#TeatroEnInfobae: "Carne y hueso", la original obra del under que toma el espacio público

La propuesta performática coral, dirigida por Juan Coulasso, transcurre a plena luz del día a través de un recorrido por Espacio Roseti en el que se interactúa con el público para luego salir a las calles del barrio de Chacarita

"Espere aquí por favor, en breve será atendido" reza un cartel en el 722 de la calle Roseti, a contadas cuadras del Cementerio y la terminal de Chacarita. Es así que los sábados, minutos antes de las tres de la tarde, unas veinte personas rodean la puerta roja del Espacio Cultural, aguardando a que den sala para Carne y hueso. La octava puesta performática de Juan Coulasso juega al máximo el dispositivo espacial: ¿su objetivo? sacar al teatro del teatro.

Esta obra es una continuación del Laboratorio de Creación Bilateral entre escritura y performance escénica que dictó Coulasso junto a Juan Sklar (El Cuaderno Azul) el pasado 2017. Los catorce que hacen sábado a sábado Carne y Hueso asienten al referirse al Roseti como la cuna y el centro de sus textos dramáticos.

El equipo completo de Carne y hueso

"La obra empieza entre los espectadores que no se conocen" asegura Federico Pereyra, quien en piel de intérprete cobra entrada y acompaña al grupo en su recorrido por los distintos ambientes: la obra encuentra su escenografía en pasillos, el patio, la barra, un baño, la terraza, la calle, y claro, la sala. Impera en todos estos lugares la dislocación de los espacios predeterminados para los performers y los espectadores: el límite entre butacas y escenario se desdibujan.

-¿El trabajo del Laboratorio se hizo pensando en que esto se convertiría en una obra? Los monólogos tienen unidad aunque fueron producidos bajo distintas consignas.

– Todos los textos fueron escritos a partir de una serie de ejercicios en el espacio público. Hacíamos salidas al barrio durante dos horas y no podíamos hablar con nadie, solo escribir. Se produjeron varios textos fuertes que nos atravesaron bastante y hubo algo de eso que le terminó dando una lógica de entramado. Fue un desafío durante los ensayos de la obra empezar a unificar esos textos. Hay uno que está completamente escrito una vez ya puesta la obra, los otros ocho textos fueron escritos en el período de 2017. Así que sí, hay un trabajo muy fuerte de puesta en escena que hicimos para cohesionar todos los textos dentro de un mismo universo.

Quizás decir que los textos refieren a sensaciones comunes. Son historias cotidianas, refieren a experiencias ordinarias vividas pero están tratadas con mucha intensidad. Hay una particularidad de Carne y hueso y es que las sensaciones y pensamientos de estos personajes son propios de esta época y de este momento histórico que estamos atravesando. La posibilidad de empatizar con estos personajes es muy grande. Personas o personajes, no sabemos qué son. Lo que vemos es que nos reciben en sus distintos espacios y nos invitan a escucharlos. La experiencia es para muy poca gente (veinte personas) y la escucha se produce de manera muy natural y muy contundente.

En el tramo final, la obra se fuga del espacio íntimo y pasa al espacio público, como si la obra se escapase de esa intimidad tan adentro del pensamiento de una persona, o de la naturaleza o la sensación de una persona; y pasara al barrio. Toma el barrio, al espacio público, como protagonista.

Juan Coulasso: “Una premisa de trabajo: sacar al teatro del teatro.”
La obra puede llevarse a cabo porque el espacio habilita un tipo de obra así.

"Hubo un ejercicio que fue semilla de la obra, casi al final del taller, en el que se nos propuso elegir un espacio de todo Roseti – incluso, también, del espacio público – para quedarnos y contar nuestra historia a los demás. Fue donde empezamos a ser parte de lo que otro contaba. Ese ejercicio fue clave para que la obra se geste, ahí está la carne y el hueso de todo esto. En ese momento habíamos hablado la posibilidad de girar la obra y que pudiera transcurrir en cualquier espacio. Si bien la podríamos hacer en otros lugares Roseti fue la cuna", comentó .

Y agregó: "Fue el taller de cruza que nos minó a todos y a todas y hay algo de cómo se conformó el grupo y cómo tomó posesión del espacio y los rincones que se empezaron a abrir. Podría ser que adentro de esa lógica de que pareciese que estos intérpretes te invitan a su casa".

"Ese ejercicio me parece que fue clave y tiene que ver con abrir la puerta de Roseti. Abrir la puerta para que entren y para poder salir, como habitar la calle, adueñarnos. También hubo algo del contexto que sucedió durante – o sea, cuando habitamos el laboratorio, también, en esos tiempos salíamos mucho a la calle – o sea hubo algo del contexto social cultural que se metió en los textos, que se metió en nuestras historias".

