Soy de lecturas superpuestas. Es decir, leo varias cosas a la vez. En estos días el libro que llevo en mis viajes es Devoción, de Patti Smith. Pienso en un fragmento de este libro en el que cuenta que estando en un hotel, en medio de la noche, se despierta y mira la televisión, que había quedado prendida, y ve la imagen de una patinadora rusa. Esa imagen la conmueve. A la mañana siguiente, va a desayunar a un bar, y cuando le traen el desayuno piensa "Los huevos son perfectamente redondos, la loncha de jamón también redonda. Me maravillo de cómo se manifiesta la genialidad, tanto en un plato de huevos fritos como en una pista de patinaje."
Cuento esto porque me encantó la historia. Hay algo con el entrenamiento de la mirada y con dejarse sorprender por lo bello. Estoy convencida que en la lectura se ensanchan las posibilidades de sentir, de escuchar, de mirar. Y a eso apuesta esta selección. Van a encontrar libros de divulgación, poesía, cuentos, historias testimoniales. La idea es brindar posibilidades para abrirnos a experiencias estéticas, tan necesarias para habitar amorosa y críticamente el mundo que nos toca.
Dos con música y mucho color
Firmamento. DúoKarma, este libro disco tiene canciones escritas Fito Hernández y Xóchitl Galán. Ilustraciones de Xóchitl Galán. Buenos Aires, 2018.
Juntos son dinamita podría ser el título de este dúo. Suenan con su cadencia cubana, nos transportan al Caribe y escucharlos, leerlos, mirar sus producciones gráficas, fílmicas, se vuelve una experiencia hermosa. Estos creadores integrales escriben, componen, diseñan, cantan, tocan. Y Xóchitl también dibuja. Cuenta que lo hace digitalmente, con un pad y un lápiz. Los colores y las líneas van armando texturas y tramas. El disco abre la ventana e invita a bailar, a cantar, a pensar, a leer, a dibujar. Un placer volar a este firmamento de la mano del Dúo Karma.
"Apaga la compu, la tele y abre la ventana.
Que no hay pantalla más verdadera y más sana.
¿Cuál es la ruta de las ballenas?
¿Por qué un iglú no se descongela?
¿Cómo es que un esquimal puede aguantar el frío polar? Seguramente tiene un buen plan: Una sopa de mandioca, cuatro medias y unas botas, el abrazo de una foca, un fueguito calentico, y a dormir como marmota bajo la Aurora Boreal."
Distintos ritmos caribeños, y la sorpresa de que uno de los temas cuenta, además, con la voz de Silvio Rodríguez en el tema que le da nombre a este libro disco.
Este dúo comparte el escenario y la vida. Creaciones, proyectos artísticos conjuntos, y movimiento constante que, según cuentan, tienen que ver con que andan viajando por todo el mundocon el corazón repartido entre sus dos hogares amados: Cuba y Argentina.
El libro disco incluye además un apartado al que llamaron: "Para despejar la noche". Un glosario que nos invita a saber más sobre algunos términos que aparecen a lo largo del libro y sirve para enterarnos, por ejemplo, que "majagua" es un "árbol cubano de madera verdosa con flores vistosas de abundante néctar." Un libro-disco para compartir a todas las edades.
Y si quieren ir a escucharlos, pueden hacerlo el domingo 23 de septiembre, ya que incluyeron una nueva función, en Caras y caretas 2037, a las 16 hs. Sarmiento 2037, CABA.
Canticuénticos en papel, ¿Por qué, por qué?, textos de Ruth Hillar y Sebastián Cúneo. Ilustraciones de Estrellita Caracol. Santa Fé: Gonzalo Adrián Camelé, 2018.
¿Por qué, por qué
te vas temprano y tarde volvés?
¿Por qué, por qué
brillan tus ojos cuando me ves?
¿Por qué algunos chicos trabajan?
¿Por qué si el trabajo es cosa de grandes?
¿Por qué siempre hay alguien que manda?
¿Por qué el tiempo anda sólo hacia adelante?
¿Por qué va tan lenta la vida?
¿Por qué duran poco los mejores sueños?
¿Por qué cuando alargo la vista
se alarga la lista de lo que no entiendo?
A partir del consabido "¿por qué?", tan celebradamente recurrente en las bocas pequeñas, este libro es una invitación que inspira a preguntar y preguntarnos, a cantar, a bailar, a mirar. Ni bien abrimos el libro nos enteramos de que ¿Por qué, por qué? es un huayno. Ruth Hillar cuenta en una entrevista: "Nos creemos parte de esta Sudamérica que es grande y que tiene muchos vínculos culturales y políticos. Por ese lado va nuestra búsqueda de ritmos".
Una belleza la síntesis de este nuevo Canticuénticos en papel. El trabajo en collage de Estrellita Caracol tanto en la ilustración como en el diseño es impecable. Legibilidad, ritmo, paletas que maravillan. Cuenta Estrellita: "Lo que me gusta muchísimo de mis destinatarios pequeños, sobre todo de los que son tan pequeños que todavía no leen letras, es que leen los libros a través de las ilustraciones. Leer imágenes también es leer. Me gusta pensar que el arte puede ser un espacio de encuentro, de resistencia, de potenciar la sensibilidad, la libertad. Y el collage es el lenguaje que me sale naturalmente."
El libro incluye, además, la posibilidad de acceder al video a través de un código QR. Para bailar y contar con los más pequeños y pequeñas, y no tanto. Y si se quedan con ganas de seguir cantando y leyendo pueden buscar también El monstruo de la laguna, El mamboretá y Noni-noni.
Seguimos preguntándonos, en general, pero también en particular
¿Por qué nos preguntamos cosas?, escrito por Victoria Pérez Escrivá, ilustrado por Javier Zabala. Barcelona: Thule, 2013.
El primer poema de este libro es certero y nos pone de frente con una mirada interesante sobre la infancia.
Por qué nos preguntamos cosas
Las preguntas nos recuerdan
que no lo sabemos todo,
que una parte de nosotros
siempre será un misterio.
Sin las preguntas
no sabríamos esto
y seríamos idiotas.
Porque un idiota
no es el que no sabe nada
sino el que se cree que lo sabe todo.
La filosofía y la poesía van juntos en este libro en el que las preguntas más disparatadas abren el juego. Son 34 poemas. Humor, ternura, la imaginación, la sorpresa, el pensamiento mágico. Son disruptivas de lo que "se espera" y nos pasea entre la razón y el disparate, aunque a veces no podríamos decir con certeza cuál es cuál. ¿Por qué los perros no saben contar hasta diez?, ¿Por qué las cosas pequeñas siempre se pierden?, ¿Por qué los calcetines están tristes?, ¿Por qué se parecen la vaca y el caracol?, ¿Por qué las olas van y vienen?, ¿Por qué las hormigas negras son negras? ¿Por qué las cebras tienen rayas?, ¿Por qué la lluvia cae del cielo? Son algunos de los títulos de estos poemas.
El universo de las preguntas, visitado una y otra vez por niños y niñas se hace libro y en ese ir y venir entre preguntas y posibles respuestas se arma un juego que dan ganas de jugar. La poesía y la filosofía se unen, las respuestas juegan con lo sencillo, lo disparatado, lo insólito. Las preguntas pueden no tener respuestas o tener muchas, pero siempre abren puertas y nos dan ganas de seguir mirando y preguntando. Preguntamos desde que empezamos a hablar, quiénes somos, qué es lo que nos rodea, por qué suceden las cosas que suceden y ojalá nunca dejemos de hacerlo.
Las ilustraciones de Javier Zabala hacen un contrapunto con el texto, cargadas de humor, expresión y ternura.
"Las hormigas negras
son negras por algo inexplicable.
Y aunque tú te pintes la cara de negro,
nunca,
nunca,
nunca
parecerás una hormiga."
Recomendadísimo.
¿Querés saber cómo funcionan las máquinas que vuelan? Escrito por Gabriela Baby y Fernando Simonotti. Ilustrado por Pablo F. Pérez. Buenos Aires: Eudeba, 2017. (Colección Querés Saber)
Si de preguntas se trata, la colección Querés saber, dirigida por Paula Bombara, es ideal: "Te gustaría saber un poco más sobre lo que te rodea? ¿Te preguntas por qué las cosas son como son? ¿Buscás explicaciones y no las encontrás? La colección Querés saber está pensada para que personas curiosas como vos encuentren respuestas en cada libro."
De las muchas preguntas que invitamos a hacer / hacernos con niños y niñas, algunas tienen un sinfín de respuestas –o ninguna- y otras son una pregunta que invita a conocer el mundo, el funcionamiento del mundo.
"Miramos hacia arriba un día despejado y vemos barriletes y aviones navegando el cielo. Sin embargo, si tiramos una pelota o cualquier objeto hacia arriba, cae, no se queda suspendido en el aire. Si damos un salto, damos eso: apenas un salto. Todo lo que sube baja. Todo lo que tiene un PESO pesa. Entonces, los artefactos que vuelan ¿cómo hacen para volar?"
Así comienza este libro que propone un recorrido por el funcionamiento y la historia de las máquinas que vuelan. Pero hay más, hay toda una idea interesante en esta colección, que es el lugar de la ilustración. Las ilustraciones arman un diálogo paralelo con la información, van contando una historia. La historia de las máquinas que vuelan, pero también la de los chicos que van leyendo junto con los lectores y se van metiendo, de algún modo, en cada página. Y prueban algunas de las posibilidades de funcionamiento.
Me gusta está propuesta de búsqueda de explicaciones. Y los apartados con datos, que nos permiten conocer el principio de Bernoulli, el principio de flotación, la fuerza de sustentación, lo que sucede con las aspas de un helicóptero y algunas ideas de Isaac Newton, que se suceden a lo largo de todo el libro. Y las ilustraciones de Pérez juegan con el texto, en un balanceo que invita al lector a sumergirse, o mejor dicho a volar, con la historia. A mirar, a dar vuelta el libro, a ir y a volver para ver el cohete entero. La doble página ya no es solo la doble página, porque a veces el todo se arma entre dos dobles páginas. La apuesta al lector, que lea o escuche la lectura, pero también a que construya y recorra a partir de las imágenes.
Un libro que a pensar sobre un tema, a enfocar e ir profundo. Una propuesta interesante para los que tengan ganas muchas ganas de saber, y también una invitación a leer libros informativos, que muchas veces son la puerta de entrada a la lectura. Recomendado para personas valientes que leen solas y también para lecturas compartidas.
Dos de guerra, o del arte de decir lo indecible
Como una guerra, escrito por Andrés Sobico, ilustrado por Paula Adamo. Buenos Aires: Del eclipse, 2012.
"Me dijo que había humo y niebla por todos lados, que no se veía nada."
Como una guerra, ¿cómo es una guerra? ¿Cómo contar sobre la guerra? Me gustan los libros que se meten en una historia particular y mientras la cuentan están contando una historia de todo un colectivo. Eso pasa en Como una guerra. Este libro álbum que empieza en la tapa y en la solapa de inicio, ahí, antes de la portadilla, aparece en las biografías del escritor y de la ilustradora las edades que tenían en el 82. Y entonces ya estamos en Malvinas desde ese momento.
Ese dato ya nos pone en conversación. Los collages de Paula, papeles, soldaditos de plomo, pero de plástico, soldaditos empuñando un arma dibujados a lápiz, gran carga poética, un juego con la yuxtaposición de papeles, transparencias, opacidades, liviandad y peso, algunos trazos y las palabras precisas –y también poéticas- de Sobico, conmueven y cuentan. ¿Cómo cuenta un niño que le contaron la guerra?
Cándido. Pintor de la guerra infame, escrito por Didi Grau, ilustrado por Nicolás Arispe. Buenos Aires: Calibroscopio, 2018. (Colección Pinta tu aldea)
"Al presentarme como soldado voluntario en defensa de mi Patria en una guerra nacional, me propuse también servirle como historiador con el pincel", le contaba López a Bartolomé Mitre en una carta que le envío en junio de 1887.
