En el lenguaje, el signo de interrogación tiene un valor enorme. No sólo porque aporta una serifa ondeada sobre el punto —un detalle tímidamente bello en el amontonamiento de letras—, sino también porque propone una duda, una ironía, una interpelación. Rompe con la seriedad.
"¿Las mujeres tienen que desnudarse para entrar al MET?", por ejemplo.
Esa pregunta, en un póster enorme de letras negras y en inglés sobre fondo amarillo, incomoda o, al menos, descoloca a todos aquellos que que permanecen serios y solemnes. Es lo que primero se lee al ingresar a la exposición Guerrilla Girls: El arte del mal comportamiento, una retrospectiva de los treinta años que lleva el colectivo de mujeres anónimas Guerrilla Girls y que inaugurará este sábado en la Usina del Arte en el marco de la 15° edición de la Noche de los Museos.
La pregunta ahora es: ¿quiénes son estas chicas?
Fue en 1984, en Nueva York, cuando hicieron su primera aparición. Cuatro mujeres con máscaras de simios se manifestaban en la puerta del MOMA mientras, adentro, se exponía una muestra de arte con 169 artistas. ¿Cuál era el problema? Sólo 13 eran mujeres. La protesta remarcada esta disparidad que, fuertemente naturalizada, necesitaba un shock que despierte a los dormidos. Así, su nombre empezó a sonar entre los que entendían que el arte es algo más que pararse frente a un cuadro y seguir.
"Que sea un grupo anónimo saca de discusión la figura de ellas. Lo único que podemos discutir es lo que hacen", cuentan las guías de la Usina mientras recorren junto a Infobae Cultura la muestra —todavía en construcción—, y agregan que la máscara de gorilas puede significar muchas cosas: no sólo da lugar a algo sumamente masculino como la fuerza, también recuerda una película donde Marlene Dietrich se disfrazaba de gorila. En esa época el revuelo fue enorme.
La Venus Rubia es el título del film de Josef von Sternberg y es de 1932. Luego de cantar durante ocho minutos "Hot Voodoo", la actriz alemana, que es un gorila entre bailarinas, se quita el atuendo peludo —primero los guantes, luego la máscara y finalmente el traje— y aparece con toda su belleza, los brillos, la mirada desafiante. Es un escena emblemática de la época dorada del cine hollywoodense.
"Las ventajas de ser mujeres artistas" es uno de los pósters principales, de 1988, donde salpican al público de ironía. ¿Quién puede permanecer inmutado frente a estos chistes, estos números, estas exclusiones? "Es activismo absoluto: pósters que ponen en entradas de museos, en las calles, carteles en la ruta. Un servicio público, dicen ellas. Se consideran la conciencia del arte y, aunque suene pretencioso, se refieren a la conciencia molesta. Incluso habilitan la pregunta de si esto es arte", agregan las guías.
El tema no se agota y, por ejemplo, van al mundo del cine. "Las mujeres sólo han dirigido el 7% de las películas principales de 2005. Ninguna mujer directora ha ganado jamás un Óscar. Sólo 3 han sido nominadas", se lee en otro póster.
Pero aparecen elementos que hacen del feminismo un verdadera lanza que cuestiona las bases del sistema. Por ejemplo, un póster titulado "Las ventajas de tener tu propio museo de arte", donde dan a conocer una lista de nombres y se preguntan —de nuevo la ironía inquietante— cómo un empresario puede evadir impuestos y pasar como filántropo, despedir empleados si así lo decide y manipular con total desparpajo el mercado artístico. De esta forma, la crítica feminista se expande hacia el clasismo.
En 2012, en Minneapolis, apareció un cartel de las Guerrilla Girls con un poco de justicia. Se burlaba de Michele Bachmann, la congresista que se oponía al matrimonio entre personas del mismo sexo. "Todos tenemos los mismos derechos", decía Bachman. ¿Acaso alguien puede creer algo semejante?
"Ellas hablan de una reinvención del feminismo porque no sólo hablan de la falta de equidad de género, también se refieren al racismo, que décadas atrás era mucho más fuerte, al colectivo gay… No es sólo feminismo e inclusión de mujeres. Ellas piensan en esa minorías que no están contempladas en los grandes espacios", agregan las guías de la Usina.
En diálogo con Infobae Cultura, Viviana Cantoni, subsecretaria de Gestión Cultural del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, remarca la importancia de "contar en la noche cultural más importante del año con la retrospectiva de Guerrilla Girls, un colectivo feminista que busca la igualdad de oportunidades para las mujeres en el arte". Y agrega: "Es nuestra responsabilidad visibilizar y dar más oportunidades a artistas que hasta el momento no las tuvieron".
El corpus se conforma por 33 pósters, 4 videos y 4 libros, que no son sólo sus libros, también hay otros: Andrea Giunta, Georgina Gluzman, Virginie Despentes, Chimamanda Ngozi Adichie, por ejemplo. Como es un sector de lectura, no se hallan inmóviles y resguardados en una vitrina, sino que están ahí, para la que el espectador los abra y los lea. ¿Sino para qué sirve un libro?
La pregunta, y la ironía que se desata, —sobran preguntas en la retrospectiva de las Guerrilla Girls— es la forma que encuentra el lenguaje para interpelarnos. Una pausa silenciosa que nos hace un primer plano y nos obliga a reflexionar. Es también una forma de no paralizarse frente a la injusticia.
Donna Haraway, en su libro Manifiesto Cyborg de 1983, propuso reivindicar la ironía. "La ironía se ocupa de las contradicciones que, incluso dialécticamente, no dan lugar a totalidades mayores, se ocupa de la tensión inherente a mantener juntas cosas incompatibles, consideradas necesarias y verdaderas. La ironía trata del humor y de la seriedad. Es también una estrategia retórica y un método político", escribió.
Ahora, acá, en la Usina, rodeado de tantos pósters inquietantes, los signos de pregunta parecen guadañas que cortan las cabezas de quienes no se permiten la ironía, de quienes no se permiten reflexionar. En el momento menos pensado y sin que nadie se entere, giran sobre el punto que los sostiene y buscan cuellos indefensos.
El miedo paraliza. La ironía no.
Guerrilla Girls: El arte del mal comportamiento
Inaugura el sábado 10 de noviembre
Usina del Arte
Agustín R. Caffarena 1 – CABA
Toda la información, acá
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