Leticia Coronel. (Crédito: Cecilia Almeida)

Tanto Coulasso como Nadia Lozano, Leticia Coronel y Romina Trigo – parte del cuerpo de interpretes y asistentas de Carne y Hueso – forman parte del equipo docente que imparte talleres de actuación en la sala de Roseti. "Quizás el espacio que menos se usa es la sala en sí misma. Se usa toda la periferia de la sala, pero no la sala como sala, el escenario como escenario. Y ésto si fue una premisa de trabajo: Poder sacar al teatro del teatro, justamente, y sacar al espectador del espectador y sacar al intérprete del intérprete y ver qué pasa con ese movimiento."

-Los y las asistentes logran un trabajo visible e invisible a la vez, reconfigurando un espacio de una escena que se arma y se desarma mientras otra sucede en el ambiente próximo.

Lozano: Hay una obra detrás de la obra, una obra paralela en la que está todo milimetrado: es una coreo. No nos tienen que ver y tenemos que estar permeables y tomar decisiones con respecto a lo técnico. Carne y hueso está hecha de accidentes y eso para nosotros es lo que más va hondeándose y nos permite encontrar lugar; es una obra viva que cambia continuamente cada sábado porque no hay un escenario sino varios espacios y las performances son tan grandes que resuenan en los espectadores. Eso cambia la dinámica de armado y desarmado en vivo, es una producción que tenés que adaptar a los accidentes, que son súper bienvenidos. Los accidentes te los genera la historia de cada espectador que se pone al servicio de la obra. No es una obra cerrada, es una obra democrática. Y eso, también, lleva a que detrás tengamos que sudar bastante.

Coronel: La sorpresa es, posiblemente, una de las marcas más importantes de la búsqueda de la puesta en escena. Esta maratón, esta obra que cambia de espacio casi siete veces. Se mudan siete veces las escenografías y esos elementos simples no son tan simples. El espacio cambia verdaderamente como si de pronto en cinco minutos estás en otro lugar y cinco minutos más tarde estás en otro lugar y cinco minutos más tarde estás en otro lugar y hay algo de esa cualidad sorpresiva que la obra tiene todo el tiempo y que es uno de los hallazgos más grandes que hemos podido lograr – sobretodo en el momento en el que se conformó como totalidad. Sorprender siempre es trabajoso. Pero pasa, por suerte.

Nadia Lozano. (Crédito: Cecilia Almeida)

A diferencia de los dos últimos trabajos como director de Coulasso – Cinthia interminable, El mundo es más fuerte que yo (que se repone en Octubre en Roseti) – Carne y hueso lo encuentra como Coordinador General, continuando la referencia como docente del equipo.

– La obra en principio está producida de manera autogestiva -digo autogestiva porque autogestiva es quizás un poco más claro que independiente. Somos autogestivos, gestionamos nuestros trabajos, realizamos nuestros trabajos, inventamos nuestro teatro. Un teatro que intenta formarse más allá de la reducción de espacios públicos, presupuestos y de subsidios; nosotros queremos sobrevivir y queremos que nuestro teatro sobreviva. Tomar todo lo que tenemos: nuestros cuerpos, nuestros pensamientos, nuestras sensaciones, y eso lo ofrecemos todo.

-Una de las particularidades de Carne y hueso es limitar a veinte la cantidad de espectadores por función.

-Gracias a que tenemos nuestro propio espacio, podemos en este momento tan crítico del país darnos el lujo de producir una experiencia que ponga nuestras necesidades artísticas por encima o en paralelo de nuestra necesidad de sobrevivir. Poder realizar esta experiencia para tan poca gente, es una de las cosas más inquietantes que plantea la obra. Más allá de la eficacia comercial, hacemos esto por deseo, porque queremos llegar al público y porque nos gusta habitar este desafío. Hay muchas experiencias en el mundo como éstas, sólo que en otros países los Ministerios de Cultura ayudan a financiarlas. Acá el dinero nunca alcanza pero la sed creadora sigue siendo infinita.

La escena roja. (Crédito: Santiago Saferstein)

*Carne y hueso
Sábados, 15 horas.
ESPACIO ROSETI
Roseti 722 – CABA
Entrada $150 – únicamente reservando por Alternativa Teatral.

Intérpretes y textos: Federico Pereyra, Guadalupe Moreno, José Fogwill, Juan Manuel Rodríguez, Leticia Coronel, Luciana Schmit, Nadia Lozano, Rosario Andía y Yael Lazzari
Entrenamiento vocal: Victoria Roland
Diseño de iluminación: Valeria Junquera y José Binetti
Diseño de escenografía: Adriana Baldani
Asesoramiento en vestuario: Uriel Cistaro
Fotos: Cecilia Almeida Saquieres y Catu Hardoy
Diseño gráfico: Juan Manuel Rodríguez y Nadia Lozano
Asistentes de dirección y escena: Romina Trigo, Rafael Escalante y Malena Guinsburg
Coordinación general: Juan Coulasso
Agradeciientos: Hiroaki Adachi, Mauro Contreras, Guillermo Vélez, Lucas Cardozo, Bernardita Epelbaum, Ernesto Amstein, Marina Otero y Bayonesa.

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