Esta doble mirada, también se da cuando nos metemos en la historia de su vida, contada y dibujada, ilustrada, con el trazo certero de Nicolás Arispe.
Walter Binder, el editor, cuenta un dato curioso sobre el día del niño, que se celebra por sugerencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para que se recuerden y se tengan en cuenta los derechos de niños y niñas. Esa fecha varía en cada país por cuestiones netamente comerciales, pero en Paraguay pasa otra cosa. Es siempre el 16 de agosto, fecha de la Batalla de Acosta Ñú, casi al final de la Guerra de la Triple Alianza. Batalla que, cuentan, duró 8 horas y en la que murieron 3200 paraguayos, en su mayoría niños, niños con disfraz de soldado.
Los climas de sus cielos, sus paisajes, la guerra en su cotidianidad, las carpas, el fuego, la ropa lavándose en el río –y mucho más- mostraba Cándido con sus registros. Una suerte de fotógrafo a mano, que conto pincelada a pincelada la triste realidad de la guerra infame.
"Cándido López, protagonista de este libro, lo fue también de la guerra de infame. Primero entre las tropas argentinas, después, cuando toda esa tragedia se metió con su cuerpo, reemplazando el arma que daña por el lápiz y el pincel. Así nos dejó su potente obra (como más tarde lo hizo Picasso con su Guernica) como un conmovedor grito silencioso que es testimonio de lo que por tantos años se ocultó."
Palabras e imágenes entrelazadas que cuentan la historia. Este libro en particular, y esta colección en general, propone un cruce de miradas que me hace pensar en un fragmento del poema de Juarroz, "Una red de mirada/ mantiene unido al mundo/ no lo deja caerse."
Dos de animales imaginarios
Roland, escrito por Nelly Stéphane, ilustrado por André François, traducido por Mariana Saúl. Buenos Aires: Niño editor, 2018.
Una joya de la mano de Niño editor nos advierte en su página: "Nos gusta jugar con el tiempo. Descubrir historias que cuestionan la noción de lo nuevo. Nos atrae lo universal, lo que no tiene borde ni dogma. Nos gusta lo que vibra, lo que no se explica, lo que es. Y se siente." Y nosotros los lectores lo celebramos. Edición original: Francia, 1958.
La historia de un niño que hace ¡crac! y ese crac es un conjuro poderoso que convierte en realidad todo lo que Roland dibuja. Con unas ilustraciones pregnantes, con trazos expresivos, a dos colores, cargadas de sentido para dar cuerpo a esta cuento que nace en 1958. Me encanta esta apuesta de Niño. Traer una novedad de 60 años que nos lleva a todos "al otro lado del espejo".
Crac, y aparecen animales imaginarios. Un crac que permite dar pelea a lo que al protagonista no le gusta, o le produce tedio, o susto, o molestia y le permite lidiar con los adultos que tiene que alrededor. Con solo decir crac, los animales más sorprendentes se hacen realidad. Roland hace aparecer, por ejemplo, un tigre en la mitad de la clase, ese es su modo de transitar la vida, construyendo universos imaginarios que conviven y se mezclan con su vida.
Nelly Stéphane, escritora francesa escribió esta historia y André François, diseñador e ilustrador, también francés, crearon juntos esta joya donde la posibilidad de crear y la infancia son protagonistas. Recomendadísimo para lectores niños con ganas de leer solos o en compañía.
El perro que Nino no tenía. Escrito por Anton Van Hertbruggen, ilustrado por Edward van de Vendel, traducido por Micaela van Muylem. Buenos Aires: Limonero, 2018.
"Nino tenía un perro que no tenía." Con esta frase comienza la historia. Este libro en formato grande nos invita de lleno a empezar por afirmar lo que niega. "Cuando Nino iba a la laguna, el perro que no tenía se apuraba a tirarse al agua." Hasta que a Nino le regalan un perro de verdad.
Muy interesante el universo que proponen las ilustraciones. Desde el trazo más sutil a la pincelada vibrante. Lo que el personaje imagina, lo que vive, todo furiosamente entreverado. Una paleta cargada de claroscuros. Un libro para leer muchas veces, para ir y volver. Un libro que propone conocer la historia de Nino, que oscila entre oscuridad y luz, una historia que se complejiza en cada página. La historia va en varios planos. ¿Cuál es la realidad? Ese es el corazón de la historia. Los adultos que dan miedo, los que están presentes, lo que no están. La vorágine cotidiana y como la ve, como la imagina, Nino.
Tanto Roland como en El perro que Nino no tenía, me remiten a la anécdota que cuenta Graciela Montes a partir de la pregunta que le hace una niña que estuvo escuchando y creando en su sala de jardín historias a partir de Había una vez una cáscara de nuez… Esa cáscara de nuez se fue llenando de cosas que iban diciendo los chicos. Pero al terminar, la nena preguntó: "¿Y donde se consiguen de esas nuez?" Una pregunta que dispara en Graciela la reflexión: "(esa pregunta) Me colocaba de golpe y con toda sencillez en el centro de la cuestión de la ficción y las excursiones a la ficción, ese delicado proceso por el que se aprende a entrar y a salir de los mundos imaginarios."
Dos recién llegados
¿Tiene un libro de brujas? Y otros cuentos, escrito por Adriana Fernández, ilustrado por Leo Frino. Comunicarte: Córdoba, 2018. (Colección Luz verde para leer)
¿Se imaginan convivir con una bruja que se escapó de un libro de cuentos y a la que nada le viene bien? Eso le pasa a la nena de la primera historia de este libro. Resulta que cuando la mamá fue a la librería a satisfacer el pedido que parecía simple, el de "un libro de brujas", pero no había y entonces, la madre, cargada y con todo su día a cuestas, piensa: está bien, le llevo una bruja de verdad. Y no fue lo mismo, claro que no.
"-Ma, mamá, mamitaaaaa, ¿me trajiste el libro que te pedí? Eh, ¿me lo trajiste, ma, mamá, mamitaaaaa? El libro de las brujas, ¿te acordás, ma, mamá, mamitaaaaa?¿Me lo trajiste? ¿Eh…?"
¿Les suena esta pregunta? En estos cuentos, los adultos y adultas que aparecen se parecen mucho a los de carne y hueso, padres y madres a los que le pasan cosas. A los chicos protagonistas también. En el segundo cuento hay un chico y hay un perro. Un perro que primero llega y después se pierde. Y lo interesante es la historia que hay detrás de Centeno, que es el nombre del perro en cuestión. Y los patos, porque también hay un cuento de patos, son especiales y viven una historia de amor en plena Bahía de San Borombón.
La autora, Adriana Fernández, además de escribir es editora de libros.
Recomendado para lectores independientes a partir de los 8 años.
El e-fancine de las máquinas, de Natalia Méndez. Buenos Aires, Dábale arroz: 2018.
Ame este e-fancine. Debo decir que disfruto los gifs que hace Natalia Méndez en las redes. Y los comparto con los niños y niñas cercanos. Pero esta idea, de que Dábale arroz, una editorial que hace libros artesanales genere un libro artesanal que combina el plegado, la impresión y el corte con cúter con la posibilidad, mágica por cierto, de los códigos QR, y que en esa lectura pase algo me parece una experiencia interesante para compartir con los más chicos. Del papel a la pantalla y de la pantalla al papel, puede ser un vínculo que invite a disfrutar historias pero también acercar lectores de imagen al papel.
En su blog dicen: "Para nosotros esto es un descanso de los libros industriales a los que dedicamos buena parte del tiempo. Queremos hacer objetos lindos que además se puedan leer." Debo decir que lo logran.
Termino esta selección de novedades –y no tanto- en la semana que le dieron a la gran Graciela Montes el premio SM Literatura infantil y juvenil a la trayectoria. Entonces pienso en la ficción, en su invitación a buscar indicios y a construir sentidos. Entonces pienso que ojalá estos libros sean las miguitas para seguir andando y seguir encontrando emoción estética, incluso, y por qué no, como dijo Patti Smith, en un huevo frito.
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