14", de Jean Echenoz
Jean Echenoz, nacido en Francia en 1947, publicó su novela corta "14" en 2012 y casi enseguida generó una buena repercusión entre los críticos. Echenoz es, de hecho, una figura establecida y con amplio reconocimiento mundial, que ha ganado el prestigioso Premio Goncourt en 1999 y cuyas obras se han traducido a varios idiomas.
En apenas 100 páginas "14" se desenvuelve como una historia sencilla y sobria, sin exageraciones, pero a la vez repleta de simbolismos y de un humor entre irónico y triste, adaptado al escenario de la guerra a la que llama una "ópera sórdida y pestilente".
La historia sigue la vida de los hermanos Anthime y Charles, la novia de éste último, Blanche, y tres amigos: Padioleau, Bossis y Arcenel, desde que estalla la guerra en 1914, corren todos a enrolarse para frenar el asalto alemán, hasta su final en 1918.
"Habiéndose descrito mil veces, puede ser que no valga la pena demorarse más en esa ópera sórdida y pestilente. Puede ser, incluso, que no sea útil ni pertinente comparar la guerra a una ópera, y menos aún si no nos gusta la ópera y si, como es, es grandiosa, enfática, excesiva, llena de esperas penosas que hacen mucho ruido, y a menudo, a la larga, son bastante aburridas", explica Echenoz en medio de "14".
"Regeneración" de Pat Barker
La escritora inglesa Patricia Barker nació en 1943 y comenzó su carrera literaria en la década de 1980 con una serie de novelas centradas en la vida de las mujeres de clase trabajadora en Gran Bretaña. Vive en Yorkshire y ha ganado el Premio Booker, el más importante del Reino Unido.
Su novela "Regeneration" (Regeneración) fue publicada en 1991 (y filmada en 1997), por lo que es la más antigua de esta lista, y dio inicio a una trilogía sobre la Primera Guerra Mundial que le ha valido a su autora el reconocimiento internacional.
Su enfoque es novedoso para la literatura de guerra: "Regeneración" transcurre en el Hospital de Guerra de Craiglockhart, en Escocia, donde el ejército británico trata a los soldados afectados por el trastorno de estrés postraumático, que suele ocurrir tras la exposición a un evento extremadamente traumático.
El personaje principal es el neurólogo y psiquiatra W. H. R. Rivers, una figura real que fue miembro del Real Cuerpo Médico del Ejército durante la Primera Guerra Mundial, y la trama consiste en una serie de conversaciones, psicoterapia en ciernes, con diferentes pacientes, entre ellos los poetas y soldados Siegfried Sassoon y Wilfred Owen, también figuras históricas.
Minuciosamente reconstruida a través de los documentos y papers escritos por los protagonistas, y ante la sombra de la obra de Sigmund Freud, "Regeneración" se mete de lleno en el tema de la memoria, la supervivencia y el trauma, pero también en el dilema moral del doctor Rivers, cuyo rol en Craiglockhart es curar lo más rápido posible a los soldados para que puedan ser enviados cuanto antes de vuelta a las trincheras y a la muerte.
"Nos vemos allá arriba", de Pierre Lemaitre
Nacido en 1951 en París, Pierre Lemaitre ganó en 2013 el Premio Goncourt con su novela épica sobre la Primera Guerra Mundial: "Au revoir là-haut" (Nos vemos allá arriba).
Escrita a mitad de camino entre el best seller (categoría que ha logrado alcanzar con ventas en los cientos de miles de ejemplares, traducciones a 18 idiomas y una película en 2017) y la novela épica realista, lo que ha valido muy buenas críticas, la novela comienza en los últimos días de la Primera Guerra Mundial, cuando ya todos parecen haber escuchado los rumores del eminente armisticio.
Pero un conflicto marcado por la violencia extrema y la creatividad e inventivas entregadas a la tarea de encontrar nuevas formas de matar, no podía terminar en paz. Por eso el salvaje teniente d'Aulnay-Pradelle da la orden de lanzar un asalto final sobre las trincheras alemanas que terminará con los soldados Albert Maillard y Éduard Péricourt convaleciendo en el hospital.
Así se configura la introducción y la presentación de estos tres personajes que volverán a cruzarse en la Francia de la inmediata posguerra y en medio de una empresa criminal, mientras intentan pasar a la vida civil aún cargando con la experiencia de la guerra.
"Se obliga a respirar de forma entrecortada. Aparta los codos unos centímetros y consigue estirar un poco los pies, lo que amontona la tierra en el otro lado. Con infinita precaución, luchando contra el pánico, intenta volver la cara pare respirar. Al instante, un bloque de tierra cede, como una burbuja que estalla. Con un movimiento relejo, sus músculos se tensan y su cuerpo se encoge. Pero no pasa nada más", describe Lemaitre el entierro vivo de un soldado francés.
"El grano de arena", de Christoph Poschenrieder
Christoph Poschenrieder es un escritor alemán nacido en Boston, Estados Unidos, en 1964, que trabaja también como periodista en Múnich y se ha dedicado en los últimos años a la escritura literaria.
Su novela "Das Sandkorn", (El grano de arena) fue publicada en 2014, durante el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, por la editorial alemana Diogenes y fue finalista del prestigioso Premio Alemán del Libro (que en su edición de este año incluyó a la argentina María Cecilia Barbetta).
La historia se inicia en 1914, poco después del estallido del conflicto el 28 de julio, cuando el historiador de arte Jacob Tolmeyn atrae la atención de las autoridades por un misterioso comportamiento: camina por las calles de Berlín desperdigando arena traída del sur de Italia.
Poschenrieder hacen cambiar el punto de vista desde Tolmeyn, quien teme en todo momento ser perseguido por su homosexualidad, al del agente de policía que investiga su caso, e inserta también varios capítulos retrospectivos para mostrar lo que ocurrió verdaderamente en Italia, en una acción que llega hasta la tumultuosa década del 1920, cuando Alemania vive la hiperinflación, el desempleo, el peso de las compensaciones económicas por la guerra y el conflicto en las calles entre comunistas y fascistas.
SEGUÍ LEYENDO: